Artrosis del pulgar, ¿qué es y a quién afecta?
La articulación de la base del pulgar está formada por el metacarpiano del primer dedo y el hueso trapecio del conjunto de huesos de la muñeca, llamado carpo. Se trata de una articulación que utilizamos constantemente, dado que es la que nos permite realizar la pinza con otros dedos y tener una mano prensil, con lo cual podemos utilizar herramientas, lo que supuso en parte el salto evolutivo de la especie humana.
A quién afecta la artrosis del pulgar
La artrosis del pulgar es más común en mujeres que en hombres y suele iniciarse después de los 40 años de vida. Diversos factores como las fracturas previas o bien otras lesiones en la articulación aumentan el riesgo de desarrollar rizartrosis con el paso del tiempo. Hoy en día el uso del pulgar de manera desmedida con los teléfonos móviles puede provocar que en el futuro la incidencia de la rizartrosis aumente. Esto es debido a que en la actualidad existe nomofobia o adicción al móvil.
Síntomas de la artrosis del pulgar
La artrosis del pulgar dará lugar a molestias, dolores y deformidades en estados más avanzados. Las molestias variarán en función de la actividad de cada persona y puede ir de ligeras limitaciones para manipular objetos hasta impedimentos más importantes y dolor intenso, junto con signos de inflamación de la articulación, como enrojecimiento, edema y calor en la zona inflamada. En función del trabajo de cada persona esta afectación será más o menos limitante. Convivir con una persona mayor nos ayudará a darnos cuenta si tiene este tipo de artrosis.
Al explorar la articulación, se apreciará una dificultad en los movimientos de la articulación, limitándose primero la capacidad de extensión del dedo. Mover la articulación puede ser más o menos doloroso, sobre todo si se fuerzan dichos movimientos.
Con el paso del tiempo la limitación de los movimientos será más marcada y el principal síntoma, mientras que el dolor será más sordo y crónico. Asimismo, en fases avanzadas se suele atrofiar la musculatura de la palma de la mano que queda por debajo del dedo pulgar, la llamada eminencia tenar; esta zona abultada se aplana nivelándose con el resto de la mano. Progresivamente la articulación se va deformando, de manera que el dedo se va luxando con respecto a los huesos de la muñeca, lo cual dificulta más si cabe el manipular objetos, cosa que implica un peor pronóstico pese al tratamiento.
Diagnóstico de la artrosis del pulgar
El diagnóstico se basará inicialmente en la exploración del paciente. En una radiografía simple se pueden apreciar los cambios degenerativos de la articulación trapeciometacarpiana. Se deben descartar siempre otras causas de la afectación, como traumatismos, artritis o enfermedades reumatológicas.
Tratamiento de la artrosis del pulgar
El tratamiento se adaptará en función del grado de evolución de la rizartrosis. Cuando se dé un dolor agudo con signos de inflamación se debe colocar una férula para inmovilizar la articulación y controlar el dolor mediante antiinflamatorios. La aplicación de frío local en las fases agudas o de calor en fases avanzadas para relajar la musculatura puede ser de ayuda.
Hoy en día también se dispone de fármacos modificadores de la enfermedad, que se encargan de proteger el cartílago y así frenar el desgaste de las articulaciones ya dañadas. Otra opción en caso de dolor o inflamación severa pueden ser las infiltraciones de la articulación, en general con corticoides o ácido hialurónico que como os contamos es una sustancia que se puede poner en rellenos de ácido hialurónico para cirugía estética.
La cirugía será una opción si el tratamiento conservador no funciona, el dolor es incapacitante, la función de la mano se ve muy limitada y se ve afectada la calidad de vida y la actividad laboral del paciente. La opción quirúrgica dependerá la edad, el estado general del paciente, su actividad laboral, la presencia de otras deformidades asociadas o la existencia de enfermedades concomitantes.
En caso de aparecer signos de dolor articular e inflamación en la zona del pulgar es importante contactar con el médico. Esto ayudará a prevenir dolencias mayores y caídas provocadas por la soledad en la vejez.