Buscar la perfección no es saludable. ¡No te obsesiones con la salud!

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un estado de bienestar físico, mental y social con capacidad de funcionamiento, no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades. Pero cuando se sobrepasa el límite, la obsesión puede llegar a ser insana.
¿Qué consecuencias tiene tener obsesión por la salud?
Cultivar un buen estado de salud debería ser un objetivo perseguido universalmente. Sin embargo, cuando este deseo excede un cierto límite, determinadas actitudes pueden volverse en contra, llegando a convertirse en fuente de preocupaciones, obsesiones y sufrimiento.
Por este motivo, se debe tener muy claro que una cosa es el fomento de una vida saludable, por ejemplo, mediante el desarrollo de buenos hábitos alimentarios, de sueño y descanso, de ejercicio físico, etc., y otra muy distinta es sobrepasar determinado límite tras el cual pueden aparecer problemas como la hipocondría, la ortorexia, la vigorexia, el excesivo cuidado por el aspecto físico, entre muchos otros.
El deseo de perfección tiene consecuencias negativas, muy poco saludables
Habitualmente, tras estos problemas existe siempre una tendencia obsesiva, centrada en el excesivo intento de control del cuerpo, una elevada rigidez y la negación o la lucha contra aspectos inevitables como la enfermedad, el malestar, la vejez o la muerte. Por ello, en algunas ocasiones se suele confundir salud y felicidad o la errónea relación con una elevada autoestima o con sentimiento de superioridad frente a los demás.
También puede suceder que una persona se ofusque en alcanzar una óptima salud física en detrimento de la salud mental o social cuando lo recomendable sería fomentarla desde el punto de vista biológico, psicológico y social, consiguiendo un equilibrio entre todos sus aspectos y nunca como un fin en sí mismo.
Señales de alarma
Algunas señales que pueden indicar que una persona está preocupándose por su salud física de una forma desmedida son:
- Cuando ocupa la mayor parte de su tiempo al cuidado de su salud, en detrimento de otros aspectos como las actividades de ocio, el disfrute, determinadas experiencias o proyectos vitales enriquecedores, las relaciones afectivas, la vida social, el trabajo, etc.
- Cuando la obsesión por la salud pasa a ser fuente de malestar, agobio, pensamientos recurrentes, angustia y preocupación que impide una satisfacción vital y una adecuada integración social, lo que llega a convertirse en hipocondría.
- Cuando se percibe la sensación de que “nunca es suficiente”; es decir, el no llegar nunca a un punto óptimo satisfactorio de autocuidado desde el que la persona se siente bien.
- Cuando no es una fijación temporal sino que se prolonga y se acentúa con el paso del tiempo.
Si una persona con este tipo de funcionamiento no logra concienciarse y superar la situación por medios propios de los que dispone a su alcance, sería aconsejable la ayuda de una terapia psicológica para su tratamiento.