Fibromialgia y deporte

La fibromialgia es una patología reumatológica reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1992. Quien sufre esta enfermedad acude al médico por primera vez, aquejado de dolores generalizados.
¿En qué afecta la fibromialgia?
Estos suelen focalizarse en músculos, tendones y articulaciones, pero no todos los pacientes los experimentan de igual manera. Hay quien sufre dolores más específicos en una zona que en otra. Según estudios recientes llevados a cabo por científicos de la Universidad de Michigan se puede incluso llegar, además del aumento de sensibilidad al dolor, a sufrir trastornos psicológicos lo cual agrava aún más el cuadro físico establecido. Asociados a los problemas físicos aparecen también en algunos casos irritabilidad, insomnio, cefaleas, depresión. Todo ello puede llegar a ser muy limitante para la persona que lo sufre.
Causas de la fibromialgia
Sus causas son aun a día de hoy desconocidas aunque parece que puede existir una base genética que predisponga a sufrirla. Sin causas claras, el tratamiento específico tampoco existe. En la actualidad, los tratamientos son variados y no en todos los casos funcionan ni los mimos ni en las mismas dosis.
Cómo puede ayudar la actividad física
El día a día de estos pacientes es realmente complicado ya que un movimiento o esfuerzo que antes era pequeño o poco costoso se convierte en una montaña lo cual impide que se pueda desarrollar su rutina de la manera que se podría considerar normal. ¿De qué modo, pues, puede ayudar el ejercicio o la actividad fisca a mejorar su calidad de vida? Si recapitulamos y recordamos a qué niveles afecta esta patología al enfermo es evidente que la actividad física puede ayudar a todos los niveles.
Quien sale de casa y no se queda encerrado a diario entre cuatro paredes ya establece el primer paso afrontar los problemas de carácter más psicológico. El hecho de salir es ya una victoria porque se está superando aquel primer "no puedo". No es necesario salir para correr una media maratón, sino que salir a andar es, de entrada, más que suficiente. Si además ese primer paso es para ir a hacer algún otro tipo de actividad, mejor que mejor. La motivación no es fácil por lo que averiguar si hay algún grupo de personas que lo practique puede hacerlo más fácil. Salir a caminar unos 5-10 minutos diarios es una manera más que adecuada de empezar. Un aumento progresivo de unos 5 minutos más semanales hasta llegar a unos 30 minutos diarios será un gran objetivo alcanzado.
Ejercicio en el agua
Pero no todos los enfermos de fibromialgia están tan limitados. En las etapas más iniciales los dolores, aun existiendo, permiten mantener cierta calidad de vida. En estos casos ejercicios de intensidad más elevada que andar pueden ser muy positivos, aunque no nos engañemos tampoco estamos hablando de levantar pesas. Lo que se recomienda en estos casos son aquellas actividades que se desarrollan en el agua, pero ojo con la temperatura de ésta. Todos hemos experimentado la sensación de entrar en agua fría y encoger el cuerpo. Pues quien sufre de fibromialgia tiene que evitar esta sensación. El meterse en el agua ha de resultar agradable y los músculos deben de estar relajados para poder trabajarlos en las mejores condiciones. Nadar o practicar aquagym son perfectamente compatibles y recomendables, evidentemente realizándolos cada uno a su nivel. En el agua pesamos sustancialmente menos que en "seco" por lo que este medio facilita realizar movimientos que de otro modo no se podrían hacer.
Yoga y estiramientos
Aunque el agua es un medio ideal ni lo es para todo el mundo ni todo el mundo tiene la facilidad de acceder a ella, por lo que otras actividades también son muy útiles para mejorar la calidad de vida de las personas con fibromialgia. Existen varios estudios que asocian una mejora entre sintomatología y yoga o estiramientos. Sin ser ni mucho menos lo mismo el trabajo a nivel de músculos y articulaciones busca un mismo objetivo: disminuir los dolores a través de una actividad de intensidad suave. La movilidad, tanto articular como a nivel de flexibilidad, es mayor. También se establece una clara relación entre la conciencia postural y la enfermedad y eso en cierto modo es un gran logro ya que es una manera directa de facilitar y mejorar la rutina.