Salud para niños

Desde que son bebés, los niños intentan imitar los hábitos saludables de sus padres, para ellos su máxima referencia. Por lo que, es importante que, delante de vuestros hijos, sigáis una buena rutina de higiene dental con el fin de que, una vez les salgan los primeros dientes de leche, empecéis a usar el cepillo de dientes con una pasta específica con 1000ppm de flúor. Desde que le sale el primer diente de leche y hasta los dos años, la recomendación es realizar un cepillado de dientes al día, por la noche, e incluirla en su rutina de sueño, después de la cena y el baño y justo antes de acostarse. Mantener una buena salud infantil de sus dientes es importante para asentar las bases de su salud bucodental en la edad adulta, establecer unos hábitos saludables para niños, y además previene de problemas dentales infantiles comunes como la aparición de caries.

En pediatría, la rama de medicina sobre salud infantil, se trata la anatomía y el desarrollo de los niños, la nutrición infantil (lactancia materna exclusiva, lactancia artificial, alimentación complementaria del bebé, alimentación sana y equilibrada infantil), hábitos saludables del sueño infantil, enfermedades comunes en la edad infantil y su prevención y tratamiento, así como el control del niño sano de cara a su desarrollo. En cuanto a las enfermedades más comunes de los niños tratados en pediatría, son: la fiebre, náuseas, vómitos y diarreas, estreñimiento, tos y mucosidades, resfriados y enfermedades de las vías respiratorias causadas por virus, dolor en el pecho, problemas de la boca, problemas de visión y audición, infecciones de oído, etc. Todos estos temas de salud infantil los puedes encontrar en nuestro blog utilizando el buscador por el tema que te interese.

Si hablamos de hábitos saludables para niños, lo primero que tenemos que hacer es prestar atención a nuestros hábitos, puesto que los niños son perfectos imitadores de lo que les rodea, y sobre todo de sus adultos de referencia, sus personas de apego. En relación a la comida, es importante que los niños sigan una alimentación saludable y equilibrada, por lo que tenemos que comprar alimentos sanos, es decir sin azúcares industriales, sin procesamientos industriales y no fiarnos de los rótulos publicitarios, sino priorizar con productos frescos (frutas y verduras, legumbres, pescado, carne, cereales naturales e integrales como la avena, la pasta, la quinoa, el arroz, etc. Lácteos naturales y frutos secos para ofrecérselos molidos si son menores de 5 años, debido al riesgo a atragantamiento. Es importante también que los niños tengan una rutina clara en cuanto a sueño, higiene, alimentación, un horario fijo de actividades para adelantarnos y que sepan qué va a pasar en cada momento, tener suficiente tiempo para el movimiento y juego libre, compartir tiempo de calidad con su familia y con amigos, estar en contacto con la naturaleza, colaborar con las tareas domésticas, y prestar atención a sus emociones. Y sí, importante pasar tiempo de calidad con ellos, reír, disfrutar y repartir amor.

Los malos hábitos más comunes en los niños son seguir una dieta poco saludable, comer distraídos mientras ven la televisión o un dispositivo móvil, pasar demasiado tiempo delante de un dispositivo móvil, tener una mala rutina de sueño y dormir pocas horas, no practicar actividades físicas o tiempo de ocio saludable, no tener una higiene adecuada, tanto de manos, cuerpo o higiene dental, o no compartir momentos de cariño y risa con familiares y amigos.

En cuanto a salud infantil se refiere, no solo debemos centrarnos en evitar que el niño enferme, sino que es nuestra responsabilidad es enseñar a los niños hábitos de salud que se prolonguen durante toda su infancia y edad adulta, y no solamente referente a su estado físico, sino también en el emocional. Para promover la salud infantil podemos enseñar a los niños, juegos y actividades educativas la importancia de la higiene diaria, lavado de manos, higiene dental, higiene corporal. Podemos jugar a ser médicos y seguir la higiene de manos antes de cada actividad, enseñarle la importancia de primeros auxilios para que aprenda a llamar por teléfono en caso de emergencia, a enseñarle el uso de un botiquín con gasas, vendas, tiritas, un termómetro, etc.

Desde el momento en el que nace un bebé, es importante llevar un control de su evolución y crecimiento. El pediatra programará unas visitas los primeros meses de vida con el fin de verificar que el bebé crece adecuadamente, tanto física como cognitivamente. Además, durante su primer año de vida, se le administrarán las vacunas según el calendario de vacunas de cada comunidad autónoma de la AEP. Por lo que, en la primera semana de vida del bebé, el pediatra realiza una primera visita para evaluar su estado de salud general. Si todo está bien, durante los primeros seis meses, se realizará una visita periódica, que luego se espaciará durante su primer año de vida. Hasta que el bebé cumpla los dos años, la visitas podrían ser trimestrales, y a partir de los cinco años, se realizará una visita anual. Aparte de estas revisiones periódicas, las madres y padres deberían concertar una consulta pediátrica en los siguientes casos: cambios en el humor, trastornos del apetito, alteraciones de las deposiciones, llanto inconsolable que no cede alimentándolo, consolándole como de costumbre, cuando lo ven apagado o débil, cuando el bebé o niño presenta fiebre mayor de 38º o durante más de dos-tres días, cuando tienen dificultad para respirar, o cuando aparenta , tener un problema de salud (por su estado físico o anímico).

Para los niños, crecer en un ambiente saludable, agradable y feliz es fundamental y resulta decisivo en cuanto a su buen desarrollo. Los primeros años de vida de un niño implican muchos cambios, tanto físicos como sociales, intelectuales y emocionales. Por ello, un entorno adecuado tanto en casa como en el aula son muy importantes. Los niños que crecen en entornos sanos y que siguen hábitos de vida saludables y que se desarrollan espontáneamente tienen menos riesgo de padecer ciertas enfermedades y reducen el riesgo de sobrepeso y problemas de salud mental.

Los factores que intervienen en el desarrollo de los niños son la alimentación y el ambiente en el que se desarrolla (el afecto, la estimulación o experiencias del niño). La herencia cultural y genética, y el aprendizaje social.

Los niños tienen necesidades distintas a las de los adultos, y si hablamos de salud, durante sus primeros años de vida necesitan acudir a consulta para revisiones periódicas, llevar al día el calendario de vacunación, además de que los virus les afectan más durante sus primeros años puesto que su sistema inmune se está desarrollando. Por ese motivo, contar con un seguro de salud para niños permite facilitar los accesos a los consultas del pediatra o de los especialistas, poder disponer de una segunda opinión médica experta en caso de enfermedad grave. Asimismo, contar con un seguro médico privado para niños es importante si necesitas un horario más amplio de atención médica, disponer de pediatra en cualquier ciudad o cuando estás de viaje. El seguro de salud para niños, además de incluir los servicios de pediatría y puericultura, tienen acceso inmediato, sin necesidad de pedir un autorización al médico de cabecera, a especialidades como oftalmología, dermatología, otorrinolaringología, odontología pediátrica, logopedia y psicología, además de las coberturas odontológicas que incluya la póliza suscrita.

Las aseguradoras permiten incluir a nuestros hijos en nuestro seguro y poder contratar un seguro de salud familiar. En el caso de DKV, la prima de un seguro de salud completo como DKV Integral ronda los 14€/mes en menores de edad, y contamos también con seguros dentales cuyo coste es gratuito hasta los 14 años si contrata un adulto. Asimismo, el seguro familiar DKV Famedic Plus permite incluir en la misma cuota mensual hasta 8 miembros de la familia e incluye visitas ilimitadas a las especialidades más demandadas, entre ellas, pediatría y ginecología.

El bienestar infantil es el conjunto de percepciones y aspiraciones de los niños. Su felicidad y calidad de vida se relacionan con el bienestar infantil. En cuanto a los factores que influyen en su bienestar y felicidad encontramos los factores socioeconómicos, las actividades que realizan tanto académicas como tiempo de ocio en familia (deporte, juegos, actividades, etc.) y su atención. Los niños se sienten más felices y seguros si son escuchados y si siguen una rutina clara donde su tiempo esté bien gestionado y organizado. Además, si viven en un entorno satisfactorio donde sus padres y sus referentes adultos viven cordialidad evitando escenas de discusiones o conductas de violencia física o verbal.