megaloeritema o enfermedad de la bofetada ¿Y esto qué es?

El megaloeritema o enfermedad del niño abofeteado es una de ellas. Una mañana cualquiera o quizá una tarde a la salida del cole, de pronto tu hijo aparece con las mejillas encendidas, tan rojas que piensas:
- ¿Pero qué le ha pasado? Pero si parece como si le hubiesen arreado un par de tortazos. ¿Será una alergia? ¿Le habrá picado algo? ¿Le habrá dado mucho el sol? ¿Le habrá dado reacción la crema que le eché anoche, será algo que ha comido?
En menos de un minuto tu cabeza es un hervidero de preguntas sin respuestas. A todo ello se suma que quizá tu hijo no se encuentra bien, está cansado, le duelen los músculos y encima ha tenido fiebre o febrícula estos días atrás, aunque no muy alta.
- Me arde la cara, mamá.
Nada más entrar por la puerta de la consulta, los pediatras lo tenemos claro: megaloeritema o enfermedad de la bofetada.
Además, al quitarle la ropa, observamos un exantema (unas manchitas) en tronco y muslos que recuerda a un “encaje de bolillos” y que desaparece al apretar o estirar la piel.
- Claro, clarinete. - piensa el pediatra. - No hay duda.
¿Qué es el megaloeritema?
Es una infección vírica producida por un virus llamado Parvovirus B19 que solo afecta a los humanos.
¿Y cómo se contagia?
Como casi todos los virus infantiles, a través de las gotitas de saliva al hablar o compartir objetos o a través de las manos.
Así que, como siempre os digo:
“El lavado de manos es la medida preventiva más eficaz para evitar infecciones”
¿Tiene tratamiento?
El tratamiento es sintomático, es decir, si tiene fiebre y está muy molesto le daremos paracetamol, que beba líquidos de forma regular y en unos días podrá hacer vida normal. Eso sí, si estamos en verano no conviene exponerlo al sol hasta que no s ele pase.
¿Tengo que vigilar alguna posible complicación?
En principio es una enfermedad leve que cura sin complicaciones. En raras ocasiones puede cursar con dolor o inflamación de alguna articulación o anemia en niños que previamente tenían alguna enfermedad sanguínea. Y lo que sí debemos evitar es el contacto con embarazadas puesto que esta infección sí podría traer complicaciones (aunque es infrecuente) durante la gestación.
Hasta la próxima.
Dra. Lucía Galán Bertrand