Disfrutar del sexo, ¿cómo influye la parte emocional?
La delicada interconexión entre lo psicológico, lo emocional y lo físico en el placer femenino es algo que ha resultado confuso para la ciencia durante años, hasta que los avances en neurociencia han podido demostrar qué es lo que sucede en nuestro cerebro cuando estamos a punto de tener un orgasmo, y lo curioso es que la mujer sólo es capaz de disfrutar del sexo cuando su cerebro alcanza la desconexión.
¿Cómo influyen los aspectos psicológicos en el placer sexual femenino?
En el área genital existen una enorme cantidad de nervios que van enviando información al cerebro acerca de lo que la persona está experimentando. Para ello, estos nervios genitales se comunican con otros más largos que transmiten esa información a la espina dorsal, a la médula espinal y de ahí al cerebro.
Los nervios más importantes en la transferencia nerviosa del orgasmo son:
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Nervio hipogástrico: envía señales desde el útero.
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Nervio pudendo: genera señales nerviosas que surgen en el clítoris.
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Nervio vago: transmite señales desde el cuello del útero, el útero y la vagina.
Cuando el cerebro recibe el bombardeo de información procedente de la zona genital, activa el circuito del placer y dispara el orgasmo. Pero para que esto sea posible, existe un requisito indispensable, que la amígdala, estructura responsable del temor y de la ansiedad, esté desactivada. Esto significa que, para disfrutar del sexo y conseguir un orgasmo, previamente la mujer requiere haber desenchufado la amígdala, dejando de lado las preocupaciones y decisiones que pesan en su mente, e impidiendo que las inquietudes puedan estropear el clímax en el último momento.
¿Cómo influyen las emociones para disfrutar del sexo?
Lo habitual es que el hombre sienta presión en sus testículos (órganos encargados de elaborar las células reproductoras) si no eyacula con cierta periodicidad. Sin embargo, la mujer necesita ser puesta en situación, que haya relajación, se sienta cómoda y segura. Es decir, no sólo precisa que su cerebro se desconecte, sino también que sus emociones no le impidan realizarse sexualmente. Por ello, la mujer difícilmente podrá disfrutar del sexo si está enfadada, y los preámbulos toman un papel importantísimo en la sensación de placer, pues como dicen los terapeutas sexuales, los preliminares son todo aquello que sucede las 24 horas anteriores al sexo.
No obstante, la vivencia sexual responde tanto a motivos culturales, como físicos y psicológicos en ambos sexos, sólo que el peso de unos y otros parecen variar en relación a la estructuración y funcionamiento cerebral.
¿Por qué el orgasmo femenino tarda más en llegar?
Porque requiere de un paso neuronal extra. El clítoris es un pequeño órgano repleto de terminaciones nerviosas que están directamente conectadas con el centro del placer femenino. ¡Solamente en el clítoris hay más de 8.000 terminaciones nerviosas! La sola estimulación de éste dispara la actividad electroquímica y desencadena multitud de sensaciones de forma directa y rápida, produciendo el clímax en tan solo unos minutos. Pero entonces, si la conexión cerebral es tan directa como la acción, ¿por qué a veces nos cuesta tanto llegar al orgasmo? Porque si la estimulación es poco eficaz o las preocupaciones inundan el camino, el impulso no puede llegar a nuestro cerebro y el juego sexual se transforma en un intento constante por desconectar para conectar. Es decir, tiempo invertido en desenchufar la amígdala para que la conexión directa genital-cerebral pueda funcionar de forma eficaz y templar las emociones.
Así, las mujeres necesitan un periodo de tiempo mucho más largo para llegar a la máxima excitación sexual, pues su mayor órgano de placer, antes incluso que el clítoris, es el cerebro, mientras que los hombres en pocos minutos pueden experimentar el orgasmo.
Curiosidades del orgasmo femenino
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Tiene diferentes intensidades: el orgasmo femenino varía en intensidad según el lugar de estímulo. El clítoris, la vagina o el cérvix generan sensaciones distintas en el cerebro.
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Está en todas partes: el clímax involucra más de 30 procesos cerebrales y tiene reacciones en todo el cuerpo. No existe un lugar único donde se produzca tal sensación.
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Es analgésico: durante el orgasmo las mujeres aumentan su umbral del dolor hasta el 107%, una cifra que podría hacer casi insensible un parto natural o la ruptura de un hueso.
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Los besos son su mejor aliado: los besos son indispensables para subir la temperatura y su efectividad es tal que cerca del 20% de las mujeres declaran haber tenido un orgasmo después de una larga sesión de besos sin tocar las áreas genitales.
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Elimina los miedos y la necesidad de control: la actividad que se genera en la amígdala y la corteza orbitofrontal durante el punto más alto de la excitación sexual femenina, desconecta los sentimientos asociados al miedo y el control de impulsos, de ahí que la pérdida de control que describe la mayoría de las mujeres sea tan excitante.
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No se consigue exclusivamente con la penetración: llegar al orgasmo a través de la penetración vaginal es complicado para la mayoría de las mujeres. Solo el 25% que no acompaña la excitación con otro tipo de estimulación logra conseguirlo. Sin embargo, si es acompañada de actividad en el clítoris, la cifra se eleva hasta el 80%.
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Altera la consciencia: no sólo se reduce el dolor o desaparece el miedo y el autocontrol, sino que la consciencia se diluye en un estado integral en el que no existe nada más allá del placer.