Aprender a decir que no

Es posible que tengas dificultades para decir que NO si estas situaciones te resultan familiares y te sientes identificado con alguna ellas. Y es que, aunque está muy bien ser generoso, altruista y ayudar a los demás, muchas veces nos sacrificamos más de lo necesario o nos complicamos la vida por evitar dar una respuesta negativa.
- ¿Por qué nos cuesta decir que no?
- ¿Cuáles son las consecuencias de no saber decir que no?
- 7 consejos que te ayudarán a decir que NO
¿Por qué nos cuesta decir que no?
- Temor a no ser aceptado por los demás: hay quienes piensan que si se niegan a hacer favores los juzgarán como malas personas, egoístas y poco solidarias. Esta creencia errónea en personas cuya valoración y seguridad depende de la opinión que los demás tienen de ellas, estimula la necesidad de estar siempre disponible para los otros, pues cuanto más dispuestos estén para todo el mundo, mejor valoración tendrán.
- Miedo a perder a la persona: también existe la creencia de que decir que no es una forma de fallar a alguien que necesita tu ayuda. La ansiedad por imaginar la pérdida de esa persona en muchas ocasiones incita a decir “sí”, cuando deberíamos haber dicho “no” porque la petición era injusta.
- Dificultad para lidiar con sentimientos de culpabilidad: vivir de la valoración de terceras personas hace que experimentemos culpa cuando anteponemos nuestros propios intereses a los de los demás. Esta emoción dificulta la tarea de poner límites e impide que nos focalicemos en nuestro desarrollo personal.
- Evitar conflictos: la creencia de que dar una negativa a alguien puede suponer un conflicto provoca que muchas personas intenten evitarlo. Gestionar un conflicto puede resultar desagradable, pero lo cierto es que a veces son necesarios para encontrar soluciones, reinventarnos y crecer.
- Ser hiper responsable: en ocasiones nos cuesta decir que no por hacernos cargo de tareas que no tienen por qué ser nuestra responsabilidad. No saber delegar implica decir muchas veces “sí”, cuando deberíamos decir “no”.
¿Cuáles son las consecuencias de no saber decir que no?
- Bajada de autoestima: anteponer el hecho de complacer a los demás a satisfacer nuestras propias necesidades hace que nos sintamos mal con nosotros mismos, y que nuestra autoestima, poco a poco, vaya mermando.
- Abuso emocional: que los demás nos vean como personas excesivamente complacientes puede provocar que acaben abusando de nuestro sentido de la responsabilidad, demandándonos ayuda en cosas que no nos competen o incluso para las que ellos están capacitados.
- Sobrecarga: asumir responsabilidades que no nos pertenecen hace que carguemos con tareas que puede o debe hacer otra persona. Sobreimplicarnos provoca que los demás aludan su propia responsabilidad, mientras nosotros nos sobrecargamos.
- Sentimientos de soledad: cuando siempre hacemos todo los por los demás y no somos sinceros con ellos sobre lo que queremos y no queremos, terminamos por pensar que nadie nos conoce de verdad. Esa sensación genera un sentimiento de soledad interior al que acompaña una tristeza profunda.
- Sentimiento de fracaso: hacer aquello que los demás nos solicitan, en muchas ocasiones implica renunciar a nuestros deseos y aspiraciones. Este hecho provoca un sentimiento de fracaso por lo que pudo haber sido, pero no fue.
7 consejos que te ayudarán a decir que NO
En lugar de luchar para “no fallarle” a la gente, lucha para no fallarte a ti: si estás disponible para todo el mundo no podrás estarlo para ti. Lucha para aceptar que tienes derecho a priorizarte, a pensar en tus hobbies, tu trabajo y tus necesidades. Tú también eres importante.
No des una respuesta inmediatamente: cuando nos sentimos sobrepasados por la situación es mejor postergar nuestra respuesta hasta que nos sintamos más tranquilos. Di a la persona que te lo pensarás, que consultarás la agenda, que lo hablarás con tu pareja, etc.
No des explicaciones que nadie te ha pedido: si de verdad tienes claro que es una petición que no te apetece, que es injusta o que te impide priorizar lo que para ti es importante, no es necesario que mientas o des explicaciones que nadie te ha pedido, di “no” sin justificaciones.
Repite la misma frase una y otra vez: Hay personas que pueden llegar a ser muy perseverantes y que intentarán hacerte razonar para que des una respuesta afirmativa a sus peticiones. Ante este perfil di una y otra vez lo mismo y con el mismo tono de voz: “lo siento, esta vez no puede ser”.
Muestra seguridad: cuanto más convincente parezcas menos te presionarán. Si te muestras afligido, intentarán pedírtelo una y otra vez hasta ver si en algún momento tu aflicción supera tus prioridades y acabas cediendo.
No asumas la responsabilidad del malestar o bienestar ajeno: si te sientes culpable contigo mismo, piensa que es debido a que estás cambiando un valor que hasta ahora era importante en tu vida. Toda nueva habilidad, como saber decir “no”, para que nos salga de forma espontánea, requiere ser entrenada.
Se asertivo: los demás no pueden ni deben adivinar nuestros pensamientos, es nuestra responsabilidad explicarnos y hacernos entender. Muestra una actitud asertiva exponiendo tus argumentos evitando herir al otro.
Artículo de Mireia Galán
Psicóloga
Especialista en Psicología Clínica y Psicoterapeuta familiar y de pareja - Psicóloga consultora de Advance Medical
Más sobre Mireia >