¿Es tu hijo adicto a los videojuegos?

Tal es la alarma social que la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras años de investigación, ha incorporado el ser adicto a los videojuegos como una adicción más, un trastorno de salud mental, dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD).
- ¿Cómo diferenciar tener afición con ser adicto a los videojuegos?
- ¿Cómo puedo saber si mi hijo es adicto a los videojuegos?
- ¿Cómo actuar?
- Pautas preventivas para un buen uso de los videojuegos
¿Cómo diferenciar tener afición con ser adicto a los videojuegos?
La principal diferencia recae en que, si tras mucho rato jugando, consigues que tu hijo interrumpa su juego y que haga otras cosas, probablemente estaremos hablando de un caso de afición. Por el contrario, si intentas obstaculizar su juego incitándole a cambiar de actividad y se pone agresivo, ansioso y obstinado, es probable que tu hijo esté desarrollando una adicción al juego.
¿Cómo puedo saber si mi hijo es adicto a los videojuegos?
- Se vuelve agresivo e irritable cuando lleva un rato sin jugar.
- Miente para poder jugar o lo hace a escondidas.
- Se aísla del mundo permaneciendo la mayor parte del tiempo en su zona de juego.
- Empieza a ser incapaz de controlar voluntariamente el uso.
- Intenta distanciarse del núcleo familiar.
- Aplaza siempre los deberes para más tarde.
- Hace que sus rutinas giren en torno al juego.
- Pierde el interés por actividades que antes le gustaban.
- Le cuesta dormir y cambia los hábitos alimentarios.
- Descuida sus obligaciones en la casa.
- Baja su rendimiento académico y los estudios empiezan a ser un problema.
- Justifica ese tiempo excesivo porque sus amigos le necesitan y discute por no considerarlo cierto.
- Insiste en que es mejor jugar que estar haciendo otras cosas peores.
- Amenaza con reacciones exageradas o inusuales.
¿Cómo actuar?
Si consideras, tras repasar estos síntomas, que tu hijo podría ser adicto a los videojuegos, debes saber que se puede superar en poco tiempo con la ayuda de un psicólogo. Y si este no es tu caso, puedes seguir las pautas preventivas que explicamos a continuación, extraídas de la guía que ha creado la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, para evitar la adicción de los niños a los videojuegos, bajo el título “Pasos para evitar la adicción a los videojuegos ¿Puedo ayudar a mis hijos a divertirse en la red?”.
Pautas preventivas para un buen uso de los videojuegos
- Conoce a lo que juegan tus hijos. No tengas miedo por no saber suficiente. Simplemente interésate. Basta con consultar la carátula para ver la calificación por edades, comprobar el código PEGI (información paneuropea sobre videojuegos) o preguntar a tus hijos e incluso a otros padres. Los videojuegos aparecen todos en YouTube y están diseñados para ser sencillos e intuitivos.
- Sé exigente con los tiempos. Tu hijo disfrutará más si se dosifica, así que enséñale a alternar el juego con otras actividades. Negociad el tiempo de estudio, el tiempo de videojuegos y el tiempo de ocio no digital. Todo ha de tener su espacio y, en el futuro, te lo agradecerá.
- Propón alternativas. No sólo de videojuegos puede vivir tu hijo. En caso de que empieces a notar exceso de dedicación a los videojuegos o al tiempo online, ten siempre preparadas alternativas de su gusto. Las mejores son las que permiten ser creativo, que favorezcan las relaciones personales o las actividades al aire libre. Interésate por las alternativas que le gustan y poténcialas.
- Promueve la lectura. Leer es esencial para el cerebro en todas las edades. Incluso si son novelas o literatura fantástica, al cerebro le viene estupendamente bien la lectura de cualquier tipo.
- Minimiza el uso de pantallas. Si tu hijo tiene móvil, portátil, ordenador de sobremesa, consola, tableta y televisor, será difícil que no esté a todas horas mirando una pantalla o jugando a videojuegos. Con un móvil se tiene acceso a miles de juegos que puede llevarse allí donde va. Negocia el uso de pantallas dentro y fuera de casa.
- Pon atención al gasto económico. Los videojuegos son caros, y pocos de ellos son cien por cien gratuitos. El sistema de micropagos de los videojuegos para móviles o los videojuegos “free top lay” convierten un móvil o una consola en una potencial máquina tragaperras.
- Habla con tu hijo. El concepto de “jugar demasiado” o el uso de videojuegos poco adecuados para la edad pueden ser temas difíciles de abordar. En vez de reñir, dale tu opinión sobre los contenidos de dudosa moralidad o sobre si crees que juega demasiado. Convirtamos el limón en limonada: un juego violento puede darte una oportunidad de hablar con tu hijo sobre la violencia, las drogas o cualquier conducta peligrosa o inapropiada.
- Preocúpate, pero no en exceso. Por mucho que tu hijo juegue a videojuegos no va a enfermar o necesitar tratamiento clínico por tecnoadicción, siempre y cuando haga algo más en su vida, como ir al colegio y aprender, hacer deporte, etc. Preocuparte en exceso sólo te hará recelar y crear tensiones innecesarias.
- Recuerda que sólo son juegos. Las conductas o situaciones dentro de un videojuego no son imitables en la vida real. Jugar a videojuegos violentos no va a convertir a tu hijo en una persona violenta. Si respetáis la calificación por edades y unos mínimos obvios de sentido común, no debes temer por la salud emocional o mental de tu hijo.
- Pide ayuda profesional. Cuando tengas dudas, pregunta. Las asociaciones de consumidores o aquellas avaladas por organismos oficiales, como la Fundación Aprender a Mirar, se dedican específicamente a investigar y estar atentas a lo que ocurre en el mundo de los videojuegos para adelantarse a todas tus cuestiones. Además, existen guías y libros escritos por psicólogos y pedagogos dirigidos a padres y educadores en los que puedes resolver la mayor parte de tus dudas.