Embarazo y coronavirus

Lo que se conoce sobre la transmisión del virus es que ésta se produce de persona a persona por gotitas respiratorias al estar en contacto con una persona infectada por el virus a una distancia menor de dos metros o bien por un contacto directo con superficies contaminadas.
El periodo de incubación es de cuatro a seis días, pero puede incluso ser de dos a 14 días y los síntomas más frecuentes hasta ahora son fiebre, tos y dolor muscular. Además, pueden aparecer otros como expectoración, sensación de pecho cargado con secreciones, dolor de cabeza y diarrea. Los últimos síntomas descritos que parecen estar asociados a la infección son la pérdida de olfato (anosmia) y el amargor de boca. Pero las complicaciones más graves son la aparición del síndrome de distrés respiratorio agudo que es una insuficiencia grave respiratoria.
Qué pasa en el embarazo
Con la información obtenida y contrastada hasta el momento parece que las mujeres embarazadas no son más sensibles a contraer la infección ni a presentar complicaciones graves. En caso de que en la mujer embarazada infectada aparezca alguna complicación se deben tratar lo antes posible y habrá que valorar si la mujer contaba con alguna enfermedad previa que la pudiera hacer más vulnerable a estas complicaciones.
La transmisión vertical, es decir, la que se produce antes, durante o tras el parto o por la lactancia materna es muy poco probable. Hasta la fecha y los estudios disponibles no han demostrado presencia del virus en fluidos genitales, líquido amniótico, ni tampoco en la leche materna. Los casos hasta la fecha de infección en recién nacidos son por transmisión horizontal, es decir, por contacto con un infectado, pero no porque la madre se lo transmita al hijo.
¿Riesgos?
Actualmente, no parece que haya mayor riesgo de aborto ni de perdida gestación precoz en mujeres embarazadas con infección por COVID-19. De igual modo, al no haber evidencia de transmisión a través del útero, es poco probable que la infección provoque defectos congénitos.
En cambio, sí se han descrito casos de parto prematuro, es decir, partos que se producen antes de tiempo.
El riesgo de transmisión horizontal, la que se produce por gotas o por contacto, a través de un familiar infectado, es igual en la mujer embarazada que el de la población general, por ese motivo las precauciones serán las que debemos mantener todos.
Recomendaciones para prevenir el contagio durante el embarazo
Las recomendaciones generales para la embarazada son las siguientes:
- Lavado frecuente de manos.
- Cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado en caso de tos o estornudo.
- Evitar tocarse ojos, nariz, boca.
- Utilizar pañuelos desechables en caso de secreciones respiratorias y tirarlo de inmediato.
- Limitar los contactos, evitar salir y el transporte público.
Las recomendaciones una vez se ha producido el parto son exactamente las mismas incluyendo la restricción de visitas en el hospital y posteriormente en el domicilio.
En la lactancia
En cuanto a qué hacer con la lactancia materna por el momento no hay datos suficientes para hacer una recomendación en cuanto a la mujer infectada. Es evidente que la lactancia materna confiere al recién nacido una serie de beneficios, sobre todo la cantidad de anticuerpos que pasan de madre a hijo. Por eso se mantiene la recomendación de practicar la lactancia materna siempre que las condiciones de ambos se lo permitan. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantener la lactancia en mamas con infección y también en las probables siempre que se mantengan las medidas para evitar la infección. Para ello siempre hay que lavarse las manos previamente, utilizar mascarilla protectora y ante la duda siempre consultar al especialista.
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