¿Se puede escoger el género de un bebé in vitro?
Hoy técnicamente si se puede escoger el género del bebé, pero hay que saber que no siempre es posible esta elección. Los motivos que pueden llevar a querer elegir el sexo del bebé son varios. En primer lugar, está el deseo personal, basado en causas sociales, por ejemplo: una pareja que tiene varios hijos varones y que desea tener una niña y viceversa, o por motivos culturales, ya que todos conocemos países-culturas que tienen su preferencia por los hijos varones. Además, puede deberse a solucionar problemas de salud de otro de los hijos. La fecundación in vitro es el mejor procedimiento.
Diagnóstico genético preimplantacional
La técnica por la que se lleva a cabo es mediante un ciclo de fecundación in vitro en el que se realiza un estímulo hormonal ovárico para obtener ovocitos y éstos se inseminan con los espermatozoides del varón para la obtención de embriones. Una vez que se tienen los embriones hay que practicarles una biopsia para obtener una célula y analizarla. Ese análisis es lo que llamamos Diagnóstico Genético Preimplantacional, es decir, obtener información genética de ese embrión para luego introducirlo en el útero materno. El análisis genético puede ser más o menos extenso según lo que queramos estudiar. En el caso de una selección de sexo lo que nos interesa saber es si el embrión es XX o XY, es decir si el embrión es niña o niño, respectivamente.
En el momento actual en España está permitido llevar a cabo este tipo de estudios para elegir el sexo que tendrá nuestro futuro bebé, pero sólo en el caso de enfermedades que estén ligadas a los cromosomas sexuales, por ejemplo, la hemofilia. Esta enfermedad la transmiten las mujeres pero la padecen los hombres.
Otros “métodos” al margen de la fecundación in vitro
Si queremos intentar concebir un hijo de un sexo determinado hay “métodos” pero con poca fiabilidad. Se puede intentar mediante la programación de las relaciones sexuales basada en las diferencias entre los espermatozoides X (niña) y los espermatozoides Y (niño), pero para eso la mujer debe saber con exactitud los días de la ovulación.
Los espermatozoides Y (niño) son más pequeños, más rápidos y más débiles, y precisan de unas condiciones en el aparato genital femenino muy favorables ya que llegan primero y mueren rápidamente. Por tanto, para que haya, el espermatozoide debe llegar a las trompas de falopio casi simultáneamente con el óvulo, es decir, en el momento de la ovulación. Sabiendo esto, las relaciones sexuales pueden empezarse a partir de 12 horas antes de la ovulación y deberán ser durante las 12 horas de la ovulación, preferiblemente sólo una vez. El motivo es porque durante la ovulación, los fluidos vaginales y del cérvix (cuello del útero) son alcalinos, condición que hace más favorable la llegada de espermatozoides, pero es especialmente favorable para los Y (niño).
En cambio, los espermatozoides X (niña) son más grandes, más fuertes y más lentos, más resistentes en condiciones moderadamente adversas o ácidas. Además, son más duraderos y pueden esperar unos días al óvulo. De esta forma, en el caso de querer concebir una niña se recomienda mantener relaciones un día después del periodo y hasta dos días antes de la ovulación. De este modo, los espermatozoides Y (niño) “mueren” y el óvulo se encuentra con más espermatozoides X (niña). Además, antes de la ovulación, las secreciones vaginales son más ácidas y el espermatozoide X (mujer) tendrá más posibilidades de sobrevivir y fecundar al óvulo que el espermatozoide Y.
Estos métodos, aunque tienen su razón científica, no aseguran su efectividad. Eso sí, conociendo bien las características del flujo vaginal y de los espermatozoides quizás consigamos acertar un poquito más el sexo del futuro bebé.
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