Hipoacusia infantil: síntomas, causas y tratamiento
Actualmente, tenemos la suerte de que se realiza un screening o cribaje a todos los recién nacidos para descartar la sordera congénita o hipoacusia infantil. Es una prueba fácil, no invasiva y barata.
Síntomas de la hipoacusia infantil
Los padres suelen ser los primeros en sospechar si su hijo tiene un problema de audición. En el caso de que no se haya realizado esta prueba en las primeras semanas de vida, hay unos signos y síntomas que pueden hacer sospechar a los padres de que el niño no oye correctamente. En función de su edad o de la etapa de desarrollo podemos encontrar diferentes signos que nos pueden alertar:
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Recién nacidos y lactantes: no se sobresaltan o "asustan" ante los ruidos fuertes y repentinos.
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A los 3 meses: no reconoce la voz de los padres.
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De los 6 a los 12 meses: el bebé no voltea la cabeza hacia la fuente del sonido o de las voces. El no balbucear también es algo que debe ser considerado como signo de alarma. Al año, los niños con problemas de audición no dicen sus primeras palabras.
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A los 2 años: no entiende órdenes simples sin un apoyo visual. No se voltea cuando lo llaman y no responde a su nombre si está de espaldas. No se sobresalta con ruidos importantes.
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A los 3 años: no repite frases ni ha iniciado el lenguaje. No responde si se le habla desde otra habitación.
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A los 4-5 años: pobreza del lenguaje, no puede expresar verbalmente lo que le ocurre o lo que piensa. No puede mantener una conversación. Si el problema auditivo no es total, el niño puede decir: “¿qué?” con frecuencia, se le debe explicar varias veces las cosas o pone la televisión muy alta. También se puede mostrar muy inquieto, desubicado y con problemas de concentración. En niños más mayores, el retraso en la adquisición de los contenidos escolares, así como un bajo rendimiento pueden ser signos de alarma.
Los niños con problemas de audición compensan esta carencia con otros sentidos, como el de la vista, mirando siempre fijamente la cara de la persona que le habla, leyendo los labios, descifrando la expresión facial y haciendo una lectura muy detallada del lenguaje corporal. Este apoyo visual les ayuda a comprender el mensaje o la orden que se les da.
En general, los niños con problemas auditivos tienen un progreso inadecuado del lenguaje para su edad. Otra característica, a nivel social, es la tendencia al aislamiento.
Causas de la hipoacusia infantil
Lo más importante, ante una sospecha, es realizar el diagnóstico lo antes posible. La precocidad en el diagnóstico e instaurar el tratamiento adecuado será fundamental para que la sordera repercuta lo menos posible en el desarrollo del niño y del lenguaje. Es importante saber que en los primeros años de vida, la audición es un aspecto fundamental del desarrollo social, emocional y cognitivo de un niño.
Uno de cada 1000 bebés puede estar afectado de alguna anomalía congénita que afecte a su capacidad auditiva. Las causas más importantes son:
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Ictericia neonatal (niveles de bilirrubina muy altos al nacer).
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Efectos secundarios de medicamentos (en niños ingresados en la UCI neonatal, por ejemplo).
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Antecedentes familiares de sordera.
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Infecciones como el citomegalovirus o una meningitis.
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Otitis graves de repetición.
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Problemas en el parto.
Algunas de las causas anteriores causan sordera desde el nacimiento, pero otras, como las infecciones, pueden ocurrir a cualquier edad, por eso es recomendable evaluar la audición de los niños periódicamente durante todo su desarrollo. Las sorderas congénitas son fácilmente detectables actualmente, ya que todos los neonatos son sometidos a una prueba llamada potenciales evocados auditivos.
Tratamiento de la hipoacusia infantil
El tratamiento de la hipoacusia infantil es multidisciplinar y consta de una estimulación temprana del bebé, un tratamiento logopédico y audioprotésico. Los implantes cocleares se pueden colocar desde muy temprana edad y son dispositivos electrónicos que sirven para que los niños sordos reciban los estímulos auditivos y puedan llevar una vida normal. Estos implantes estimulan directamente el nervio auditivo. Es el mejor tratamiento en estos casos de hipoacusias severas o profundas donde los audífonos no obtienen resultados. Son colocados mediante una intervención quirúrgica. Con los implantes cocleares ya no será necesario que los niños aprendan el lenguaje de señas ni mucho menos esforzarse por leer los labios de las personas.
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