Alimentos funcionales enriquecidos, ¿nos ayudan realmente?
En los últimos años es evidente el interés por la dieta y la salud. Se ha demostrado ampliamente que seguir una dieta sana, variada y equilibrada, junto con una vida activa, es la mejor manera de prevenir problemas de salud. Alimentos tradicionales como frutas, verduras, frutos secos, aceite de oliva virgen extra o el pescado azul son alimentos que, por sus componentes, benefician al organismo, pero debido al “frenético” estilo de vida, muchas personas abandonan un estilo de vida saludable. Por ello, surgen cada vez más alimentos funcionales enriquecidos que intentan compensar la falta de una adecuada alimentación. Pero, ¿realmente pueden ayudarnos?
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Qué son los alimentos funcionales
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Qué son los alimentos funcionales enriquecidos
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Los alimentos funcionales enriquecidos, ¿son beneficiosos?
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Los alimentos funcionales enriquecidos, ¿son necesarios en población sana?
Qué son los alimentos funcionales
Se considera un alimento funcional aquel que, además de aportar nutrientes, ha demostrado mediante evidencia científica que su consumo aporta beneficios al organismo, pues ejerce un papel preventivo disminuyendo los factores de riesgo que provocan la aparición de enfermedades. Los más conocidos son las frutas y las verduras, el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos.
Qué son los alimentos funcionales enriquecidos
Se consideran alimentos funcionales enriquecidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aquellos a los que se les han añadido micronutrientes esenciales, es decir, vitaminas y minerales, con el fin de mejorar la calidad nutricional, siendo provechoso para la salud pública.
Los más comunes en nuestro país son: bebidas vegetales enriquecidas en calcio y vitamina D, yogures enriquecidos con calcio, vitamina A y D, alimentos infantiles enriquecidos con vitaminas y minerales, zumos enriquecidos con vitaminas y minerales, margarinas enriquecidas con fitoesteroles, y sal yodada.
Los alimentos funcionales enriquecidos, ¿son beneficiosos?
Los alimentos funcionales enriquecidos con algún nutriente pueden resultar muy beneficiosos, sobre todo si existe una carencia endémica. Por ejemplo, la eliminación del raquitismo añadiendo vitamina D en la leche en Canadá y Estados Unidos en la década de los años 30, o la adición de hierro y yodo en la sal en Marruecos, mejorando el estado nutricional de los niños en edad escolar. Este tipo de alimentos son de gran ayuda para combatir la desnutrición en países subdesarrollados.
Los alimentos funcionales enriquecidos, ¿son necesarios en población sana?
Necesarios, no lo son. Los alimentos enriquecidos pueden ayudar en determinadas situaciones y de manera individual, como los casos comentados o en casos específicos, por ejemplo, una persona que sigue una alimentación vegetariana o una persona con intolerancia a los lácteos y con osteoporosis puede beneficiarse de alimentos enriquecidos en calcio, pero siempre valorando cada caso individualmente.
La industria alimentaria no debe crear una falsa necesidad por dichos alimentos para conseguir un buen estado de salud. Es importante diferenciar que pueden ayudarnos a alcanzar un mejor estado de salud en determinadas situaciones, pero no es necesario incluirlos en la alimentación de toda la población para alcanzar un óptimo estado de salud, pues siguiendo una dieta sana, variada y equilibrada se consiguen todos los nutrientes necesarios.