Ecografía vaginal

Cómo funciona la ecografía vaginal
Se realiza mediante unos instrumentos llamados sondas o transductores que están conectados a un aparato llamado ecógrafo que cuenta en su interior con un software capaz de realizar diferentes funciones y mediciones. Mediante un sistema de ondas o ultrasonidos que emiten los transductores, se recogen los ecos que mandan los tejidos y se forma una imagen en una pantalla. Los transductores más utilizados son la sonda vaginal y la sonda abdominal.
Generalmente, la versión más utilizada es sonda vaginal/abdominal 2D, es decir, las imágenes que se reconstruyen son en dos dimensiones, ya que suele ser suficiente para el ginecólogo o el obstetra general. En caso de precisar una ecografía que valore volúmenes o morfología algo más concreta, se puede recurrir a un ecógrafo que cuente con sonda 3D, es decir, una sonda vaginal u abdominal que permita obtener información de las tres dimensiones del espacio y así poder recrear una versión de la región estudiada más real, un volumen. Este tipo de ecografía resulta especialmente útil cuando se sospecha una malformación, ya sea en un feto intraútero o bien a nivel de aparato genital, en concreto para valorar morfología uterina. Aquí resulta más rápida, más fácil y de mayor accesibilidad y resolutiva que realizar una Resonancia Nuclear Magnética, además de no precisarse la utilización de ningún tipo de contraste intravenoso.
Cuándo se realiza
La realización de una ecografía ya sea ginecológica u obstétrica se puede llevar a cabo en cualquier momento durante una revisión médica. Dependiendo de lo que queramos valorar en cada momento y el contexto en el que se encuentre la paciente se hará ecografía vaginal o vía abdominal.
Por ejemplo, en una mujer que nunca ha tenido relaciones sexuales, no haya usado tampones, o tenga un problema de vaginismo, deberemos utilizar la ecografía abdominal para evitar la vía vaginal y que no le resulta incómoda ni molesta. Preferiblemente realizaremos la ecografía con la vejiga llena para que se puedan ver mejor los órganos internos por el efecto pantalla que produce.
En el embarazo
En caso de embarazo, a partir del final del primer trimestre ya se puede ver sin dificultad el feto mediante eco abdominal, pero durante las primeras semanas es preferible emplear la ecografía vaginal porque se ve mejor y tiene una mayor definición cuando son fetos de pequeña edad gestacional. Incluso la ecografía de la semana 12 de diagnóstico prenatal es recomendable hacerla tanto la ecografía vaginal como abdominal, para tener la mejor visión del embarazo en ese momento y que lo que no se pueda apreciar bien en una se pueda valorar en la otra y no dejarnos ninguna parte fetal sin revisar.
En el segundo trimestre, la ecografía de las 20 semanas es la llamada eco morfológica en la que se revisa el feto órgano por órgano, desde la cabeza hasta las extremidades, valorando toda su estructura. Esta ecografía se realiza vía abdominal porque el feto ya es de mayor tamaño y con la sonda vaginal es posible que algunas regiones anatómicas quedaran sin verse a la perfección. Aunque también se emplea la ecografía vaginal en esta época, para valorar la longitud cervical y así descartar posibles acortamientos que provoquen un parto prematuro.
En el tercer trimestre la mejor forma de valorar la estimación de peso y crecimiento fetal, así como la cantidad de líquido amniótico y el estado de la placenta, es la vía abdominal.
Además de valorar el estado fetal, la ecografía nos permite medir flujos sanguíneos tanto fetales como maternos y de la placenta mediante una aplicación llamada Eco Doppler. Así sabemos si la circulación es correcta basándonos en una serie de medidas incluidas en el software del ecógrafo.
La ecografía hoy en día brinda la posibilidad de ser no sólo una herramienta diagnóstica sino también terapéutica y quirúrgica. Así pues, se pueden realizar biopsias dirigidas, captaciones foliculares en tratamientos de estimulación ovárica en reproducción asistida. También se pueden hacer tratamientos fetales intraútero.