Esquí

Según los historiadores, el esquí aparece por primera vez en las montañas francesas y suizas 5.000 años atrás. Antes de convertirse en un deporte y una manera de disfrutar de la montaña, era una forma de transporte entre pueblos vecinos ya que en esa época no existían las carreteras o los caminos adecentados.
Desde entonces, el esquí ha evolucionado mucho y, actualmente, se caracteriza por ser un deporte de invierno con infinidad de seguidores y varias disciplinas o modalidades: esquí de fondo, nórdico, snowboard, modalidades más extremas fuera de pistas...
Antes de esquiar...
El esquí requiere de cierta preparación previa. Debemos prepararnos físicamente pero, sobre todo, organizar el material necesario según la modalidad elegida.
En función de la modalidad que se vaya a practicar, el material técnico, es decir, el tipo de esquí o de botas, será distinto. Sin embargo, las medidas de seguridad o el equipamiento textil serán parecidos en todos los casos.
Es básico llevar casco (tanto niños como adultos), un buen equipo textil que abrigue lo suficiente y que, a ser posible, sea técnico para que no mantenga el sudor pegado a la piel y permita transpirar al cuerpo.
Respecto al calzado, las botas son imprescindibles. Deben ir fijadas al pie y aunque no resulten cómodas tampoco debe ser algo insoportable. Para escoger correctamente las botas, la recomendación es probárselas siempre con los calcetines que se vayan a llevar y hacer algún que otro movimiento con ellas.
Otros complementos como unas buenas gafas de sol o de niebla (según la meteorología) y unos guantes también son necesarios. La nieve es uno de los elementos que aumenta más el reflejo del sol cuando los rayos dan directamente sobre su superficie por lo que las gafas son esenciales que proteja los ojos. Respecto a los guantes, son útiles no sólo para prevenir el frío directo sino para evitar cortes o heridas por la fricción de la piel sobre la nieve, generalmente a cierta velocidad.
El esquiador requiere de un buen tono muscular, sobre todo en el tronco y en las piernas, que serán básicamente su pilar. Aunque se piense que al ir cuesta abajo no se realiza un esfuerzo, es un pensamiento equivocado. Las piernas y el tronco no sólo ayudarán a mantener una posición adecuada sino que serán los que determinen la capacidad para responder antes a las exigencias de la técnica. Por ello, se recomienda tener una base previa, es decir, hacer algún otro tipo de deporte o actividad el resto del año que nos permita llegar preparados a la nueva temporada. Uno de los deportes o ejercicio que más ayuda es la natación, para tenerlo como actividad de ?cross training o entrenamiento cruzado?. Del mismo modo que el esquí, es un gran ejercicio aeróbico. Con la natación no se busca aumentar de gran modo la masa muscular sino conseguir un tono adecuado, un fondo cardiovascular correcto y un desarrollo de la coordinación global. Por otro lado, el esquiador, al estar en altura, siempre va a experimentar un nivel de oxígeno distinto al habitual por lo que la adaptación a esta circunstancia también requiere de una preparación.
Para quienes buscan en el esquí una manera de estar en forma y perder peso, este deporte de invierno también lo permite. Un esquiador se puede llegar a perder entre 185 y 400 cal/h y hasta 600 el que practica el snowboard
El esquí es un deporte ideal para practicar en familia. Empezar a practicarlo a una edad temprana es perfecto ya que los niños tienen una capacidad de ?amoldarse? y de aprender mucho mayor que en la edad adulta. Además, el esquí reporta contacto con la naturaleza que, en la actualidad, no es tarea fácil de conseguir.
Dra. Eva Ferrer Vidal-Barraquer - Especialista en Medicina del Deporte - Médico colaborador de Advance Medical