Cuándo acudir al psicólogo
Nuestros seres queridos, por lo general, nos aconsejan ir a un profesional, pero muchos, en cambio, lo desestiman. Esto es debido a que, todavía hoy en día, aunque se ha avanzado mucho en el mito del papel del psicólogo, todavía la sociedad lo sigue relacionando con la enajenación y la demencia, pues resulta más fácil que admitir el miedo a “tener que sacarse la coraza”.
No existen normas en relación a cuándo acudir a un psicólogo, ni tampoco que sea obligatorio hacerlo, pero viendo la dificultad que para muchos supone dar este primer paso, intentaremos ofrecer una guía que pueda servir como referencia.
¿Cuándo se aconseja acudir al psicólogo?
Se aconseja acudir al psicólogo en las siguientes situaciones:
- Tienes síntomas que están empezando a afectar tu calidad de vida y no tienen un origen físico: insomnio, dolor de estómago, de cabeza, tensión muscular, disminución de la lívido, etc.
- Te encuentras en una situación límite que no sabes cómo resolver o no tienes fuerza para afrontar.
- Tienes problemas relacionales con personas de tu entorno: pareja, familia, amigos, trabajo, etc.
- Estás atravesando un momento difícil de la vida: el diagnóstico de una enfermedad, la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación de pareja, etc.
- Has empezado a abusar de determinadas substancias o sientes que las utilizas para calmar tu ansiedad: tabaco, alimentos, alcohol, drogas, etc.
- Tienes cambios de humor injustificados, sientes que lo estás pagando con los más cercanos y tienes problemas para comunicarte con ellos.
- No le encuentras sentido a la vida, te cuestionas tu papel en el mundo, y te planteas el suicidio para acabar con tu sufrimiento.
- Tienes pensamientos negativos, derrotistas, que no sabes cómo parar, y a pesar de haberlo intentado, encadenas uno detrás de otro haciendo que la “bola” sea cada vez más grande.
- Piensas que todo el mundo está en tu contra, que todo lo que te rodea es amenazante y que te tienes que defender continuamente.
- Experimentas intensos sentimientos de culpa al castigarte por un error del pasado y eso te impide evolucionar en tu vida.
- Sientes que habitualmente estás a punto de perder el control porque no manejas la intensidad de las emociones: el llanto, la ira, la angustia, la tristeza, etc.
- Te comportas agresivamente y no te ves capaz de controlar esta conducta.
- Sientes que no tomas decisiones inteligentes porque siempre te dejas llevar por el área emocional.
- Convives con obsesiones que te generan ansiedad.
- Has intentado solucionar el problema en varias ocasiones, por ti mismo y pidiendo ayuda a tu entorno, pero nunca ha sido suficiente como para sentirte mejor.
- Quieres mejorar algunos aspectos de ti mismo para llevar una vida más plena y satisfactoria.
Si estás pasando por alguno de estos momentos, te identificas con ciertos síntomas y sientes que tu malestar cada día es más intenso, entonces ha llegado el momento de dar el paso y acudir a un psicólogo. Te ayudaremos a identificar el origen del problema, trabajaremos sobre él y conseguiremos solucionarlo o, al menos, disminuir el malestar que genera, para que puedas continuar con tu vida.
Psicólogo ¿cuándo no acudir?
Todos tenemos días malos. Días en los que nos sentimos cansados, estresados, deprimidos y con pocas ganas de hacer nada. Si es puntual y no se transforma en algo recurrente, no hay problema, pues por momentos, es normal sentirse agobiado y agotado del ajetreo de la vida. En estos casos, el cuerpo, mediante la emocionalidad “negativa”, nos está informando que está llegando a su límite, que ya no puede más y necesita hacer una pausa, respirar y seguir adelante.
No hace falta que estés en una situación extrema para recibir ayuda psicológica, si no que, si sientes que ya no estás a gusto con tu vida, que algo ha cambiado, que has dejado de disfrutar, o que te faltan fuerzas para afrontar una situación, significa que es un buen momento para asistir a una consulta profesional.
Ir a terapia no significa ser débil, si no haber intentado permanecer fuertes demasiado tiempo. Pedir una cita con un psicólogo representa un gesto de valentía enorme a través del cual reconoces que tienes una dificultad y quieres solucionarla.