Menisco Roto: ¿Qué dice la comunidad médica al respecto? ¿Qué debemos considerar?

En este artículo vamos a explicar lo que conviene saber acerca de las roturas de menisco. Sin embargo, antes de abordar este tema, hay que entender cómo funciona la articulación de la rodilla, qué es el menisco y qué supone su rotura.
Tanto en humanos como en primates, la rodilla es lo que une el muslo y la pierna más lejana. Está formada por dos articulaciones: una que se estructura entre el fémur (hueso largo del muslo) y la tibia (hueso de la espinilla) y otra que articula el fémur con la patella, ese hueso pequeño triangular que tenemos justo en la rodilla.
Dentro de este contexto, encontramos un espacio articular entre el fémur y la tibia donde se halla un tipo de tejido conectivo compuesto principalmente por colágeno que denominamos “menisco”. Su principal función es absorber el impacto al que estamos expuestos como si de un amortiguador se tratase, facilitar la correcta transmisión de fuerzas, proveer estabilidad y proteger a los huesos de una fricción excesiva.
Conviene saber que el menisco puede llegar a romperse y dicha rotura puede presentarse de formas muy distintas.
¿Cuáles son los síntomas de un menisco roto?
A pesar de que el dolor es algo muy subjetivo, las roturas de menisco suelen ir acompañadas de una hinchazón considerable, crujidos y sensación de bloqueo. También es común tener la impresión que la rodilla se va a salir.
Suele ser mucho más común en hombres y muchos pacientes declaran despertarse en medio de la noche por el propio dolor. Un aspecto que podría explicarse por el colapso de la parte medial de una rodilla contra la otra al dormir de lado.
No obstante, más adelante veremos que muchísimas personas asintomáticas padecen roturas de menisco sin dolor alguno. Por ello, debemos contextualizar muy bien el caso y no sobrediagnosticar innecesariamente.
¿Cómo puedo asegurarme y saber que padezco de una rotura de menisco?
Para realizar un diagnóstico de rotura de menisco habrá que llevar a cabo un examen clínico conjunto una buena entrevista del contexto de la persona. Si el cuadro clínico que presenta un paciente requiere una verificación, la resonancia magnética es la opción más recomendable, ya que permite acotar y ofrece un diagnóstico certero en lo que a las patologías del menisco se refiere.

Conviene mencionar que, aunque seguimos utilizando de manera rutinaria tests y maniobras especiales en clínica, como las evaluaciones de McMurray, el Apley o el Thessaly para valorar la integridad de los meniscos, su precisión y fiabilidad son más bien bajas y deberemos ser precavidos a la hora de sacar conclusiones.
¿Qué debo esperar en caso de padecerlo?
El tratamiento dependerá en mayor o menor medida de factores como la edad, las comorbilidades que presenta la persona, la sintomatología y el tipo y la localización de la ruptura.
Por ejemplo, cuando las roturas se localizan en zonas altamente vasculares (áreas roja/roja) donde el riego sanguíneo es mayor, se aboga por un tratamiento conservador basado en ejercicio terapéutico. Cuando la rotura es menor de 5mm, la recuperación suele ser más fácil.
En cuanto al pronóstico, estudios como el de Bjornar Berg y sus colaboradores identifican 3 trayectorias o cursos distintos al estudiar pacientes con roturas meniscales (Bjornar Berg et al. 2021):
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La mayor parte de participantes mostraban una trayectoria “moderada” donde encontramos una mejora gradual de los síntomas.
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Otro gran tanto por ciento se encontraba en una trayectoria “óptima” o “alta” donde la mejoría era muy temprana.
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Únicamente del 10 al 12% se encontraba en un grupo de trayectoria “baja” con mejoras mínimas a lo largo de 5 años.
El dolor no se halla en la estructura sino en el cerebro
En toda lesión que una persona padece, lo preocupante más que la estructura es el dolor. En otras palabras, aquello que genera ansiedad y preocupación es el malestar que se vive y todas las consecuencias que conlleva: como tener que ir dejando actividades de lado. En este aspecto, es de vital importancia transmitir que el dolor muchas veces no se vincula tanto a la patología de la estructura como creemos ya que el dolor no se trata de una señal por sí sola sino de una experiencia personal.
Cada vez son más los estudios que arrojan luz sobre este asunto. Por ejemplo, Laura Horga y sus colaboradores estudiaron las rodillas de 230 personas asintomáticas sin dolor alguno y encontraron que el 97% de participantes mostraban algún tipo de anormalidad cuando eran sometidos a una resonancia magnética donde la patología más común observada eran las roturas de menisco y los problemas de cartílago. (Laura M. Horga et. al. 2020)
Se debe recordar que el dolor es una experiencia subjetiva, personal y multidimensional que se ve afectada por factores tanto sociales como psicológicos y biológicos. Por ende, no todos los problemas de menisco son sinónimo de dolor. Debemos diferenciar y considerar muy bien un dolor agudo pasajero por cuestiones paralelas a la estructura antes de sobrediagnosticar patologías que tal vez no correlacionan con el cuadro del paciente. Por ello, lo mejor es acudir a un buen profesional sanitario, actualizado en la última evidencia científica, que sepa valorar a la persona.
La importancia de la Terapia Activa
El dolor como concepto multidimensional, deberá ser evaluado no únicamente desde su intensidad sino también desde las restricciones que supone en cuanto a funcionalidad, actividad y participación.

Por ello, la fisioterapia será esencial tanto en casos conservadores para los que no es necesaria la cirugía como en aquellos procesos post-quirúrgicos. El ejercicio terapéutico adaptado a las necesidades de la persona será altamente necesario para mejorar la tolerancia del tejido a las actividades del día a día (ejemplos de ejercicios para cuádriceps).
Gran parte del tratamiento se basará en un buen trabajo funcional que preparará a la rodilla de cara a aguantar el estrés mecánico que debe tolerar como las ideas que se presentan en este otro artículo.
Consideraciones en cuanto a intervenciones invasivas
Sin profundizar demasiado en cuestiones del manejo quirúrgico hemos de rescatar cierto conocimiento que está un poco disperso a día de hoy. Como bien hemos mencionado, la premisa básica que en la actualidad guía una rotura de menisco es conservar la mayor parte posible de este.
Por esta misma razón, las meniscectomías han caído en un controvertido debate y se han dejado de recomendar desde la evidencia científica. De hecho, se han llegado a reportar resultados desfavorables hasta en un 30% de los pacientes al cabo de los 10 años de seguimiento.
Estas últimas dos décadas se ha puesto un mayor énfasis en la reparación del menisco más allá de retirar y eliminar el tejido desgarrado como se realiza en una menisectomía. Para ello, las técnicas basadas en la reparación del menisco han evolucionado y mejorado sustancialmente con mejores resultados a largo plazo tanto en alivio del dolor como en niveles de actividad física y funcionalidad.
Conclusión
La rotura de menisco es una condición caracterizada por la disrupción del tejido conectivo que tenemos en el espacio articular de la rodilla. La presentación clínica puede ser muy distinta entre personas y encontramos muchos casos asintomáticos por el carácter multidimensional que posee el dolor.
Aún así, la mayor parte de casos mejoran positivamente de manera gradual o incluso rápida y solamente un tanto por ciento muy reducido presenta una trayectoria poco esperanzadora. Sea cual sea el caso, deberemos prestar atención a la función con una buena evaluación de las capacidades físicas y una correcta prescripción de ejercicio terapéutico por parte de un fisioterapeuta.
En caso de ser necesario un tratamiento invasivo, nos guiaremos por la premisa de preservar el menisco. Por ello, conviene evitar las meniscectomías. Es lo que dicta la evidencia científica actual.
Escrito por Javier Picañol Párraga | Fisioterapeuta, Entrenador Personal por la NSCA-CPT y Estudiante de Psicología | Divulga a diario por Instagram @JavierBartleby
Bibliografía y referencias
Berg, B., Roos, E. M., Kise, N. J., Engebretsen, L., Holm, I., & Risberg, M. A. (2021). On a Trajectory for Success-9 in Every 10 People With a Degenerative Meniscus Tear Have Improved Knee Function Within 2 Years After Treatment: A Secondary Exploratory Analysis of a Randomized Controlled Trial. The Journal of orthopaedic and sports physical therapy, 51(6), 289–297. https://doi.org/10.2519/jospt.2021.10025. Link: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33971735/
Bhan K. Meniscal Tears: Current Understanding, Diagnosis, and Management. Cureus. 2020 Jun 13;12(6):e8590. doi: 10.7759/cureus.8590. PMID: 32676231; PMCID: PMC7359983. Link: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7359983/
Horga, L. M., Hirschmann, A. C., Henckel, J., Fotiadou, A., Di Laura, A., Torlasco, C., D'Silva, A., Sharma, S., Moon, J. C., & Hart, A. J. (2020). Prevalence of abnormal findings in 230 knees of asymptomatic adults using 3.0 T MRI. Skeletal radiology, 49(7), 1099–1107. https://doi.org/10.1007/s00256-020-03394-z. Link: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32060622/
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