Síndrome de abstinencia emocional

Tenemos que ser conscientes de que las adicciones no se limitan a quienes consumen alcohol, tabaco o drogas, sino que también se pueden apreciar en las dependencias emocionales, en cuyo caso la persona no depende de una sustancia, pero sí del afecto o la relación con el otro, conocido como síndrome de abstinencia emocional.
- ¿Qué sucede en el cerebro cuando nos enamoramos?
- ¿Quién tiene más riesgo de padecerlo?
- Consejos para superar la abstinencia emocional
¿Qué sucede en el cerebro cuando nos enamoramos?
En el enamoramiento se activan las mismas regiones cerebrales que en el consumo de drogas. El cerebro segrega sustancias como la serotonina (relacionada con la felicidad), endorfinas (asociadas a la sensación de placer) y la dopamina (clave para repetir conductas que mantengan la especie). Al cabo de un tiempo, al igual que pasa cuando alguien consume drogas durante un periodo largo de tiempo, llega la tolerancia, los receptores neuronales se acostumbran y el enamorado necesita aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo, lo que puede convertir una fluctuación natural en una crisis de pareja “ya no siento lo mismo”. Pero llegado el momento de terminar con la relación, y pese a que tengamos claro que hemos hecho lo correcto, al igual que con las drogas, desengancharse no resulta nada fácil pues aparece el “mono” por estar con esa persona. El circuito cerebral de la recompensa se ve afectado, dejamos de recibir la dosis de “placer” o “estimulación” a la que estábamos acostumbrados, y el cerebro la reclama, dejándonos en un estado de carencia que genera síntomas físicos y psicológicos.
- Síntomas de la abstinencia emocional
- Angustia y ansiedad.
- Falta de convencimiento sobre el fin de la relación.
- Tristeza, melancolía y nostalgia por el pasado.
- Pensamientos obsesivos sobre la persona.
- Sentimientos de culpa.
- Deseos incontrolables de contactar con nuestra expareja.
- Incapacidad para disfrutar de las actividades diarias.
- Insomnio y pérdida de apetito.
- Mareos, náuseas y pérdida de equilibrio.
- Sensación de opresión en el pecho.
- Sensación de ahogo o dificultades para respirar.
Por lo general, cuando dejamos una relación afectiva, todos podemos experimentar el síndrome de abstinencia emocional. Sin embargo, éste no es más que una parte del duelo, una etapa que debe motivarnos para que pongamos en marcha estrategias de afrontamiento inteligentes y útiles. El problema aparece cuando alguien, lejos de pasar página, cae en el círculo de la obsesión, en un círculo vicioso de nuevas oportunidades, en la necesidad de contactar y clamar por un amor ya caduco e imposible.
¿Quién tiene más riesgo de padecerlo?
Las personas que estaban en una relación tóxica o conflictiva o cuando se produjo una infidelidad. Los vínculos de dependencia afectiva generan abstinencia emocional en la separación, dejando a la persona en un estado de vulnerabilidad absoluta y sufrimiento extremo.
Las personas con una autoestima baja. Debido a su tendencia a albergar pensamientos negativos, las personas con autoestima baja tienen dificultades para superar los síntomas de la abstinencia emocional característico de la primera etapa del duelo por separación.
Consejos para superar la abstinencia emocional
- Contacto 0: cuando hemos decidido que la relación ya no tiene futuro, seguir teniendo contacto con la pareja, albergando la esperanza de que las cosas podrían arreglarse, es contraproducente. Porque igual que pasa con la adicción a las drogas, ver a la persona amada y tener contacto con ella reactiva el circuito neuronal del enamoramiento, generando de nuevo la necesidad de una “dosis” del otro. Además, si el sentimiento es muy intenso, incluso se recomienda evitar el contacto a través de las redes sociales, porque éstas provocan algunos fenómenos como el Síndrome FOMO que acrecientan la obsesión y el sufrimiento tras la ruptura.
- Distracción: es necesario ocupar la mente en otras cuestiones para no caer en el bucle de los pensamientos negativos. Realizar actividades que nos obliguen a distraernos nos permite constatar que hay vida más allá de esa relación. Es un buen momento para buscar nuevas cosas que te motiven o retomar actividades que habías dejado de lado.
- Relaciones sociales: cuando se está en una relación construida desde la dependencia emocional es bastante común dejar de lado la vida social. Por lo que tras la ruptura es el mejor momento para retomar viejas amistades o conocer gente nueva.
- Recordatorio de las razones de la ruptura: cuando atravesamos el síndrome de abstinencia, la memoria sufre una especie de amnesia para los malos momentos. Tener una lista que nos ayude a recordar los motivos de la ruptura y los propósitos de ésta: recuperar nuestra identidad, ganar autonomía, aumentar la autoestima, etc., puede ser una buena idea.
- Desidealización: otra de las trampas del síndrome de abstinencia emocional es idealizar a la persona perdida aplicándole un “filtro mental” que la despoja de sus características más negativas o dañinas. Así, acabamos añorando una imagen irreal y se hace necesario tener presente hechos que demuestren que el pasado no fue tan maravilloso.
- Plan de emergencia: debemos estar preparados para no sucumbir al impulso de volver a contactar con esa persona, y tener una alternativa para ese momento, como, por ejemplo, llamar a alguien con quien puedas quedar o realizar una actividad interesante que desvíe tu atención de la llamada.
“Recuerda que amar no es sufrir. Cuando el amor aprieta demasiado, es que no es de nuestra talla.”