Perder kilos y genética: ¿estamos condicionados?
Es algo paradójico, a la gente que tiene sobrepeso le cuesta mucho adelgazar, pero es que a la gente más delgada, también le cuesta coger kilos. Es como si nuestra genética nos jugara una mala pasada. ¿Están peso y genética relacionados? No obstante, además de los genes también intervienen los hábitos físicos y dietéticos. Como solía decir un famoso genetista: "Los genes pueden cargar el arma, pero nosotros somos los que apretamos el gatillo".
Perder kilos y genética, cómo se relacionan
Muchas veces hemos oído esa frase de: "por mucho que haga ejercicio, no adelgazo". Al igual que aquella de: "pues mi metabolismo es muy agradecido, por más que coma no cojo kilos". Como decimos, la genética, sobre todo a nivel hormonal, influye mucho, pero los hábitos que tengamos también van a jugar un importante papel.
Nuestros ancestros utilizaron la triquiñuela de "el gen ahorrador" como salvoconducto para la supervivencia en época de escasez. Los que tuvieran, digamos, esa predilección genética, podrían aguantar más en época de hambruna, ya que su cuerpo tendía a almacenar más grasa, contando con más reservas para las épocas difícil. De igual forma, las mujeres serían más fertiles en épocas difíciles, lo que aseguraría la persistencia de aquellos con tales características genéticas.
Ahora ya no estamos en época de escasez, al menos en el primer mundo. Todo lo contrario, vivimos en época de abundancia alimentaria y lo difícil es perder peso, no conservarlo. Parece que lo que en un pasado nos salvó la vida, ahora nos juega una mala pasada a modo de enfermedades metabólicas.
No obstante, con una buena planificación dietética y de ejercicio, todo se puede conseguir, tanto perder peso como ganarlo (de forma saludable). Resulta curiosa esa paradoja de engordar y adelgazar en diferentes personas, ahora sabemos que la genética tiene que ver, pero que no es algo irremediable, simplemente, una de nuestras peculiaridades.
Ahora nos toca a nosotros hacer frente a la genética con los tiempos de abundancia alimentaria que nos ha tocado vivir. Antes se trataba de sobrevivir, ahora, por suerte, se trata de ganarle años a la vida con buenos hábitos.
Imagen | Rafael Peñaloza