La necesidad de controlarlo todo

03 Feb 2015
¿Qué se puede hacer para paliar la excesiva necesidad de controlarlo todo?

Por este motivo, hay personas que tratan de paliar esa ansiedad intentando controlar todas las posibles variables a su alcance, tratan de no cometer errores e influyen sobre las cosas y sobre los demás para que todo suceda como desean. Sin embargo, dado que no está realmente a nuestro alcance este control sobre muchas de las cosas que pueden suceder o de la forma en que suceden, tratar de conseguir ese control puede generar una gran frustración, angustia y sentimientos de impotencia e indefensión.

Para una adecuada salud mental es necesario aceptar esta condición de nuestro contrato vital porque prácticamente no podemos controlar nada de las cosas más importantes que nos suceden. Asimismo, es inevitable que nos equivoquemos y que aparezcan imprevistos a lo largo de nuestra vida.

Cómo son las personas con una excesiva necesidad de control

-       Se preocupan más ante cualquier situación, sin darse cuenta que esa preocupación no les aporta un mayor control.

-       Muestran enfado ante cualquier imprevisto o ante situaciones que no se han desarrollado según habían previsto, deseado o planificado; es decir, poseen baja tolerancia a la frustración.

-       Guardan rencor hacia personas que les han fallado.

-       Tienen tendencia a anticipar acontecimientos traumáticos o catastróficos y a pensar en lo peor que puede suceder ante cualquier situación.

-       Pueden tener sentimientos de elevada fragilidad, vulnerabilidad e inseguridad.

-       Son dados a la insatisfacción vital y a la incapacidad para disfrutar o experimentar plenitud o felicidad.

-       A menudo, son personas desconfiadas, con una alta tendencia al negativismo, la crítica y la culpa.

-       Son perfeccionistas y se muestran muy exigentes, sin permitir en muchas ocasiones que los demás actúen libremente y tomen decisiones, o que las situaciones se desarrollen de forma natural.

-       Sienten un intenso miedo a correr riesgos, junto a una imperiosa necesidad de aferrarse a las cosas.

-       Muestran síntomas de desgaste físico, psicológico y emocional, debido al esfuerzo y a la gran inversión de energía que supone el tratar de controlarlo todo.

 

¿Qué se puede hacer para paliar la excesiva necesidad de control?

-       Aceptar que sobre la mayoría de las cosas no se tiene un control absoluto o que se posee solamente una pequeña parcela de control.

-       Ser consciente de que hay situaciones imprevistas, sorpresas o acontecimientos que pueden despertar frustración pero que también forman parte de la vida de cada uno.

-       Aprender de los errores, perder el miedo a la crítica y al fracaso y no tratar de demostrar la valía a los demás constantemente.

-       Delegar tareas y permitir la ayuda de los demás, aceptándolos tal como son.

-       Ser capaces de solicitar ayuda y colaboración, sin tratar de solventarlo todo uno mismo; es decir, reconocer también la propia debilidad.

-       Es conveniente planificar, prever, tener objetivos y administrar las situaciones, pero siempre de una forma flexible y sin un exceso de exigencia. Es importante reconocer las propias limitaciones y ser capaz de adaptarse a los cambios, sabiendo y aceptando con naturalidad que pueden aparecer contratiempos y que no es posible un control total, ya que hay variables que nunca dependerán de uno mismo.

-       Realizar actividades gratificantes. Aprender a relajarse, abandonando el control, entregándose y rindiéndose a la realidad, así como dejándose llevar con confianza.

En definitiva, el control es en muchas ocasiones solamente una ilusión y como no es posible saber de ninguna manera lo que puede pasar en un futuro próximo, lo mejor es tratar de acostumbrarse a ello.

 

Elena Mató – Especialista en Psicología Clínica – Psicóloga consultora de Advance Medical

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Autor/a: Equipo médico DKV

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