Pesarios uterinos: ¿qué son y para qué sirven?

Los pesarios uterinos se colocan en la vagina para proporcionar soporte y elevar los órganos pélvicos prolapsados, aunque también tienen otras aplicaciones.
Los pesarios uterinos ayudan a recolocar y sostener los órganos pélvicos que sufren un prolapso. Además, son de utilidad en el tratamiento de ciertos tipos de incontinencia urinaria.
Se trata de dispositivos terapéuticos que pueden aliviar los síntomas asociados a los prolapsos, evitar que la situación empeore e incluso mejorar el problema sin que sea necesario recurrir a tratamientos más invasivos.
A continuación te damos muchos más detalles sobre los pesarios, sus aplicaciones y aspectos importantes a tener en cuenta.
¿Qué son los pesarios uterinos?
Los pesarios uterinos son dispositivos mecánicos blandos y flexibles que se emplean para elevar y mejorar el soporte de diferentes órganos pélvicos cuando han sufrido un prolapso.
Es decir, que se utilizan como tratamiento en la recolocación del útero, la vejiga, la vagina o el recto cuando estos descienden respecto a su posición normal como consecuencia del debilitamiento de los tejidos y disfunciones del suelo pélvico.

No siempre es posible revertir un prolapso; dependerá en gran medida del grado o cómo de avanzado se encuentre el problema. No obstante, en la mayor parte de los casos el uso de pesarios puede conseguir aliviar los síntomas y evitar que la situación empeore.
Además de utilizarse en el tratamiento de los prolapsos, los pesarios uterinos también se usan en casos de incontinencia de esfuerzo e incontinencia transitoria tras el parto, así como para prevenir partos pretérmino.
Características y aplicaciones de los pesarios uterinos
Los pesarios constituyen el tratamiento más antiguo del prolapso de órganos pélvicos, con menciones y evidencias que indican el posible uso de elementos equivalentes ya en la época de los faraones.
Se trata de una alternativa terapéutica conservadora que facilita la rehabilitación del suelo pélvico cuando hay un prolapso y evita o retrasa la necesidad de tener que recurrir a una intervención quirúrgica.
También pueden ser de gran ayuda cuando existen contraindicaciones para efectuar la cirugía requerida y cuando una intervención no ha tenido éxito o no evita la recurrencia del problema.
Los pesarios uterinos se colocan en la vagina y suelen ser de silicona de uso médico. También existen pesarios de plástico. Pueden presentar numerosas formas y tamaños dependiendo de su finalidad y las características de la paciente.
Algunos de los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de prescribir un tipo de pesario u otro son el grado de prolapso a tratar, el órgano u órganos implicados, la edad de la mujer y la frecuencia con la que se debe retirar el dispositivo.
La variedad de formas de pesarios hace que también existan diferentes sistemas de funcionamiento entre estos dispositivos.
Así, hay pesarios que funcionan rellenando un espacio, corrigiendo cierto ángulo, ofreciendo soporte o funcionando a modo de palanca. Algunos ejemplos de esta variedad de forma y funcionamiento son:
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Pesario con forma de anillo: dispositivo redondo (un anillo) y flexible que aporta sostén a la uretra y el cuello de la vejiga. Se trata de un pesario que funciona ofreciendo soporte y es utilizado para tratar algunos prolapsos uterinos. Existe no solo en varios tamaños, sino también con diferentes grosores.
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Pesario cúbico: pesario con forma de cubo que funciona rellenando un espacio. Las caras del cubo son cóncavas, lo que crea una presión negativa y produce un efecto de succión que resulta muy eficaz para el tratamiento de prolapsos uterinos y vaginales de distintos grados. Existen diferentes modelos de pesarios cúbicos que varían en tamaño y/o en diseño (caras lisas o con perforaciones, por ejemplo).
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Pesario Hodge: la forma de este dispositivo consiste en un anillo con una doble curvatura. Esto facilita que sea utilizado por mujeres que no toleran el pesario en forma de anillo debido a la existencia de cicatrices o un espacio vaginal comprometido. Se trata de un pesario que funciona a modo de palanca y que se utiliza en prolapsos de útero y de vejiga, de primer y segundo grado, así como en el tratamiento de incontinencia por esfuerzo.

¿El pesario se nota o molesta?
Independientemente de que se utilice un tipo u otro de pesario, al llevar puesto el dispositivo no se deberían sentir molestias y el dispositivo no debería moverse del sitio o caerse.
Si ocurre cualquiera de estas cosas significa que la talla o tamaño de pesario que estamos utilizando no es la correcta para nuestro caso.
De hecho, los pesarios uterinos no deben ni siquiera notarse cuando se llevan puestos. Por tanto, cuando el dispositivo y su colocación son adecuados debería pasar desapercibido todo el tiempo que nos hayan prescrito, sin molestar ni interferir cuando vamos al baño o realizamos otras tareas cotidianas.
Por ello, es habitual tener que probar varios tipos de pesarios, con el asesoramiento de un profesional sanitario, antes de escoger un dispositivo definitivo.
De esta manera, la mujer podrá comprobar si se desplaza, se cae o experimenta cualquier otro indicio que sugiera que no es el pesario idóneo para ella y su problema.
Riesgos y situaciones en las que se desaconsejan los pesarios
Aunque el riesgo de complicaciones es bajo, los pesarios uterinos no están exentos de ellas.
En concreto, el uso de este tipo de dispositivos, en algunas ocasiones, puede dar lugar a la ocurrencia de infecciones vaginales, fístulas, erosiones o úlceras vaginales, aumento del flujo vaginal o expulsión del pesario uterino.
Además, existen diferentes situaciones en las que se desaconseja el uso de pesarios uterinos. Algunas de ellas son:
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En caso de padecer alergia a los materiales o algunos de los componentes empleados en la fabricación de los pesarios.
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Cuando existe un sangrado de causas desconocidas.
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Mientras haya alguna infección vaginal.
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Si las paredes de la vagina presentan ulceraciones.
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Si se sufre enfermedad pélvica inflamatoria.
Además de situaciones anormales o patológicas como las anteriores, también pueden existir causas anatómicas que pueden impedir el uso de pesarios.
Por ejemplo, pueden encontrar dificultades o imposibilidad para utilizar estos dispositivos aquellas mujeres que tengan una apertura vaginal excesiva, un acortamiento de la vagina o se hayan sometido a ciertas cirugías previamente.
Por tanto, debe ser siempre un profesional sanitario quien evalúe nuestra situación, valore la necesidad de utilizar pesarios uterinos y nos indique el tamaño del dispositivo y el periodo de uso adecuado en nuestro caso.
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