Estrés, ¿también durante las vacaciones?

Para muchos puede que esta frase sea un resumen muy acertado para sintetizar las ansiadas vacaciones, pero lo cierto es que, para otros, el periodo vacacional se puede convertir en una fuente de estrés que dista bastante de la realidad idílica que se nos viene a la cabeza cuando oímos la palabra: va-ca-cio-nes.
Estrés en vacaciones ¿Por qué ocurre?
Una de las expectativas más comunes de la llegada de las vacaciones es precisamente liberarnos del estrés laboral que nos suele acompañar, en mayor o menor medida, durante el resto del año. Si cesamos nuestra actividad del trabajo y la sustituimos por tiempo de calidad y bienestar, tendremos más posibilidades de decirle adiós a este tipo de estrés ya que estamos eliminando la fuente causante del mismo. Pero, ¿qué puede suceder si el hecho de empezar las vacaciones comporta dedicar tu tiempo libre a cumplir con la “obligación de”? Es muy probable que entonces aparezca el conocido estrés vacacional o estrés durante las vacaciones.
¡Han llegado las vacaciones! Es momento de:
- Tener la obligación de planificar aquel viaje tan deseado por mi pareja que a mí ni me apetece ni me apasiona y que acaba comportando más tensiones que beneficios y más agobios que momentos relajantes, intentando llegar a todo y viviendo días que parece que duren más de 24 horas.
- Programar todo el tiempo que vamos a tener ahora que no trabajamos para mantenernos siempre ocupados y sin lugar para cambios inesperados.
- Responsabilizarnos de la familia en exceso o pasar demasiado tiempo con ella.
- Cumplir con el deber de visitar a los familiares lejanos y convivir con ellos aparentando que nos sentimos como en casa, que somos la familia perfecta y que los cambios no nos afectan.
- Atender a los compromisos acumulados el resto del año por falta de tiempo sin tener ningún tipo de consideración en si son nuestro deseo o no.
- Salir de nuestras rutinas, cambiar de hábitos y adaptarnos a la improvisación y la espontaneidad del momento.
Si te sientes identificado/a con alguna de estas situaciones o similares, tienes más probabilidad de que tus vacaciones se conviertan en otra fuente de estrés en lugar de constituir un espacio de retiro, descanso, paz y recuperación.
En definitiva, cualquier situación que se nos pueda plantear y que se aleje de expectativas y objetivos realistas, desadaptados a las circunstancias personales de cada uno de nosotros cuando llegan las vacaciones, puede conllevar que aparezca un estrés añadido o que seamos mucho más vulnerables a padecerlo, con el consiguiente agotamiento físico y emocional que todo ello comporta.
Estrés en vacaciones ¿Cómo evitarlo?
Así que cabe tener presente que, si no queremos caer en el error de que el periodo de las vacaciones se convierta en un suplicio para nosotros y queremos disfrutar de las vacaciones, conviene seguir algunos consejos básicos:
- No programar en exceso nuestras vacaciones y dejar lugar y espacio también para la improvisación.
- Escuchar nuestras necesidades reales y respetar en la medida de lo posible todo aquello que nos apetece hacer o vivir en cada momento.
- No exigirnos exprimir las vacaciones como si nunca más fueran a producirse de nuevo.
- Asumir que, por el hecho de estar de vacaciones, no existen los días perfectos.
- No dejarse impresionar por estereotipos sociales de vacaciones idílicas, pues a veces en las pequeñas cosas sencillas radica una gran riqueza.
- Reservar pequeños espacios para dedicarte tiempo individual sólo para ti, sobre todo si solemos hacer vacaciones en familia o rodeados de gente gran parte del tiempo.
- Practicar actividades que para nosotros sean placenteras o de nuestro agrado, que nos llenen y nos hagan sentir bien.
La salud emocional de las personas es fundamental para que tengan una vida plena. En nuestro blog, ofrecemos artículos sobre ocio y bienestar para todas las personas: