Rabdomiólisis o fatiga muscular extrema

17 Ene 2019
El ejercicio físico habitual es beneficioso para la salud siempre que sea acorde a nuestro estado físico para evitar la fatiga muscular o rabdomiólisis.
  1. Síntomas de la rabdomiólisis

  2. Cómo prevenir la rabdomiólisis

Realizar ejercicio físico habitualmente es beneficioso para nuestra salud tanto física como mentalmente. El entrenamiento de nuestra musculatura nos ayuda a evitar lesiones e impediremos la fatiga muscular o que los músculos se atrofien. 

Síntomas de la rabdomiólisis

Si es cierto todo lo anterior, debemos enfrentarnos al ejercicio físico o a la práctica deportiva desde un punto de coherencia sabiendo que el trabajo debe ser acorde a nuestro estado físico y continuado en el tiempo para obtener los resultados que buscamos y evitar la fatiga muscular.

Sabemos que muchas veces pretendemos ponernos en forma lo antes posible y realizamos un entrenamiento con una alta carga de esfuerzo y sin dedicar el tiempo necesario al reposo y descanso de la musculatura entre sesión y sesión de entrenamiento.

Este abuso puede derivar en lesiones musculares o lo que puede ser peor a la larga, una descomposición del tejido muscular conocido como rabdomiólisis, fatiga muscular extrema.

La rabdomiólisis se produce cuando llevamos a nuestro cuerpo a un esfuerzo extremo que conlleva una serie de roturas musculares de gran importancia. Cuando realizamos cualquier tipo de entrenamiento o esfuerzo muscular, se producen microrroturas en las fibras de los músculos que se auto reparan tras las sesiones de descanso y una alimentación adecuada, produciendo un crecimiento muscular.

Estas roturas se producen de manera mucho más significativa cuando el esfuerzo al que sometemos al musculo es extremo, como podría ser el hecho de correr largas distancias. Al producirse grandes roturas musculares, los músculos liberan a la sangre compuestos como el magnesio, potasio, fosfato… y junto con ellos otro compuesto conocido como mioglobina que deberá ser depurado por los riñones.

La liberación de una gran parte de mioglobina a la sangre hará que los riñones no puedan depurarla lo rápido que deberían y esto puede desencadenar en un fallo renal con la consiguiente aparición de sangre en la orina.

Los primeros síntomas de la rabdomiólisis se perciben como fatiga muscular que produce calambres y falta de fuerza. El deportista o la persona que acaba de realizar el ejercicio, puede confundir las sensaciones que percibe con las conocidas “agujetas” que en principio son el resultado de pequeñas roturas musculares y muerte celular, principalmente de las células más viejas.

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Si esta sensación se prolonga durante más de 72 horas y percibimos un color rojizo en la orina, deberemos acudir a un centro médico lo antes posible para realizarse un análisis de sangre para confirmar que padecemos rabdomiólisis.

Si se detecta la presencia de rabdomiólisis en el paciente lo siguiente que se debe hacer es eliminar la alta presencia de la mioglobina en el torrente sanguíneo para evitar que siga dañando el riñón. Esto se consigue aumentando la cantidad de líquido en el organismo del paciente. El personal médico procederá a administrar líquido por vía intravenosa y se le administraran medicamentos diuréticos que faciliten la eliminación rápida de la mioglobina.

Si tras estas actuaciones el paciente no mejora o se necesita eliminar mayor cantidad de mioglobina, el personal médico prescribirá sesiones de diálisis durante aproximadamente una o dos semanas para conseguir que el organismo del paciente quede limpio de mioglobina.  

Rabdomiólisis

Cómo prevenir la rabdomiólisis

Como hemos comprobado la rabdomiólisis es una patología que en casos puede derivar en graves problemas de salud como puede ser un fallo renal en nuestros riñones.

Aunque sus consecuencias pueden derivar en problemas graves de salud, es muy sencillo prevenirla.  Un entrenamiento progresivo y la supervisión de un profesional son pautas a seguir si queremos evitar la rabdomiólisis. De esta manera evitaremos exponernos a entrenamientos extremos que dañen nuestros músculos.

Otro de los consejos que debemos seguir siempre que entrenamos es el de mantenernos hidratados perfectamente antes, durante y después de realizar el ejercicio físico. Una de las causas que pueden ayudar a padecer una rabdomiólisis es exponer a nuestro organismo a altas temperaturas, como puede ser realizar cualquier tipo de actividad física en días de mucho calor. Para ayudar a que el organismo autorregule su temperatura es necesario que estemos hidratados para lo que necesitaremos una ingesta de líquidos adecuada a la temperatura que vayamos a soportar.

Siguiendo estas sencillas pautas y utilizando nuestro sentido común podemos evitarnos la aparición de rabdomiólisis.

  

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Equipo medico dkv
Autor/a: Equipo médico DKV

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