La sal en la dieta infantil

No son cifras que deban tomarse a la ligera ya que según datos del ministerio de Sanidad este consumo exagerado está asociado al 45% de los infartos y el 50% de ictus en nuestro país, además de favorecer o provocar hipertensión. En España, los principales alimentos que aportan sal a nuestra dieta son los quesos, el embutido, el pan y los platos preparados. En los niños, además de los citados, los alimentos precocinados tipo pizzas y hamburguesas, los aperitivos salados como las patatas chips, los ganchitos…, las galletas, los cereales de desayuno y la bollería industrial son los alimentos que más aportan a su dieta.
- ¿Qué consecuencias puede provocar en los niños?
- ¿Qué cantidad es mucha?
- ¿Qué estrategias se pueden seguir?
¿Qué consecuencias puede provocar en los niños un consumo elevado de sal?
Un consumo excesivo está asociado al 45% de los infartos y el 50% de ictus en nuestro país.
No es habitual que los niños presenten hipertensión, pero los estudios del Instituto de Medicina Preventiva de Wolfson (Londres) revelan que disminuir el consumo de sal en la edad infantil previene la hipertensión en la edad adulta.
Además, otros estudios de la Universidad de Londres, publicados en la revista Hypertension, afirman que cuanta más sal hay en la dieta de los niños, mayor tendencia hay a tomar bebidas azucaradas, provocando mayor sobrepeso y obesidad infantil.
¿Qué cantidad es mucha?
La cantidad recomendada según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son 5 gramos al día (1 cucharadita), e incluso se recomienda que los niños entre dos y cinco años consuman incluso una menor cantidad, adaptándola a sus necesidades energéticas. Para niños menores de dos años, no es necesario incluir esta sustancia en las preparaciones, ya que los alimentos naturales le aportan la cantidad necesaria.
Algunas campañas para disminuir el consumo de sal entre los niños aconsejan que el consumo máximo diario debería ser de 3 gramos para niños de seis años y de 5 gramos para niños de diez.
Nueve de cada diez españoles toman el doble del máximo recomendado.
¿Qué estrategias se pueden seguir?
Las estrategias que pueden adoptar las familias para reducir el consumo de sal pueden ser:
- Leer las etiquetas de los productos cuando se compran alimentos procesados para comprobar la concentración de sal, escogiendo aquellos que aportan menor cantidad.
- Se considera que un alimento tiene mucha sal si es igual o mayor a 1,25 g /100 g de alimento.
- Se considera que un alimento tiene poca sal si tiene 0,25 g (o menos) / 100 g de alimento.
- En el caso de que la etiqueta indique la cantidad de sodio, debe multiplicarse la cifra de sodio por 2,5.
- No presentar los saleros en la mesa y evitar las salsas refrigeradas o precocinadas.
- Limitar la cantidad que se añade al cocinar lo alimentos, añadiendo como máximo 5 gramos al día.
- Limitar aquellos alimentos con elevado contenido en sal.
- Educar el paladar de los niños.