Cómo nos afecta la infertilidad emocionalmente
La infertilidad y la incapacidad para concebir están cada vez más presentes entre las sociedades modernas y avanzadas. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) recoge datos de España y publica el “Libro Blanco de la Esterilidad en España”, donde podemos encontrar datos destacables como:
- Existen cerca de un millón de parejas demandantes de asistencia reproductiva.
- Se estima que casi un 15% de las parejas en edad reproductiva tiene problemas de esterilidad.
Con estos datos, resulta evidente pensar que la infertilidad es frecuente y entre los múltiples motivos y factores que pueden explicar este aumento encontramos:
- El retraso en la edad de procrear de la mujer; cada vez la mujer se embaraza a edades más tardías.
- La disminución de la calidad fisiológica del semen en los hombres.
Si bien es cierto que la eficacia de los tratamientos de reproducción asistida avanza a pasos agigantados, por el contrario, la prevalencia de la infertilidad parece ser que en unos años se pueda convertir en una auténtica epidemia.
Relacionado con esta realidad, nos cuestionamos la vivencia de la infertilidad y el impacto emocional que puede ocasionar en las personas que realizan tratamientos de fertilidad: ¿qué sienten cuando se someten a múltiples procesos de reproducción asistida?, ¿qué sentimientos les invaden cuando ven incumplido su deseo de tener un hijo?
Consecuencias emocionales de sufrir infertilidad
La problemática de la infertilidad se considera un hecho muy estresante en la vida de la mujer, y de las parejas, ya que comporta una carga psicológica y es habitual observar altos niveles de ansiedad, así como depresión, inseguridad, frustración, etc.
Numerosos estudios e investigaciones han encontrado en las parejas sometidas a tratamientos de reproducción asistida los siguientes tipos de dificultades o negativas:
- Baja autoestima y sentimiento de inferioridad.
- Falta de amor propio y amor por la vida.
- Falta de confianza en sí mismos y aparición de miedos.
- Autovaloraciones negativas o sobre-importancia de los defectos de sí mismos.
- Tendencia a desvalorizarse como personas y a ver su propia identidad con negatividad.
- Cuestionamiento del vínculo afectivo de la pareja y/o problemas de pareja.
Acompañando a estas alteraciones, existen también consecuencias a nivel emocional. Entre los procesos emocionales que se pueden vivir en estos casos, podemos identificar con gran facilidad:
- Aislamiento social y familiar e incluso personal.
- Culpabilidad, sobre todo por no alcanzar un proyecto de vida como es ser mamá o papá.
- Tristeza profunda acompañada de frustración e impotencia.
- Vergüenza e ira, pero en un número de casos inferior.
¿Crisis de vida cuando somos infértiles?
Por tanto, más allá de las barreras físicas, orgánicas y clínicas que se dan en las personas con infertilidad que se enfrentan a tratamientos de reproducción asistida, debe cobrar importancia también tanto la carga psicológica que pueden sufrir cuando se encuentran en esta situación como el riesgo de padecer diferentes trastornos y dificultades psico-emocionales derivados de la vivencia de atravesar un proceso así.
La realidad de la infertilidad implica una crisis vital importante que desencadenará alteraciones psicológicas significativas. Por este motivo, el soporte psicológico antes, durante y después de un tratamiento de fertilidad resulta fundamental.