¿Adicción a los smartphones?

Los smartphones y las tablets están actualmente tan implantados en la dinámica diaria de las personas que conseguir que alguien los apague o no los consulte durante un tiempo puede resultar prácticamente una misión imposible. Y es que cada vez son más los que sienten la necesidad de estar la mayor parte del tiempo conectados y esperando que los demás también lo estén.
Consecuencias de la adicción a los smartphones
Si esta situación de estar tan accesibles a los demás, pendientes de llamadas, mensajes, emails, comentarios u opiniones en las redes sociales y de las últimas noticias de la actualidad, es llevada al extremo, puede ser perjudicial para el equilibrio y la salud mental de uno mismo y del entorno. Así, por ejemplo, puede originar:
- Una dispersión de la atención y dificultades para la concentración, por estar intentando compaginar todas las tareas con el uso de alguno de estos dispositivos.
- Dependencia de los demás por una necesidad de reconocimiento y aprobación mediante la conectividad con ellos. Generalmente, las personas que se hallan en esta situación tratan de responder inmediatamente los mensajes de los demás y esperan ansiosamente respuestas.
- Intento de control o de vigilancia de la vida privada de los demás, comprobando continuamente, por ejemplo, la hora de la última conexión establecida.
- Discusiones y situaciones con un elevado grado de tensión en las relaciones de parejas, por ejemplo, por no contestar un mensaje o una llamada cuando se tiene la constancia de que el otro lo ha leído.
- Sentirse desanimado por no recibir mensajes de los demás.
Ante los problemas de adicción a los smartphones, es importante tener en cuenta algunos consejos:
- La comunicación con los demás debe considerarse como un valor extra y no como el centro de la vida de las personas.
- No es equiparable ni se puede dar la misma valoración a una relación personal que a una relación virtual. La comunicación virtual no debería sustituir el encuentro personal.
- Es importante que cada persona se sienta dueña de sí misma en relación al interlocutor y al momento, siendo capaz de determinar cuándo contestar (o no) los mensajes que le llegan. Por este motivo, es primordial que cada uno sepa administrar su privacidad y su conectividad.
- Bloquear o eliminar aquellos contactos que interactúan constantemente y que no aportan nada, así como eliminar los mensajes que ya no interesan.
- Apagar el móvil y los demás dispositivos por espacios de tiempo escogidos voluntariamente y disfrutar de esos momentos.
- No permitir la invasión de los espacios íntimos o privados con determinadas demandas o informaciones de otro contexto, por ejemplo, el laboral.
- Centrarse en la actividad que se está realizando o en la conversación personal que se está manteniendo, en lugar de combinarla constantemente con los dispositivos móviles.
La superación de esta adicción o dependencia a estar conectado, indudablemente, conllevará una mejor calidad de vida.
Elena Mató - Especialista en Psicología Clínica - Psicóloga consultora de Advance Medical