Aguja retráctil para las vacunas del COVID-19
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La aguja de las vacunas no desaparece: se trata de una aguja retráctil
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La vacuna no “destruye el sistema inmunológico de forma permanente”
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El ministro de Sanidad suizo no fue a visitar maniquíes a un hospital
La campaña masiva de vacunación contra la COVID-19 ha dado pie a numerosos bulos, entre ellos que la aguja retráctil de las vacunas desaparece al aplicarse la inyección, que la propia vacuna es dañina para el sistema inmunológico o que el ministro de Sanidad suizo ha ido a visitar a maniquíes que simulan ser pacientes con COVID-19. Te contamos el origen y causas que han provocado la aparición de estos bulos y los desmentimos uno por uno.
La aguja de las vacunas no desaparece: se trata de una aguja retráctil
El pasado 16 de diciembre, la cadena británica BBC emitió un reportaje sobre la vacunación masiva que está teniendo lugar en Estados Unidos. Estas imágenes no tardaron en viralizarse entre grupos antivacunas, y la consiguiente desinformación hizo correr el rumor de que las agujas de las vacunas desaparecen tras administrarse la inyección. Tal y como aclaró la propia BBC, esto es un bulo. Las agujas de las jeringuillas que se utilizan para la vacunación contra la COVID-19 son retráctiles, motivo por el cual no eran visibles una vez aplicada la vacuna.
La aguja retráctil lleva décadas en uso y, de hecho, es la que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2015. Ya en 2006 se recomendaba el uso de agujas que se retraen o cubren después de su utilización, por considerarse más seguras. Esto se debe a que este tipo de mecanismo ofrece mayor protección para el personal sanitario y evita pinchazos accidentales, además de impedir la reutilización de la jeringuilla en otros pacientes.
En España, el Ministerio de Sanidad también ha publicado una guía de bioseguridad para sanitarios donde recomiendan el uso de este tipo de jeringuillas.
La vacuna no “destruye el sistema inmunológico de forma permanente”
Tal y como ha ocurrido con vacunas anteriores y otros fármacos, se ha viralizado un contenido según el cual la vacuna contra la COVID-19 tiene efectos negativos permanentes sobre el sistema inmunológico. Esto también es un bulo.
Se trata de un texto atribuido a Joseph Mercola, un osteópata ya conocido por difundir teorías sin evidencia científica. Pese a aparecer en el titular, en el texto no vuelve a mencionarse que la vacuna contra la COVID-19 destruya el sistema inmunológico.
El texto sí asegura, sin embargo, que un estudio publicado en la revista International Journal of Clinical Practice manifiesta que “las vacunas contra la COVID-19 diseñadas para inducir anticuerpos neutralizantes pueden sensibilizar a los receptores de la vacuna a una enfermedad más grave que si no estuvieran vacunados". El estudio sí es real, pero sus conclusiones se alejan mucho de esa afirmación.
La investigación citada en el artículo analiza el consentimiento que firman los voluntarios que participan en los ensayos clínicos de las vacunas contra la COVID-19 y la información previa que reciben. Parte de este consentimiento se refiere al riesgo de que las vacunas puedan empeorar los síntomas de la enfermedad. Esta investigación en ningún caso se refiere a un descubrimiento relacionado con el efecto de las vacunas, y en ningún momento habla de nada que pueda dañar el sistema inmunológico.
El fenómeno al que hace referencia el estudio ya se conocía con anterioridad. Se trata de la facilitación o aumento de la infección mediada por anticuerpos (ADE por sus siglas en inglés), que el virólogo e investigador Pepe Alcamí, del Instituto de Salud Carlos III, define en Maldita Ciencia como “afortunadamente poco frecuente”.
Este fenómeno ¿se da en las vacunas contra el SARS-CoV-2, el virus causante de la COVID-19? De momento no hay pruebas de que las vacunas desarrolladas y aprobadas que se están empezando a aplicar provoquen este fenómeno en los pacientes.
Un artículo publicado en la revista Nature en julio analizaba el ADE en relación con el SARS-CoV-2. En sus conclusiones, los autores indicaban que no hay, a día de hoy, ninguna forma de predecir si una inmunización ante una infección viral va a tener consecuencias negativas en los humanos, por lo que es importante mantenerse alerta. Lo que es innegable es el efecto protector de los anticuerpos generados en los pacientes.
El ministro de Sanidad suizo no fue a visitar maniquíes a un hospital
Se han viralizado dos imágenes que dicen mostrar al ministro de Sanidad suizo, Alain Berset, visitando a dos maniquíes en un hospital. Supuestamente, estos maniquíes representaban pacientes con COVID-19. Esto también es un bulo. Se trata de un aula de prácticas de la Haute Ecole Arc, una universidad suiza.
En una publicación del medio ARC INFO se afirma que el ministro de Salud de Suiza estuvo en la ciudad de Neuchâtel el pasado 16 de diciembre. Allí fue a visitar el hospital de Pourtalès. En este otro artículo de Le Matin añaden que, además de ir al hospital, Berset acudió a la Haute École Arc, una universidad suiza con un departamento de salud.
La publicación de ARC INFO incluye las fotografías que se están compartiendo, atribuidas al fotógrafo Laurent Gilliéron, de la agencia Keystone SDA. En la descripción de ambas imágenes se indica que está tomada “durante una visita a un aula práctica de la Haute Ecole Arc Sante” durante la segunda ola de la pandemia. En las fechas de publicación se puede comprobar que son del 16 de diciembre de 2020.
ARC INFO publicó otro artículo el 17 de diciembre en el que explicaba que la confusión se debía a un fallo en el pie de foto de una de estas imágenes publicada en la web Blick. Esta web, a su vez, ha publicado un contenido en el que aclara que el error estaba en “la formulación del título”. Según indican, el pie de foto afirmaba que se trataba del hospital de Neuchâtel. La foto, en realidad, fue tomada en una sala de formación de la universidad.