Ocio en el parque con niños

Ir al parque con los peques puede ser una experiencia divertidísima y súper enriquecedora o, por lo contrario, convertirse en una situación caótica o ambas a la vez. Por lo general, se haga lo que se haga, es imposible evitarlo, pues con niños pequeños la vida es imprevisible, deliciosamente imprevisible. Y por ello, siempre es preciso tener un plan b o una estrategia. El ocio en el parque con niños será enriquecedor si se siguen algunos consejos.
Consejos de ocio en el parque con niños
- La merienda
- Darles autonomía
- Dejar que se ensucien
- Jugar con ellos
- Llevar ropa adecuada
- Limitar los juguetes
- Observar sin intervenir
- Gestionar los conflictos
- Estar pendientes
Cada niño es un mundo y tiene necesidades distintas. A pesar de todo, hay aspectos que son comunes al ocio en el parque de todos los niños:
Llevar merienda, sana a ser posible al parque
El sueñambre, dícese del estado en el que se encuentra un pequeñín cuando tiene hambre y sueño a partes iguales, es el peor enemigo de una madre. Así que siempre llevar snack sano para que coman (aunque ya hayan merendado, el sueñambre en la infancia es imprevisible, y devastador).
Darles autonomía
Ofrecerles autonomía en los columpios. Animar a los peques a ser autónomos es una de las máximas Montessori y el parque no puede ser una excepción. Que los peques puedan explorar por si mismos, probando sus capacidades y comprobando sus límites es muy recomendable en estos primeros años. Lo suyo es no subirles, ni bajarles de columpios a los que ellos no puedan acceder solos. La maternidad y sus "yonuncas".
Permitirles ensuciarse y experimentar
Aunque cada vez hay más parques de suelo de goma, una de las mejores cosas del parque para los niños es el contacto con la arena y el barro. Lo más recomendable es animarles a experimentar con ella, a tocar, probar las distintas texturas y sensaciones. Dicen que la cantidad de suciedad de la ropa al final del día es directamente proporcional a la diversión que han experimentado, aunque igual es un eslogan de una marca de detergentes, hay "manchas" que no deberían salir nunca.
Jugar con arena en niños muy pequeños implica, cuando están aún en una fase muy oral, que se la lleven a la boca, incluso la última evidencia sugiere que el contacto con esas bacterias es recomendable para su salud.
Aprovechar para jugar con ellos
Jugar con niños es la mejor estrategia para fortalecer esa unión entre padres e hijos. Los beneficios y el aprendizaje durante el juego con niños es mutuo. Los padres aprenden más cosas sobre sus hijos mientras que estos aprenden los valores que se generan durante el juego como compartir. Además, los más pequeños ganarán en tolerancia, imaginación y felicidad.
Llevar ropa adecuada al parque
Para poder experimentar, los peques deben además llevar ropa adecuada. Cuando son pequeñines, lo más cómodo para ellos son leggins y camisetas. Los vestidos son preciosos, pero cuando están gateando pueden ser muy incómodos. Cuando aún no andan pero quieren explorar, los pantalones para gateadores son muy útiles, y cuando llueve, los monos de lluvia son una fantástica opción. Aunque también tengo que reconocer que durante las últimas semanas del embarazo si llovía proponía sesión de cuentos o repostería en casa, su energía no era la mía, jiji.
Llevar el número justo de juguetes
Jugar con la arena del parque también es una oportunidad fantástica para desarrollar la motricidad fina y practicar los trasvases, que es una actividad genial de vida práctica. Los juguetes de playa son una herramienta genial para esto, pero no es necesario llevar un maletón enorme, un cubo y una pala por niño es más que suficiente, algún molde o un molinillo como mucho.
Observar sin intervenir
Se debe observar a los niños sin intervenir... Pero no siempre es fácil, porque las abuelas te cuentan los peligros mortales a los que están expuestos los niños para que actúes y cuando te limitas a sonreír porque sabes que no hay mala fe, acaban actuando ellas, con lo que al final tienes que intervenir mediando el conflicto entre ellos, la desconocida preocupada y nuestro hijo desconcertado.
Gestionar los conflictos de forma constructiva
Observar sin intervenir es más complejo cuando hay niños de por medio. Cuando son pequeños y siempre que haya violencia, se debe intervenir para prevenirla o evitarla. La forma en la que se intervenga es de vital importancia para el desarrollo de su personalidad. Los padres deben ser un ejemplo para ellos y no entrar en reproches o buscar culpables, simplemente separarles con un "Veo que estáis enfadados pero no puedo permitir que os hagáis daño" es, quizás, la opción más adecuada. En esta línea, no se debe obligar a nuestros niños a compartir, ni tampoco permitir que tomen los juguetes de otros niños a los que si les obligan a ello. Para volver a casa, se debe pactar la hora previamente. Además, cuando sus compañeros de juego son sus propios hermanos, es más probable que haya discusiones y peleas entre hermanos por los juguetes, por la atención que se presta a cada uno de ellos por parte de los padres o por no saber perder/ganar.
No quitarles ojo
Estar presente, pero presente de verdad, con todos los sentidos puestos en disfrutar del momento. Muchas veces el cansancio de todo el día hace que los padres se anticipen y piensen en la vuelta a casa agotados... Los baños, las cenas, la hora de acostarlos y, por fin, tener tiempo adulto o en el caso de algunos, ponerse a trabajar. Preocuparse no lleva a ningún sitio más que a la frustración, así que es mejor disfrutar del momento y dejar que la tarde siga su curso. El móvil es mejor no tocarlo, sobre todo cuando el niño está jugando en el agua, ya sea en una piscina o en la playa.
Y sobre todo, ¡disfrutar!
Se debe recordar que la infancia es corta, que los días pueden ser muy largos pero los años son cortos, que el trabajo y las tareas de casa pueden esperar y que lo único que quieren los niños cuando son pequeños es estar con sus padres.