Contacto físico

Creado el
12 Jun 2020
Modificado el
14 Oct 2024
Besos, abrazos, caricias, un apretón de manos… ¿Hasta qué punto las personas necesitamos el contacto físico para sobrevivir?

Para prevenir el contagio por coronavirus, la mayoría de los países han optado por el distanciamiento social. En el contexto actual, no dar un abrazo, no dar un beso o no tener una charla presencial, a diferencia de tiempos pasados, es una prueba de amor, respeto y cuidado hacia el otro. Pero la soledad y la falta de contacto físico también nos pueden hacer enfermar.

Sed de Piel

También conocida como sed de contacto, en psicología se utiliza este término para hacer referencia a la necesidad de contacto físico humano. Y es que, aunque indudablemente la salud impera y no nos queda otra que estar más en casa y protegernos en las distancias cortas de aquellos con quienes no convivimos, los seres humanos necesitamos contacto físico casi con tanta fuerza como necesitamos cubrir necesidades básicas como alimentarnos o beber agua.

Evolución de la necesidad de contacto físico

El sentido del tacto está infravalorado y realmente es imprescindible para poder sobrevivir.

  1. Recién nacidos: durante las primeras horas después del parto, los niños que están en una cuna lloran diez veces más que los que están en brazos de su madre. Esto es debido a que en esta etapa el contacto físico es tan importante que no cubrir esa necesidad puede incluso alterar el crecimiento físico y mental del bebé. A este fenómeno se lo conoce como “hospitalismo”, que significa que, aunque los niños estén bien atendidos desde el punto de vista de la salud, al faltarles el cariño diario de sus seres queridos, pueden presentar cierto retraso psicomotor y ser inmaduros, inseguros y apáticos.
  2. Primera infancia: el contacto físico sigue siendo una necesidad absoluta para su desarrollo, y puede apreciarse en que los niños lo piden mediante el juego. Cuando más disfrutan es cuando los coges, los aprietas contra ti, te revuelcas con ellos, etc.
  3. Adolescencia: en esta etapa se experimenta un rechazo de contacto físico hacia los padres, sobre todo motivado por la necesidad de desarrollar la propia identidad en contraposición a la del grupo familiar.
  4. Edad adulta: el contacto físico es sobre todo necesario cuando nos sentimos mal. Más que palabras, buscamos un contacto que signifique aceptación por parte de la otra persona.
  5. La gente mayor: los ancianos necesitan contacto físico prolongado mucho más que las generaciones más jóvenes. Cuanto más mayor te haces, más frágil te vuelves física y emocionalmente, y la necesidad de abrazos y caricias aumenta porque favorece el mantenimiento de la salud.

Beneficios del contacto físico

Sencillos gestos cotidianos como saludar, despedirnos de un amigo o familiar con un abrazo, pasear cogidos de la mano, dar o recibir un masaje, etc., pueden contribuir a tu bienestar físico y mental.

El contacto físico…

  • Reduce el estrés: disminuye la producción de serotonina, hormona relacionada con el estrés.
  • Mejora el estado de ánimo: aumenta la producción de oxitocina, hormona relacionada con el afecto.
  • Disminuye la ansiedad: incrementa los niveles de serotonina, produciendo un efecto relajante.
  • Propicia nuevos aprendizajes: a través de estímulos táctiles, corporales, emocionales, afectivos, etc.
  • Mejora la salud física: disminuye la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y fortalece el sistema inmune.
  • Reduce la percepción del dolor: es un analgésico natural gracias a la oxitocina generada en el caso de existir un vínculo afectivo entre las personas, o por la sincronización cerebral que se produce en el momento, que bloquea el dolor. Enfermedades como la fibromialgia, mejoran significativamente con abrazos, caricias y besos.
  • Mejora nuestra seguridad personal: refuerza la autoestima y también la de los demás.

Consecuencias del No contacto físico

Estrés, ansiedad y síntomas depresivos.

  • Vivir en estado de alerta.
  • Dificultades para dar y recibir afecto.
  • Postura corporal rígida.
  • Limitaciones para expresar emociones y sentimientos.
  • Presión arterial alta y aumento de la probabilidad de enfermedad cardíaca.
  • Bajada del sistema inmune, algo imprescindible para combatir infecciones como la actual pandemia.
  • Empeoramiento de las enfermedades neurológicas por la desconexión de los objetos y las personas.

La videollamada como alternativa al contacto físico

Aunque no lo parezca, la imagen tiene una capacidad terapéutica y conectora que tenemos que aprovechar mientras nos mantengamos aislados. Si bien es cierto que una videoconexión no sustituye al contacto físico real, sí aumenta la información sensorial con respecto a la llamada convencional, y nos proporciona lo que se denomina “copresencia visual”, es decir, la sensación de estar presentes con los nuestros al menos visual o auditivamente.

Además, sirve para tranquilizar. Solo la voz a veces es insuficiente para darnos datos sobre el estado de ánimo del otro. En este sentido, el video nos permite ver si hay consonancia entre los gestos o las expresiones faciales y lo que se comunica.

También fortalece los vínculos. Las aplicaciones para dispositivos no tienen límites, y muchos son los que las han aprovechado para celebrar un cumpleaños, dedicar canciones, enseñar manualidades, etc., e incluso intensificar el contacto con aquellos que antes estaba un poco olvidados.

Hay quienes se atreven con conversaciones a cuatro, cinco u ocho bandas, reforzando la sensación de pertenencia al grupo. Pantallas divididas en pequeñas ventanas que nos hacen sentir todavía que somos parte de una gran familia.

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Equipo medico dkv
Autor/a: Equipo médico DKV

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