Consejos para una niñez activa y saludable

23 Ene 2014
niño bañándose

Los seres humanos estamos acostumbrados a movernos incluso antes de nacer. A medida que crecemos, nuestras funciones se afianzan. Se adquieren destrezas psicomotoras que permiten desarrollar formas básicas de movimiento, como reptar, caminar, saltar con dos pies, atrapar objetivos y correr.

Todos estos movimientos implican un cierto gasto de energía, que se suma al elevado gasto de energía que nuestro organismo necesita para el crecimiento natural propio de los primeros años de vida. Por eso, en las etapas más tempranas de la vida es fundamental que los niños y niñas tengan una buena alimentación, que les ofrezca los nutrientes y la energía necesarios para un desarrollo físico y psicológico adecuado.

En esos primeros años de vida, y fundamentalmente a partir del momento en que empiezan a caminar, los niños y niñas muestran su instinto natural de movimiento, un instinto que se basa en el placer de interactuar con sus pares y gastar energía. En esa etapa de la vida, son como una pila cargada que responde a un proceso poco conocido: necesitan descargar las baterías para volver a cargarlas rápidamente, y en ese proceso de carga-descarga de energía se van produciendo las adaptaciones madurativas y el pleno desarrollo de sus capacidades.

Consejos para una infancia activa

  • Asuma que la necesidad de movimiento de los más pequeños es lo natural. Si un niño se mueve de un lado a otro y quiere jugar dinámicamente no es porque sea un niño travieso (que también puede serlo); antes que todo, es un niño sano que necesita de esos estímulos para seguir siéndolo.
  • Que toda la familia adopte un estilo de vida activo. Caminar al colegio, a hacer la compra o de visita son actividades sencillas. Montar en triciclo, en bicicleta o en patinete son actividades bien aceptadas por los niños y niñas, y ayudan a recorrer mayores distancias con menos fatiga.
  • Nunca obligue al niño a realizar actividad física de ningún tipo. Los niños parecen incansables pero no lo son, y en términos de rendimiento son más frágiles que los adultos. Estimule la realización de actividad física pero respete sus tiempos de pausa.
  • Prefiera las actividades lúdicas. Actividades que despiertan la curiosidad, propongan la resolución de problemas motrices o requieran el manejo de aparatos, pelotas o cualquier otro elemento de medidas adecuadas a la edad del niño o niña.
  • Evite las actividades que requieran el conocimiento de una técnica precisa. No es lo recomendable iniciar a los pequeños prematuramente en actividades de técnicas cerradas, como son los gestos que se realizan en algunos deportes. Es preferible que experimenten diferentes posibilidades para resolver situaciones motrices, porque en esas experiencias de ensayo y error desarrollarán las habilidades motrices que utilizarán luego en la vida cotidiana.
  • Fomente el juego grupal con otros niños y con la familia, amigos y otros adultos. Jugar con otros niños fuera del entorno habitual sirve para desarrollar la aceptación del otro y la confianza mutua.
  • Mantenga al niño activo. Los niños y niñas son como una caldera que está siempre encendida gastando energía las 24 horas del día. Esto es fundamental para que pueda alcanzar el crecimiento y el desarrollo óptimo y, de esa forma, tener una vida plena y saludable.

 

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Equipo medico dkv
Autor/a: Equipo médico DKV

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