Evita la ansiedad, piensa en positivo

La persona que experimenta ansiedad percibe la realidad que le rodea como peligrosa, y en un intento de escapar o poder controlarla, se dirige con sus fantasías y pensamientos hacia una realidad imaginaria que lo desconecta peligrosamente del ámbito real.
¿Conoces cuáles son los pensamientos ansiosos más comunes?
El pensamiento negativo, guiado por emociones como el miedo, la culpa, la vergüenza, etc., entra en un círculo vicioso en el que, cuanto más se repite, más aumenta la ansiedad. Por ello, saber identificar el tipo de pensamiento negativo nos ayudará a comprender que estamos sobredimensionando el problema y a bajar la intensidad.
- Pensamientos de control sobre el futuro
- Pensamientos acerca de que los demás se enfadan con nosotros
- Pensamiento negativo en torno a la enfermedad
- Temor a la equivocación
- Pensamientos sobreprotectores
- Pensamientos de miedo al olvido
- Pensamientos sobre el juicio que hacen de nosotros
- Temor a quedar atrapado
- Control del tiempo
- Temor a la ansiedad
Pensamientos de control sobre el futuro
La ansiedad es un estado mental que está ligado indisolublemente a la incertidumbre de no saber qué va a pasar. Pensar sobre el futuro, intentar dominar lo que sucederá la próxima semana, los meses siguientes o, incluso, los años que están por venir, genera ansiedad. Pues intentar controlar desde el presente, con las variables actuales, escenarios de futuro, donde dichas variables pueden cambiar, resulta a la par que inútil una tarea mentalmente agotadora y estresante “¿Para qué preocuparse de cómo enfrentar la vejez de los padres, si no sabemos lo que sucederá?, ¿Para qué pensar en un plan de actuación conforme las variables actuales de trabajo, tiempo, responsabilidades, salud, etc., si en unos años pueden cambiar y requerir un desempeño diferente? La ansiedad por el futuro es una de las más habituales y dañinas porque, a menos que aprendas a fluir con la vida, no puedes hacer nada.
Pensamientos acerca de que los demás se enfadan con nosotros
“¿por qué tarda tanto en responder a mi mensaje?, ¿estará enfadado conmigo?, seguro que le molestó lo que dije”. La culpabilidad es el pensamiento más perjudicial que existe y, además, nos ancla al pasado. Un pasado que no se puede cambiar y que la persona ansiosa, en su lucha por creer que sí, empieza a pensar: “y si hubiera o hubiese…” Una reacción que desencadena aún más ansiedad. Las personas ansiosas se preocupan demasiado por las consecuencias de sus acciones, y pasan rápidamente del mundo real al mundo fantasioso de consecuencias dramáticas que ha creado su mente.
Pensamiento negativo en torno a la enfermedad
A todos nos preocupa enfermar, pero las personas ansiosas convierten un dolor de cabeza emocional en un tumor cerebral. El miedo a la enfermedad, o la hipocondría, hace que estas personas se preocupen en exceso y siempre imaginen los peores escenarios posibles.
Temor a la equivocación
Una de las famosas leyes de Murphy dice “todo lo que puede fallar, fallará”. Sin embargo, vivir cada minuto del día pensando que vamos a fracasar a cada paso que demos termina convirtiéndose en una profecía autocumplida, pues la ansiedad que genera pensar de este modo realmente afecta al rendimiento.
Pensamientos sobreprotectores
Todos tenemos miedo a que le pueda suceder algo malo a las personas que queremos, pero si ese pensamiento negativo aparece de forma constante, nos hará pensar en todos los peligros posibles a los que pueden exponerse, haciéndonos vivir en un estado de inquietud y expectación constante, como si estuviéramos esperando perpetuamente la comunicación de la próxima mala noticia.
Pensamientos de miedo al olvido
Uno de los pensamientos ansiosos más recurrentes consiste en creer que has olvidado algo importante: “¿he cerrado la nevera?, ¿he apagado la luz?, ¿he pasado la llave de la cerradura?”, y que las consecuencias del olvido, dibujarán un escenario catastrofista: “si no he apagado la luz, seguro que…”. En ocasiones, la tensión que generan estos pensamientos ansiosos es tan grande que no se puede vencer el impulso de controlar varias veces, para asegurar que no se ha olvidado algo importante, lo que podría acabar desarrollando un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
Pensamientos sobre el juicio que hacen de nosotros
“¿Se están riendo de mi? Seguro que piensan que soy tonta”. Sentir ansiedad en situaciones sociales puede llevarnos a adoptar una actitud de hipervigilancia y un poco egocéntrica, tomando nota de todo lo que hacen los demás desde una perspectiva autorrefencial y haciendo que sintamos ansiedad.
Temor a quedar atrapado
“Mi padre está en ingresado en la octava planta del hospital, seguro que me quedo atrapado en el ascensor”, de forma anticipatoria o a penas poner un pie en el ascensor, la persona ansiosa imagina que podría quedar atrapada. Ese temor surge del miedo a que algo lo retenga y le arrebate el control sobre el entorno.
Control del tiempo
El tiempo corre más rápido cuando nos sentimos ansiosos. Por eso, es normal que la ansiedad nos haga temer que no tendremos suficiente tiempo para afrontar todas las tareas que tenemos por delante o que llegaremos tarde a una cita importante. Esa sensación de luchar contra el tiempo, que se escapa inevitablemente, genera aún más ansiedad y nos hace cometer errores que nos retrasan aún más.
Temor a la ansiedad
Muchas personas se preguntan por qué se sienten ansiosas si no tienen motivos aparentes para ello. Responder a esta pregunta con ansiedad o pensar que puede aparecer en cualquier momento, genera aún más ansiedad, lo cual cierra un círculo vicioso.