Intentando no caer...

La mitad de las caídas que sufren las personas mayores se producen en el domicilio y estas caídas pueden mermar la calidad de vida del anciano, provocar discapacidades que impidan su independencia e incluso causar la muerte de la persona. El principal factor que predispone a las caídas es la edad, aunque también influyen muchos otros factores personales como el hecho de vivir solo, el miedo a caerse, la toma de ciertos fármacos, las enfermedades crónicas respiratorias y osteoarticulares, las alteraciones de la marcha, carencias nutricionales, alteraciones de la percepción visual, deterioro cognitivo o las infecciones u otras enfermedades agudas.
Más allá de los factores personales, existen factores extrínsecos que también pueden influir, como la poca iluminación, los suelos resbaladizos, los desniveles, la ropa, el calzado o ayudas inadecuadas para caminar (andadores, bastones, etc.).
Disminuir el número de caídas y sus consecuencias mejorará la calidad de vida de los ancianos y permitirá reducir el impacto emocional, funcional y económico que acarrean. Algunos consejos para prevenirlas son:
- Realizar una actividad física moderada para fortalecer la musculatura y mejorar el equilibrio y la coordinación.
- Asegurar un ingesta adecuada de calorías, especialmente proteínas, calcio y vitamina D, así como una correcta hidratación.
- Controlar la medicación prestando atención a interacciones farmacológicas que puedan provocar somnolencia o mareo.
- Mantener una vida social activa para evitar la soledad.
- En el baño, mantener el suelo seco, colocar una esterilla fijada al suelo, poner bandas antideslizantes en la bañera o ducha, instalar barandillas de seguridad, fijar bien los estantes y toalleros para poder agarrarse a ellos sin peligro, usar una silla para ducharse si es preciso, no cerrar la puerta del baño y llevar consigo un teléfono al ir al cuarto de baño.
- Evitar las alfombras y los desniveles.
- Dejar libres las zonas de paso, sin obstáculos para poder caminar sin riesgo de tropezar.
- Organizar los armarios para poder acceder a las cosas sin necesidad de ponerse de puntillas o tener que subirse a taburetes o escaleras de mano.
- Llevar un calzado que sujete bien el pie y ropa que no sea excesivamente holgada o larga para no tropezarse con ella.
- Mejorar la iluminación de la casa para que sea uniforme, suficiente y no deslumbrante.
- Encender siempre la luz al levantarse de noche.
- Si hay escaleras, marcar los bordes de los escalones de otro color para distinguirlos bien y colocar barandillas a ambos lados si es preciso para sujetarse.
- Tener siempre a mano un teléfono móvil para poder llamar a familiares o urgencias en caso de necesidad.
- Valorar la posibilidad de un sistema de teleasistencia domiciliaria para pacientes con menor soporte familiar o social.
Mediante estas medidas no se evitarán todas las caídas, pero sí se podrá reducir significativamente el riesgo de padecerlas y sus consecuencias físicas, psicológicas y económicas.
Dr. David Cañadas Bustos - Especialista en Medicina General - Médico consultor de Advance Medical