La diabetes

La insulina es una hormona segregada por el páncreas que, entre otras acciones, ayuda a que la glucosa (procedente de los alimentos) entre a las células para suministrar la energía necesaria para las funciones de la célula.
Tipos de diabetes
La alteración básica es que el páncreas no produce insulina.
El cuerpo no produce suficiente cantidad de insulina, o no la usa adecuadamente. Es el tipo más común de diabetes.
La mujer embarazada presenta niveles altos de glucosa en sangre, únicamente durante el embarazo, volviendo posteriormente a la normalidad en la gran mayoría de los casos.
Las manifestaciones clínicas suelen ser inexistentes, excepto en casos de crisis hiperglucémicas. Por lo general, la elevación de la glucosa en sangre puede pasar inadvertida para el paciente durante años, a no ser que se realicen análisis sanguíneos para la detección de la concentración de glucosa en sangre.
En casos importantes, especialmente en el tipo 1, puede aparecer sed excesiva (polidipsia), aumento de la cantidad de orina (poliuria), hambre excesiva, cansancio, pérdida importante de peso, lesiones cutáneas que tardan en curar, sensación de hormigueo en manos y pies, problemas visuales, sequedad cutánea?
La diabetes tipo 1 suele tener un origen genético y se presenta en la infancia o en la juventud; en el caso de la Diabetes tipo 2, su frecuencia es mayor a medida que aumenta la edad y tienen mayor riesgo las personas con antecedentes familiares de Diabetes especialmente si presentan sobrepeso y sedentarismo. En muchos casos no hay ningún síntoma o pueden presentarse síntomas parecidos a los del tipo 1 aunque generalmente menos intensos.
Con el paso de los años pueden llegar los problemas derivados de la concentración excesiva en sangre de manera crónica, especialmente sobre tejidos como el sistema circulatorio (corazón y vasos sanguíneos), el tejido nervioso (nervios periféricos y sistema nervioso central), los ojos y los riñones, aunque se afectan en mayor o menor grado todos los sistemas y tejidos del organismo.
El tratamiento consiste básicamente en una dieta pobre en hidratos de carbono para ayudar a mantener los niveles de glucosa en los términos normales, aumentar el ejercicio físico para consumir el exceso de glucosa circulante. En muchos casos estas medidas higiénico-dietéticas no son suficientes y es necesario administrar fármacos por vía oral o insulina para compensar la falta de producción de esta hormona.
La dieta
-La limitación de alimentos con altos contenidos en azúcar y prestar atención a la cantidad total de hidratos de carbono ingeridos.
-Hacer comidas poco copiosas a menudo (unas 5 comidas al día).
-Hacer una dieta rica y variada, que incluya frutas y vegetales.
-Limitar también el consumo de grasas, alcohol y sal.
En las ocasiones en que la concentración de glucosa en sangre es excesiva, o por el contrario es inferior a los niveles normales, pueden sobrevenir problemas de salud que requieran la intervención urgente: tanto la hipoglucemia como la hiperglucemia importantes pueden poner en peligro de modo inmediato la vida del paciente, requiriendo atención urgente.
Sin embargo, con un adecuado control de la diabetes los pacientes pueden evitar todos los problemas derivados del exceso crónico de glucosa en sangre y mantener una vida absolutamente normal y una expectativa de vida idéntica al resto de la población.
Dra. Elisabeth Herrero y Dr. Jordi Esquirol -Especialistas en Medicina Familiar y Preventiva - Médicos Colaboradores de Advance Medical