Cómo evitar la deshidratación infantil

En verano, los niños disfrutan durante varios meses de las vacaciones: viajes, playa, piscina, campamentos de verano… Se exponen a muchas más horas de sol, lo que eleva las probabilidades de deshidratación infantil y golpes de calor, sobre todo, entre los más pequeños, por ello es necesario vigilar todavía más su hidratación durante estos meses.
Mayor cuidado con los bebés
Los bebés tienen mayor probabilidad de deshidratación infantil, ya que no saben hablar y no pueden decir que tienen sed. Los riñones no actúan como los de los adultos, por lo que orinan con mucha más frecuencia, perdiendo así más líquidos. Además, si comparamos el cuerpo del adulto con el de los bebés, tienen proporcionalmente mayor superficie corporal, por lo que sudan más y son más sensibles al calor.
Los bebés menores de seis meses que toman pecho a demanda toman suficientes líquidos con el agua que les proporciona la leche materna, pues el 80% de su composición es agua. Los bebés que toman leche de fórmula, siempre que se sigan las recomendaciones del equipo pediátrico, también estarán correctamente hidratados, por lo que, tal como aconseja la Organización Mundial de la Salud (OMS) la leche será suficiente para hidratar y no es necesario ofrecer agua, pues puede saciar al bebé y dificultar que tome leche. A partir de los seis meses, cuando se inicia la alimentación complementaria, puede ofrecerse agua sobre todo en los meses de calor. Se empezará a ofrecer agua de manera regular varias veces al día, pero es el bebé el que decide la cantidad en función de su sed.
Signos de alerta:
- Bebé muy decaído – cansado sin “motivo”.
- Menor orina de lo habitual en los pañales.
- Heces secas y duras.
- Lengua seca.
Edad infantil
A medida que crecen, el juego ocupa casi el 100% de tiempo de las horas que pasan despiertos: correr, saltar, las horas al sol... harán que necesiten mayor hidratación, y en muchas ocasiones “no tienen tiempo de beber de lo ocupados que están”. No es necesario calcular cuanto deben beber, pero es muy aconsejable ofrecer agua cada cierto tiempo. Son signos de buena hidratación: si el niño está activo, orina con normalidad y tiene un lagrimal normal.
Signos de alerta:
- Sequedad de boca y labios.
- Varias horas sin orinar.
- Ojos hundidos.
- Debilidad en general.
¿Cómo hidratarlos?
El agua será la bebida de elección para mantener una adecuada hidratación entre los más pequeños, pero las frutas y las hortalizas no deben faltar en las comidas principales. Para aquellos niños a los que les cuesta beber agua se puede optar por agua saborizada con fruta natural, sopas frías, o leche teniendo en cuenta que el agua debe ofrecerse a lo largo del día.
Mónica Carreira - Diplomada en Nutrición Humana y Dietética - Máster en Nutrición pediátrica - Nutricionista consultora de Advance Medica