Aprende a entender tus emociones

10 Nov 2016
emociones

Comentamos a continuación algunas falsas creencias sobre el mundo de las emociones, tanto en el contexto sanitario como en otras situaciones que, pese a ser erróneas, continúan instauradas en nuestra sociedad:

Si lloro ¿significa que soy débil?

Culturalmente se le ha dado al llanto una connotación de debilidad. Y ha sido mayormente aplicada a hombres que a mujeres. Darse permiso para llorar permite expresar sentimientos que están dentro, y dándoles salida podemos promover una sensación de alivio y conseguir poner algo de distancia respecto al estímulo (o problema) que lo provoca a fin de ajustar mejor nuestra conducta.

Si controlo mis emociones ¿significa que las reprimo?

Reprimir y controlar son dos cosas distintas. Podemos reprimir o ignorar circunstancialmente alguna emoción, pero si se convierte en un hábito existe el riesgo de ir construyendo un muro para contener esa emoción y genera un gran desgaste para la persona. Controlar las emociones conlleva un proceso de aprendizaje a nivel personal, mediante el que la persona aprende a desarrollar habilidades de inteligencia emocional. Este control emocional pasa, ante todo, por reconocer e identificar la emoción que nos está afectando en ese momento. También por darse cuenta del efecto que tiene esa emoción y los cambios que genera en uno mismo, y por aprender a expresarla de manera socialmente adecuada.

¿Hay emociones que no sirven para nada?

Todas las emociones tienen su función en la vida. Tanto la alegría como el miedo ayudan a la persona a adaptarse a su entorno. Si bien todos queremos sentir y experimentar emociones positivas como la alegría, emociones más desagradables, como el miedo, la rabia o la tristeza nos pueden estar enviando una información importante, por lo que es clave dedicarles su tiempo a escucharlas, identificarlas y gestionarlas.

Si expresas una emoción, ¿ya consigues eliminarla?

Si bien es cierto que reconocer y expresar emociones suele resultar en general beneficioso, esto no significa que esa emoción quede eliminada. En ocasiones se puede rebajar la intensidad inicial, pero en otros casos, puede suceder lo contrario, y la persona puede sentirse abrumada e incluso percibir que ésta aumenta y requerir, por tanto, un trabajo personal de exploración del mundo interior a fin de detectar qué es lo que la provoca y aprender a generar cambios en uno mismo. Lo que sí es cierto es que expresar emociones suele resultar liberador, y que a corto o largo plazo se produce un alivio de la carga que provocaban.

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Andrea Arroyo
Autor/a: Andrea Arroyo
  • Psicóloga con consulta asistencial

  • Profesora-docente colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

  • Investigadora, divulgadora y asistencial

  • Autora del blog https://andreaarroyo.es/

  • Miembro de la Sociedad Española para el estudio de la Obesidad (SEEDO)

Psicóloga sanitaria y dietista-nutricionista clínica. Experta en trastornos de la conducta alimentaria, obesidad y psiconutrición.