Cesárea humanizada

El momento del parto es una situación especial y de una gran carga emotiva. Un recuerdo para toda la vida. Los profesionales de la obstetricia somos conscientes de dicha situación y día a día intentamos que así sea vivido por la mamá y su familia.
Humanizar el proceso
Todo el mundo sabe que durante el nacimiento se pueden producir complicaciones y que a veces se corren riesgos para que todo salga bien. Por eso es importante saber que el profesional siempre actuará de la forma más correcta para que tanto mamá como bebé sufran lo menos posible en todos los ámbitos, tanto físico, como psicológico y emocional.
Una medida para hacer más confortable el parto es intentar que en caso de finalizar mediante cesárea ésta sea lo menos traumática posible. En algunos hospitales se ofrece la posibilidad de que en el momento del nacimiento del hijo/a la mamá pueda estar acompañada por una persona que ella elija. Con esta medida se busca apoyo emocional. Además, esta persona puede ayudar en el contacto piel con piel entre madre e hijo. Además, la presencia de una persona de confianza en una situación así está visto que disminuye el estrés y ejerce un efecto positivo sobre sus constantes.
El contacto piel con piel
- Es conocido el número de beneficios del contacto piel con piel:
- El recién nacido se adapta mejor al nuevo medio ambiente.
- Aumentará la duración de la lactancia materna.
- Favorece el que se establezcan los vínculos afectivos.
- Puede ayudar a disminuir el llanto del bebé y su ansiedad.
Qué sucede en una cesárea humanizada
La cesárea es una intervención quirúrgica y, como tal, no está libre de riesgos y por eso hay que tener en cuenta ciertas consideraciones. Por ejemplo, que tanto la madre como el acompañante estén sanos y que el bebé tampoco cuente con ningún tipo de patología conocida. Este tipo de acompañamiento se dará en los casos de cesáreas programadas y no urgentes en las que a priori no se prevea ninguna complicación importante.
Durante la intervención la madre estará despierta y, si por el motivo que sea, precisase de una anestesia general o surgiera alguna situación de riesgo, el equipo médico tendrá la posibilidad de llevar al acompañante fuera del quirófano para que se espere. El acompañante entrará en el quirófano bajo medidas de higiene y de asepsia, es decir, con bata quirúrgica, pijama, mascarilla, calzas protectoras y gorro. Deberá permanecer próximo al quirófano mientras a la mamá se le realiza la anestesia locorregional. Además, en el interior del área quirúrgica permanecerá quieto, donde le indique el equipo, en silencio o con un tono de voz bajo.
Una vez que haya nacido el bebé se colocará sobre la madre iniciando de esta manera el contacto piel con piel y si no fuera posible será el acompañante el que podrá coger a la criatura y mantenerla cerca de la parturienta hasta que acabe la cirugía. Cuando la mamá salga del quirófano deberá permanecer unas horas en reanimación y vigilancia y, si todo va bien, podrá continuar esta recuperación con el recién nacido. Si no es así, el acompañante y el bebé irán a la habitación mientras se recupera la madre.