¿Cómo tener una discusión de pareja constructiva?

El mundo de las relaciones de pareja es complejo, por mucho que dos personas se amen a veces existen entre ellos discrepancias pudiendo convertirse en una discusión de pareja. Discutir es natural y a veces no es malo, incluso muchas veces positivo aunque se deberá saber cómo transcurre esta discusión y hacerlo adecuadamente.
Las señales de que se está teniendo una discusión de pareja insana pueden ser los insultos, la culpar y hacer sentir culpable al otro, estar a la defensiva, mentir, excusarse y exculparse, mostrar indiferencia a los sentimientos y emociones del otro, despreciar, faltar al respeto o burlarse. Las señales para saber que una relación de pareja está degenerando a una crisis son la frecuencia de las discusiones, si se discute por el mismo tema o temas del pasado, si las discusiones se convierten en una competición o si se tienen pensamientos frecuentes por terminar la relación.
Motivos de discusión de pareja
Existen diferentes motivos por las que las parejas discuten, los principales pueden ser la responsabilidad, la independencia personal y el amor y el sexo.
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La responsabilidad: La responsabilidad es uno de los principales motivos por los que las parejas discuten cuando empiezan a convivir, por motivos como quién baja la basura o quien friega los platos, estás discusiones son sanas y habituales hasta que no se resuelven de manera constructiva. Entre ellas están el reparto de las tareas domésticas o la gestión del dinero.
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La independencia personal: La discusión en este punto reside en si los individuos de la pareja deben hacer vidas independientes o todas las actividades juntos, sin existir una respuesta correcta, cada persona y pareja vive su propia noción de pareja ideal. Cuando estas discusiones no se resuelven de manera sana empiezan los celos y reproches.
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El amor y el sexo: La discusión se centra en la percepción desigual del amor de uno de los dos frente el otro. El sexo y la falta o poco sexo entre la pareja también son motivos de discusión.
Aparte de los motivos, en verano es cuando las parejas más discuten, debido a que en las vacaciones se pasa más tiempo con la pareja, cuando de normal se lleva un ritmo de vida diferente donde las parejas no comparten mucho tiempo juntos. Para poder evitar que se creen discusiones durante las vacaciones debemos dejar de idealizarlas creándose unas altas expectativas de tener unas vacaciones perfectas, tener momentos de intimidad tanto por separado como tener momentos de intimidad entre las dos partes de la pareja y volver a descubrirse, manteniendo un diálogo y tolerancia durante las vacaciones.
Tipos de discusiones
Existen dos tipos de discusiones, las que podríamos definir como buenas o como malas, entre ellas están las discusiones destructivas y las constructivas
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Las discusiones destructivas son aquellas que no intentan afrontar el tema de discusión mediante un diálogo y llegar a un consenso, sino lo que se busca es ganar la discusión. Estas discusiones se formarán con reproches, faltas de respeto, críticas personales, desprecio e indiferencia, siendo dañinas para la relación.
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Las discusiones constructivas intentan buscar un punto en común, argumentando el discurso, teniendo una escucha activa, donde prevalece la negociación, siendo unas discusiones buenas dentro de una pareja sana. Estas discusiones harán enriquecer la pareja mediante un reconocimiento mútuo.

¿Cómo conseguir tener una discusión de pareja constructiva, sana y productiva?
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La comunicación: Expresar de forma asertiva la propia opinión y posicionamiento, tratando de ser claro y breve, sin descalificar a la persona o a sus pensamientos y sentimientos.
Dentro de este punto será importante expresar el punto de vista, olvidándose de acusar al otro y responsabilizándose de las propias emociones.
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Actitud proactiva:Escucha activa, es decir, escuchar atentamente con apertura, respeto y flexibilidad, sin acogerse a ideas preconcebidas e inamovibles. No interrumpir a la otra persona cuando está exponiendo sus pensamientos, ni burlarse, depreciar o ironizar.
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El lenguaje no verbal: Mantenerse relajado, con una postura abierta y un tono de voz relajado, teniendo autocontrol.
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Empatizar: Tratar de ser empático con la pareja, poniéndose en el lugar del otro para intentar comprender su punto de vista. Si surge una duda dentro de la discusión, es aconsejable pedir aclaraciones sobre lo que siente la otra persona, sus motivaciones o intereses y ser flexible respecto al punto de vista del otro y respecto al punto de vista propio. No se trata de simpatizar con la forma de ver las cosas de la otra persona, sino de entender porque las ve de esa manera.
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Centrar la atención en el problema: No limitarse a exponer el problema sino buscar las posibles soluciones sin querer tener la razón a toda costa, focalizándose en el problema actual y no en el pasado.
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No juzgar a la otra persona, ni herirlo o utilizar sus puntos débiles para ponerlo en evidencia, si se dice algo injusto se retira lo dicho y se pide perdón, pudiendo reconocer las cosas que hace bien la otra persona.
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Tener un tono de voz y volumen moderado, sin elevarlo. Si alguien percibe que se están descargando frustraciones se puede realizar un punto muerto y seguir hablando en otro momento.
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Marcar unas normas: Las parejas pueden acordar no gritarse durante una discusión, no hacer referencia a terceras personas o parejas anteriores, si se nota que se desvía el tema de discusión, es conveniente para la discusión, tomar espacio y retomarla más tarde.
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Recordar que se está delante de la persona a la que quieres, que no se ha convertido en el enemigo ni es alguien que quiere hacer daño a la otra persona. Se puede estar desacuerdo con la persona pero no por ello debemos dejar de decir frases cariñosas.
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No evitar las discusiones pero mantenerlas con respeto y educación.
En definitiva, en muy pocas ocasiones las parejas discuten para entender el punto de vista del otro y acercar posiciones, acabando siempre en acusaciones, críticas, insultos y desprecios y convirtiéndose en discusiones destructivas, siendo necesario reeducar el modo en que ambos mantienen la discusión de pareja. En estos casos en los que no se puede tener una discusión sana o constructiva es hora de pedir asesoramiento psicológico para conseguir estrategias y recursos prácticos y sencillos para canalizar estas discusiones en discusiones de pareja sanas y enriquecedoras. Detrás de una discusión constructiva la nueva situación será mejor que la anterior, viéndose reforzada la vinculación y la confianza con la otra persona, expresándose libremente y superando malentendidos cara a cara.

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