Deporte y estado de ánimo

29 Oct 2012
lombrices intestinales

Está claro, pues, que sea cual sea la razón para activarse, existe una relación directa entre estar bien física y mentalmente. Esta relación tiene una explicación química asociada a una reacción que tiene lugar en nuestro organismo. La palabra endorfina es para muchos conocida ya que se utiliza en diversos ámbitos, entre ellos el ejercicio, pero ¿qué son las endorfinas?

Se trata de unas hormonas que segrega nuestro organismo en determinadas circunstancias, por ejemplo cuando nos hacemos un masaje, comemos chocolate o al realizar ejercicio físico. ¿Qué tienen en común estos actos tan diversos? Pues básicamente la sensación de bienestar y placer que obtenemos de y con ellos. Las endorfinas actúan directamente sobre unos receptores situados en nuestro cerebro que se encargan de obtener la sensación de placer. Existen estudios realizados muy recientemente que valoraron y estudiaron los niveles de endorfinas en varios atletas antes y después de correr. En este caso se trataba de conocer si existía a nivel fisiológico lo que se conoce como la euforia del corredor. La conclusión a la que llegaron fue que ciertamente hay áreas del cerebro asociadas al bienestar que se ven estimuladas por la producción de las endorfinas tras dos horas de carrera, por lo que el mito de la existencia del denominado Runners high o euforia del corredor ha pasado a ser una realidad.

Esta realidad puede aplicarse también en otros aspectos donde el deporte y el estado anímico están enlazados. La socialización es un concepto que ha ido ganando importancia en los últimos años. Para alguien que tiene una vida social más bien pobre acudir a un centro deportivo o formar parte de un grupo de personas que dedican su tiempo al ejercicio es más que beneficioso. Se comparten experiencias y momentos además de conocer a gente. Esto es válido para todos los grupos de edad, para el adolescente al que le cuesta integrarse en grupos encontrar a personas de su edad que se lo pasan bien realizando una actividad común ofrece una oportunidad excelente para sentirse parte de algo y aumentar así la confianza en sí mismo. Para el adulto que pasa momentos difíciles por su trabajo, por una separación... o para mayores que pierden a su pareja con la que han compartido más de la mitad de su vida hacer deporte puede ser la manera de establecer nexos de unión con personas fuera de su círculo habitual y conseguir así ver la situación desde otro prisma y mejorar su estado anímico.

Existe una parte que algunos pueden llegar a considerar más superficial pero que muchos de los adeptos que tiene hacer ejercicio la suscriben, la mejora del aspecto físico. Verse bien por fuera no es solo lo que buscan muchos al correr, pedalear... sino que el cambio que se experimenta por fuera es una inyección enorme para su autoestima y la seguridad en uno mismo que no siempre se tiene. El esfuerzo realizado para llegar a conseguir el objetivo establecido es ya una victoria para quien se lo plantea, pero si este objetivo se consigue la victoria es aun mayor. Así pues, ¿quién no estaría por las nubes?

Desde el punto de vista médico existen en la literatura científica algunos estudios que correlacionan el efecto que puede tener la práctica de actividad física en personas depresivas. Incluso algunos facultativos han llegado a afirmar que correr tres días a la semana es igual de eficaz que algunos fármacos antidepresivos. Ciertamente es una afirmación atrevida pero da idea de los beneficios que obtiene nuestra psique de la actividad física.
Difícil es no decidirse por mover el esqueleto cuando uno está de bajón así que... ¡ánimo, está en tus manos!

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