La cafeína

La cafeína se absorbe con facilidad y se distribuye por todos los tejidos del cuerpo. Su pico de concentración en sangre se alcanza aproximadamente entre los 15 y los 60 minutos después de su ingesta, dependiendo del ritmo del vaciado gástrico. Hay que tener en cuenta que su metabolismo y efecto pueden verse afectados por diferentes situaciones y medicamentos.
Esta sustancia actúa en varios sistemas el cuerpo. Por este motivo, y por lo extendido que está el consumo de bebidas que la contienen como el café y el té, ha sido y sigue siendo objeto de numerosos estudios. Entre sus funciones destacan:
- Estimular el sistema nervioso central, favoreciendo la transmisión de los impulsos nerviosos. Como resultado aumenta el estado de alerta, la energía y la capacidad para realizar un trabajo alterando la percepción del esfuerzo y reduciendo la fatiga.
- Incrementar el ritmo cardiaco y la fuerza de contracción del miocardio, así como la tensión arterial. Efecto favorable en personas hipotensas.
- Aumentar la secreción ácida gástrica. Dependiendo de la cantidad de cafeína ingerida, ésta puede producir malestar y efecto laxante.
- Promover un aumento de la utilización de la grasa corporal como fuente de energía. Este es uno de los efectos por el cual se considera que la cafeína podría ejercer un efecto beneficioso en ejercicios aeróbicos prolongados, pues favorece la lipólisis (degradación de las grasas) y ayuda a ahorrar el glucógeno de las reservas. En realidad la cafeína parece aumentar el rendimiento físico a través de mecanismos muy diferentes, pues al estimular también el sistema nervioso central, mejora la concentración del deportista y disminuye la sensación de fatiga.
- Favorecer la diuresis.
La FDA (Food and Drugs Administration) determina que para un adulto es segura una ingesta de hasta 300 mg de cafeína al día. Esta cantidad es difícil de determinar a nivel práctico, pues la cantidad de cafeína de una taza de café o té depende de muchos factores; aún así se podría decir, grosso modo, que 3 ó 4 tazas de café al día cubrirían esta dosis.
Respecto al contenido de cafeína, hay que destacar que en estado natural, las hojas de té contienen más cantidad que los granos de café, sobre todo cuando hablamos de té negro, pues en el proceso de fermentación el té va aumentando su contenido en cafeína. Pero este hecho se invierte después del proceso de elaboración de una taza de té o café, pues con el método utilizado para hacer un café se extrae más cafeína que con el utilizado para preparar un té, que generalmente es en forma de infusión. Así pues, una taza (150 ml) de café Arábica contiene entre 50-120 mg de cafeína, en cambio, una de té, entre 30-45 mg. Hay que destacar que aunque las principales fuentes de cafeína son el café y el té, los refrescos de cola (30-48 mg de cafeína en 330 ml) y el chocolate negro (20-120 mg de cafeína en 30 g) también pueden resultar buenas fuentes de esta sustancia estimulante.
Isabel López - Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos -
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética - Nutricionista consultora de Advance Medical