Fimosis infantil, ¿cómo evitar la operación?
Sólo existe fimosis si la piel prepucial presiona mucho el cuerpo del pene al descender, si impide destapar por completo el glande o si es difícil volver a su posición anatómica natural tras el descenso prepucial (volver a cubrir el glande). Si la piel prepucial baja libremente y no existe presión en la erección, no hay fimosis. Cabe destacar, que “el exceso de piel” no es ‘fimosis’.
Pueden diferenciarse dos tipos:
- Con prepucio anatómicamente normal, es decir, asintomático, pero no retráctil (1% de los casos a los 16 años de edad).
- Con prepucio no retráctil por la presencia de anillo fibroso o cicatrizal, debido a repetidos intentos de retracción.
En el momento del nacimiento, existe en los bebés humanos una ‘fimosis fisiológica’, es decir, el prepucio del recién nacido no se retrae por la existencia de adherencias balanoprepuciales naturales en prácticamente la totalidad de los casos (es decir, en el momento del nacimiento, el prepucio está adherido a la superficie del glande del pene). Con el paso del tiempo, estas adherencias balanoprepuciales van desapareciendo de forma espontánea y gradual, por la presencia de esmegma (perlas blancas) y las erecciones intermitentes, permitiendo que el prepucio sea progresivamente más móvil y finalmente retráctil. A los 3-4 años de edad, 80% de los niños puede retraer el prepucio y a los 16 años, únicamente el 1% no lo podrá hacer, dándose lugar al diagnóstico de fimosis.
Se puede afirmar que hasta los 16 años de edad la fimosis es fisiológica y la actitud correcta ante ella es no hacer casi nada. La higiene diaria de los genitales con una suave retracción prepucial es suficiente. Las retracciones forzadas del prepucio convierten la fimosis fisiológica en patológica (cicatrizal). No es necesario ningún otro cuidado especial para su prevención.
Diagnóstico
La fimosis suele ser una de las consultas más frecuentes al urólogo por parte del varón adolescente, que aprecia la existencia del anillo que impide el descenso del prepucio. En otras ocasiones, será la práctica de las primeras relaciones sexuales las que evidenciarán el problema.
¿Qué es la circuncisión?
La circuncisión o la llamada plastia dorsal prepucial es una intervención quirúrgica relativamente sencilla, en la que se elimina, de forma total o parcial, respectivamente, la piel o anillo estrechado del prepucio y posteriormente se sutura el corte con material generalmente absorbible. La realización de una u otra modalidad dependerá de la edad y de la sintomatología del paciente.
¿Deben operarse todos los niños que presentan fimosis?
Rotunda y decididamente, no.
Normalmente, se decide la intervención quirúrgica en aquellos niños que presentan dificultad en retraer el prepucio y no han respondido a otros tratamientos menos “agresivos”, que se suelen probar en un primer momento, como es el caso de la aplicación de pomadas de corticoterapia tópica en la zona genital. La aplicación de esta medicación durante un tiempo prudencial de unos 1-2 meses resuelve la fimosis en un tanto por ciento elevado de casos y, además, éstos también resultan n útiles y beneficiosos en aquellos casos en los que exista inflamación aguda (balanitis).
En general, los cirujanos pediátricos de nuestro país son proclives a tomar actitudes expectantes y conservadoras frente a la eliminación radical del prepucio (debido a que, ante un problema en el que el 99% de los casos se resuelven espontáneamente, es prudente, de entrada, no hacer nada).
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