Sobrepeso y embarazo

28 Mayo 2013
madre

La definición de obesidad se realiza en función del índice de masa corporal (IMC). Este índice se calcula a partir de la talla y el peso de la mujer. El IMC será el resultado del peso expresado en kilos, dividido entre la talla al cuadrado expresada en metros (kg/m2). Se considera un índice de masa corporal normal entre 18.5-24.9. Entre 25 y 29.9, sería sobrepeso; y a partir de 30, ya se considera obesidad (30-34.9 sería moderada; 35-39.9, severa; y más de 40, mórbida).

Antes y durante del embarazo

Los riesgos para la mujer obesa comienzan ya cuando se desea lograr el embarazo, puesto que la obesidad va unida a una peor calidad de los ovocitos y a trastornos del equilibrio estrógenos-andrógenos a favor de estos últimos, lo cual hace disminuir su fertilidad. Por otra parte una vez embarazada hay un aumento tanto de sufrir diabetes gestacional como hipertensión arterial inducida por el embarazo, así como otras complicaciones.

Debería recomendarse que una mujer, antes de quedarse embarazada, tenga un IMC adecuado o lo más próximo a éste para evitar riesgos asociados a la obesidad y al sobrepeso. Los principales son la diabetes gestacional y la hipertensión arterial asociada a la gestación pero existen otros como el aumento de las malformaciones fetales, parto por cesárea, síndrome de HELLP, riesgo aumentado de tromboembolismo, apnea obstructiva, fetos grandes para la edad gestacional incluso macrosomas, obesidad infantil y en la edad adulta.

Un problema importante cuando se realiza una exploración ecográfica a una gestante obesa es la resistencia que el tejido adiposo ofrece al paso de los ultrasonidos, por lo que la tasa de detección de malformaciones o de marcadores de alteraciones cromosómicas es significativamente menor respecto a la población general. Las estructuras anatómicas que habitualmente no se visualizan correctamente con el incremento del IMC incluyen el corazón fetal, la columna vertebral, los riñones, el diafragma y el cordón umbilical.

Recomendaciones

Para evitar estos trastornos lo primero que debería hacerse es acudir a una consulta preconcepcional y seguir una serie de pautas saludables. Es importante reducir peso, seguir una dieta sana y equilibrada, y practicar ejercicio de forma habitual, todo ello siempre aconsejado por el especialista. De esta manera se podrían ayudar a prevenir algunas complicaciones como la diabetes gestacional o diabetes tipo 2 durante el embarazo o tras el mismo, y evitar fetos macrosómicos (más de 4 Kg) y dificultades durante el parto.

Se debe informar a la mujer obesa de que la tasa de cesáreas está incrementada y que la probabilidad de parto vaginal tras la cesárea está disminuida.

Dra. Isabel Giménez Blasco - Especialista en Ginecología y Obstetricia - Medico colaborador de Advance Medical

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