Cómo conservar la leche materna

Existen muchos motivos por los que optar por la extracción de leche materna y su posterior conservación. Descubre cómo hacerlo siguiendo estas medidas higiénicas, sin romper la cadena de frío.
La leche materna es el alimento idóneo para el recién nacido. Las recomendaciones de la OMS indican que la lactancia materna debería ser exclusiva hasta los seis meses y complementaria hasta los dos años, como mínimo.
Ahora bien, puede ser difícil compaginar la lactancia materna con la vida laboral. En ocasiones, las mamás que se incorporan al trabajo de manera presencial, se ven obligadas a destetar a sus bebés. No tiene por qué ser así.
Hoy en día, existen algunos permisos laborales que ayudan a conciliar la vida familiar con la laboral. Por ejemplo, el permiso por cuidado del lactante, reducción de jornada o excedencia por cuidado de menor. De todos modos, la lactancia diferida también es una opción a valorar. Se trata de alimentar al bebé con leche materna sin que la tome directamente del pecho. Para ello, se extrae la leche y se ofrece posteriormente con un biberón o una cuchara. Esto permite que el bebé siga beneficiándose de la toma de leche materna aún estando separado de su madre.
Alargar la lactancia no es el único motivo para extraer la leche materna. También resulta útil en caso de tener un exceso de leche, sufrir mastitis, alimentar a un bebé prematuro, etc.
Extracción de la leche materna
Antes de proceder a la extracción de leche materna es fundamental lavarse bien las manos. Asimismo, revisar el estado y limpieza del material que se usará para la extracción. Seguir estas recomendaciones de higiene antes de la extracción, reducirá el riesgo de que proliferen bacterias en la leche.
En la mayoría de casos, estimular el reflejo de eyección será necesario para conseguir la bajada de la leche. La estimulación consiste en masajear, acariciar y sacudir ambos pechos de una manera determinada.
Normalmente, se hará con un extractor (sacaleches) aunque, depende de la cantidad de leche, también podría hacerse de forma manual.
Almacenamiento de la leche materna
La leche materna tiene propiedades antibacterianas que contribuyen a una buena conservación. Ahora bien, necesita estar a una temperatura determinada.

Una vez extraída la leche, si no va a ser usada de inmediato, es preferible guardarla en la nevera. Si no va a ser usada en horas, mejor congelarla.
Pautas de almacenamiento de la leche materna |
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Leche recién extraída |
Leche descongelada |
Leche sobrante |
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A temperatura ambiente (16-25ºC) |
Puede durar hasta 4 horas |
Puede durar de 1 a 2 horas |
Usar dentro de las 2 horas después de que el bebé haya parado de beber |
En el frigorífico (≃ 4ºC) |
Puede durar hasta 4 días |
Puede durar hasta 1 día |
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En el congelador (≤ 18ºC) |
Usar preferentemente antes de 6 meses. No usar pasados los 12 meses. |
No se puede volver a congelar |
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Tabla extraída de Centers for Disease Control and Prevention (CDC) |
Para la conservación de la leche materna es importante que la temperatura sea lo más estable posible. Por ello, es aconsejable almacenarla en la parte central trasera del frigorífico, mejor no guardarla en la puerta.
En caso de necesidad de transportar la leche extraída, hay que hacerlo con una nevera portátil. Al llegar a su destino, debemos proceder inmediatamente a usar la leche o a almacenarla.
Estas medidas son fundamentales para asegurar la seguridad de la leche, evitando la proliferación de bacterias nocivas.
¿Qué tipo de envase usar para almacenar la leche extraída?
Para almacenar la leche materna, podemos usar recipientes tanto de plástico como de cristal pero que tengan un buen cierre. Los envases deben ser destinados para uso alimentario, los cuales estarán señalizados con el dibujo de la copa y el tenedor. En caso de que sean recipientes de plástico, mejor evitar aquellos que contengan ftalatos y/o bisfenol A (BPA). También pueden usarse bolsas específicas para la conservación de la leche materna.
Antes de su uso, los recipientes deben ser lavados con agua caliente y jabón o en el lavavajillas. Es aconsejable marcar la fecha de extracción en el mismo envase antes de su almacenamiento. De esa forma, podrá hacerse un seguimiento de la leche almacenada e ir sacándola por orden de antigüedad.
La leche puede ser congelada en pequeñas raciones, aproximadamente de 60-120 ml. Eso facilitará la descongelación y disminuirá el desperdicio de leche. Una vez descongeladas, podrán juntarse.
Descongelación, calentamiento y utilización de la leche extraída
La leche materna se puede descongelar en el frigorífico. Normalmente, se podrá usar tras haber estado 12 horas y un máximo de 24. También se puede descongelar poniendo en contacto o sumergiendo el recipiente de leche con agua templada (hasta 37ºC).
Una vez descongelada, la leche no tiene porqué ser calentada. Siempre y cuando esté a temperatura ambiente, puede darse al bebé. Ahora bien, si desea calentarla deberá tener en cuenta las siguientes consideraciones:
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No calentar la leche en el microondas, en un cazo ni al baño maría.
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La temperatura de la leche nunca debería superar los 40ºC.
Tras descongelar la leche, es recomendable removerla ligeramente ya que se puede haber separado en capas.
Es probable que, la leche materna, una vez descongelada, adquiera un olor a rancio debido a cambios en su estructura. Normalmente, está en buen estado y los bebés la aceptan correctamente. Sin embargo, algunos bebés pueden rechazarla por el cambio de olor y/o sabor. Para minimizar el riesgo, es importante seguir las normas de conservación y evitar romper la cadena de frío.
Y sobre todo, aquella leche que haya sido descongelada no puede volver a congelarse.

Como es de esperar, la leche fresca siempre será la mejor opción para el bebé ya que conserva su composición intacta. Y es que, congelar la leche puede inactivar algunos componentes inmunológicos. Aún así, su composición nutricional no varía significativamente y sigue siendo mejor opción que la leche de fórmula.
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