Alternativas de refrescos para niños, todas las opciones
Son muchos los niños que rechazan el agua a favor de las bebidas azucaradas, zumos envasados, refrescos azucarados con o sin gas, batidos de chocolate... afirmando que el sabor del agua no les gusta nada, o más bien dicho su “falta de sabor”, ¿cómo es posible que un niño no quiera beber agua y qué alternativas de refrescos para niños hay?
¿Por qué no quieren beber agua?
Pueden ser varios los motivos que expliquen que los niños se resisten a beber agua. A veces los niños simplemente no tienen sed: se cree que el centro regulador de la sed puede ser inmaduro y no “avisa” de que tiene sed. O bien a medida que crecen, en la edad infantil, las nuevas habilidades que están aprendiendo como correr, saltar, etc. les distrae y quita tiempo de de la “actividad” de beber, por ello es bueno ir ofreciéndoles agua a lo largo del día. Ahora bien, muy distinto es cuando los niños más mayores no quieren beber agua porque prefieren bebidas azucaradas. Si se comparan ambas bebidas, el agua es insípida, por lo que es lógico que si se acostumbran al dulce, rechacen el agua como bebida de elección.
¿Por qué es tan malo que tomen refrescos?
El exceso de azúcar en la dieta está directamente relacionado con el aumento de la obesidad, y los casos de obesidad infantil aumentan año tras año. Hace 30 años la obesidad era inexistente y hoy en día afecta al 15% de los menores en los países desarrollados. Por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2015 unas directrices sobre el consumo de azúcar tanto en niños como adultos.
Se recomienda que sólo el 10% de las calorías ingeridas provengan del azúcar, en los niños no debería sobrepasarse los 37 gramos al día, y se aconseja no tomar más de 25 gramos al día para tener beneficios para la salud. Teniendo en cuenta que un solo batido de cacao (200 ml) contiene 23 gramos de azúcar, o que una lata de refresco de cola (33 0ml) tiene 35 gramos de azúcar, o que una lata de refresco azucarado sin gas (330 ml) tiene 26 gramos de azúcar podemos ver lo fácil que es pasarse de la cantidad recomendada si toma varios vasos de este tipo de bebidas. Por eso, es muy conveniente optar por otras alternativas de refrescos para niños.
Alternativas de refrescos para niños, ¿qué podemos hacer?
Uno de los mayores problemas es el gran surtido de alimentos procesados con elevadas cantidades de azúcar que existen en el mercado, con un márqueting muy bien pensado para captar al público infantil desde edades muy tempranas.
Sin son bebés
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Evitar los productos procesados muy elevados en grasas saturadas y azúcares: potitos infantiles, yogures azucarados para bebés y niños (añade tú el azúcar para poder controlar la cantidad), galletas para bebés, fruta licuada procesada, cereales azucarados (los mejores son de cereal integral y no dextrinados, porque así evitamos que el azúcar esté libre y tenga un sabor más dulce del que tiene de manera natural), postres lácteos azucarados, bebidas chocolateadas... Estos alimentos deben ser de consumo ocasional, y no deben ofrecerse a diario.
Niños más mayores
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Seguir sin consumir productos procesados azucarados en el día a día, dejarlo para ocasiones especiales, que existen muchas a lo largo del año, como cumpleaños, eventos deportivos, festividades, etc. para tomar productos no saludables.
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Explicarles el motivo por el que no son buenos: son perjudiciales para la salud y su consumo a largo plazo puede provocar enfermedades, por el contrario, el agua no contiene calorías y es necesaria para una adecuada hidratación, que permitirá seguir jugando, practicando deporte...
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Dar ejemplo: los adultos debemos dar ejemplo y beber agua como bebida principal, no podemos pretender que ellos lo hagan si nosotros tomamos otro tipo de bebidas diferentes.
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Dejar de comprar bebidas azucaradas: si no hay, no se beberán, es así de sencillo.
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Tener siempre una botella de agua fría en la nevera, es mucho más apetecible que el agua a temperatura ambiente.
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Llevar una botella con nosotros siempre (en el bolso, riñonera, o en las mochilas de los peques), para ofrecerla cuando tienen sed, pues si no hay otra opción y tienen sed jugando, es más fácil que la acepten.
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Comprar un vaso “especial” para beber el agua: con su personaje favorito, por ejemplo. Lo mejor es que el niño escoja el vaso, y sólo podrá utilizarlo para beber agua.
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Beber con una pajita (mucho mejor si son reutilizables), a los niños les puede resultar muy divertido beber con este sistema.
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Añadir un hielo al vaso, el agua fría es más apetecible y les gustará ver como se deshace el hielo también.
Los refrescos light o 'sin azúcar' no son buena opción
No es conveniente optar por bebidas “light” o “sin azúcar”, pues pese a no tener calorías el edulcorante tiene un poder de endulzar tanto, que umbral de dulzor del niño no disminuirá y el deseo de dulce permanecerá. En consecuencia, el agua seguirá pareciéndole insípida, además de tratarse de productos químicos que no deberían tomarse de manera habitual. Para aquellos niños más mayores que no quieren “ni oler” el agua, podemos saborizar el agua, añadiendo en la botella una rodaja de limón, naranja, pepino... para dar aroma y que deje de resultar “insípida”. Y para aquellos niños, muy “enganchados” al azúcar, puede edulcorarse un poco el agua, pero de manera sutil e ir reduciendo la cantidad de edulcorante progresivamente hasta eliminarlo.
Otras alternativas de refrescos para niños
Si pese a todo ello no conseguimos que beba agua, no se debe caer en la tentación de ofrecer bebidas azucaradas para que esté bien hidratado. Es preferible que beba menos cantidad de agua y ofrecer alimentos con alto contenido de ésta, como frutas, verduras, sopas y ofrecer batidos con leche y fruta natural, para compensar.
Como cualquier nuevo aprendizaje, beber agua en aquellos niños que no lo hacen lleva su tiempo. Se trata de no desesperar, ser paciente, dar ejemplo y evitar caer en la tentación fácil de ofrecer alimentos superfluos. Estás serán las claves para que beba agua como bebida principal, las mejor de las alternativas de refrescos para niños.