Vivir con miedo, algunos consejos para evitarlo
¿Alguna vez has sentido que sabes lo que quieres, pero no entiendes por qué algo te frena a conseguirlo?, ¿Te imaginas realizando un sinfín de actividades, pero estás esperando a estar mejor y más fuerte para ponerte a ello? ¿Los pensamientos del “no puedo” se cruzan por tu frente y se instalan cómodamente impidiéndote lograr lo que te propusiste una vez más? Si esto te ha sucedido, posiblemente vivir con miedo se haya convertido en tu estilo de vida.
¿Qué es el miedo?
El miedo es natural en los seres humanos, es una emoción primaria que aparece frente a una posible amenaza para indicarnos que debemos tomar medidas y protegernos. Por tanto, su objetivo principal es mantenernos a salvo, impidiendo, por ejemplo, que saltemos de un avión sin paracaídas y haciendo que respetemos los límites de velocidad en la carretera. El problema viene cuando es el propio miedo el que no nos deja vivir, cuando el miedo se apodera de nuestra vida y deja de hacer su función original de protegernos para empezar a hacernos daño. Es entonces cuando el miedo se convierte en una emoción negativa, que influye en todas nuestras decisiones y acciones y nos impide vivir o nos obliga a vivir con miedo.
El miedo imaginario
La gran mayoría de veces, excepto que nos persiga un animal salvaje, estemos siendo víctima de un atraco, etc., el miedo es imaginario, proviene de nuestra mente. No importa si creemos o no en fantasmas, o si tenemos miedo a la muerte, el miedo a lo que no conocemos es natural en el ser humano. Como también lo es el miedo a fracasar y ser lastimados física, intelectual o emocionalmente. Por eso, no ser seleccionado para ocupar un puesto de trabajo es doloroso mental y emocionalmente. La mente tiene la capacidad de adelantarse, con mucha anticipación, a las situaciones que no conoce, y frenarnos con la finalidad de salvarnos de una experiencia negativa. Como resultado nos preocupamos y nos atemorizamos de cosas que solo están en nuestra imaginación, que solo hemos estimado, y en la gran mayoría de las veces, de forma equivocada.
¿Se puede vivir con miedo?
A lo largo de la vida nos enfrentamos a diferentes situaciones, cargadas de incertidumbre, que nos provocan vivir con miedo: salir de la familia para descubrir mundo, experiencias amorosas, exámenes, pruebas, enfermedades, fallecimientos, etc., un sinfín de eventos novedosos que todos hemos tenido que enfrentar alguna vez por primera vez. El miedo tiene la capacidad de desviar nuestra atención exclusivamente hacia aquellos aspectos negativos de nuestro desempeño, haciendo que nuestra autoestima baje y estimemos que nuestros recursos personales no son lo suficientemente buenos como para enfrentarse a la situación. Así es como vamos desarrollando los diferentes miedos: el miedo al fracaso, miedo al rechazo, miedo a las pérdidas, miedo a la muerte y, sobre todo, a los grandes cambios. Temores que terminan por convertirse en una barrera que nos impide vivir plenamente, obligándonos a permanecer bloqueados en nuestra zona de confort, impidiendo que avancemos, nos desarrollemos, y consigamos nuestras metas.
De esta forma, vivir con miedo nos paraliza al sabotearnos y convertirnos en personas inseguras que abandonan sus proyectos mucho antes de comenzarlos. En estos casos el miedo deja de ser un mecanismo de alerta ante los peligros para transformarse en una actitud ante la vida que sesga nuestro crecimiento.
¿Cómo sé si mi vida está condicionada por el miedo?
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He dejado de tener ilusiones o sueños en la vida.
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No tengo objetivos a conseguir.
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Me limito a dejar pasar los días contemplando cómo la vida pasa.
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Nunca hago nada diferente.
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Siento que no avanzo y no me desarrollo como me gustaría.
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No tomo decisiones importantes ni me arriesgo por nadie.
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Evito tener pensamientos diferentes para encajar.
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No me gustan los cambios.
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Postergo todas mis ideas para cuando me sienta mejor y más fuerte.
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Cuando quiero dar un paso en adelante, me aparecen infinitas justificaciones que me tiran para atrás.
Tips para superar el miedo
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Averigua qué te causa temor y toma consciencia de tus reacciones emocionales y fisiológicas.
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No olvides que el miedo es una emoción común a todos los seres humanos, y que la clave es aprender a manejarlo.
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En vez de luchar contra el miedo, aprende a aceptarlo como acompañante de las situaciones novedosas.
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Practica mindfulness para entrenar a tu mente en la no anticipación.
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Desarrolla confianza en tus capacidades y date cuenta de que el peor escenario posible, no es tan espantoso como lo imaginas.
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Realiza actividad física para olvidar por un rato los miedos, las inquietudes y los problemas.
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Elige bien tus compañías para estar rodeado de personas positivas, ellas tienen menos miedos.
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No temas al arrepentimiento, pues al fracaso siempre lleva consigo un gran aprendizaje.
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No dejes que el miedo te paralice y busca nuevas estrategias de enfrentamiento.
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Pide ayuda profesional si el miedo es demasiado grande o se convierte en una fobia.