Infecciones vaginales

Las infecciones vaginales son un motivo frecuente de consulta, y representan el 20 de las consultas ginecológicas. Hasta un 75% de las mujeres experimentan un episodio de vulvovaginitis sintomática a lo largo de su vida y el 40-50%, al menos, un segundo episodio.
Existen varios tipos de infecciones vaginales:
Vulvovaginitis
La vulvovaginitis es una infección vaginal provocada por la inflamación de la mucosa vaginal y de la piel vulvar, y aunque la vulvovaginitis candidiásica es la más prevalente en Europa, en ocasiones no son de etiología infecciosa, y su origen puede ser irritativo o alérgico. Las manifestaciones clínicas más habituales son eritema, edema inflamatorio de piel y mucosas, flujo vaginal abundante, a veces maloliente, de color y características diferentes según el agente causante. Los síntomas son prurito, ardor, dolor (vulvodinia) y aumento de secreciones.
Infecciones vaginales y microbiota vaginal
Para entender cómo es posible que se den estas alteraciones hay que explicar lo que es la microbiota vaginal. Se define como el conjunto de microorganismos que habitan de manera natural en la vagina. No son patológicos, y lo que hacen es ayudar a mantener el pH vaginal y el equilibrio necesario para la no colonización por organismos patógenos que dan lugar a infecciones. Para evitar el establecimiento de microorganismos indeseables, la vagina tiene concentraciones elevadas de fagocitos, linfocitos y factores solubles como defensinas, lactoferrina, proteínas del sistema complemento e inmunoglobulinas de tipo A.
El cambio de estilo de vida en verano hace que las playas y piscinas se conviertan en algo cotidiano, y la humedad que provocan los bañadores y biquinis entre baño y baño hacen, además de otros factores, que la aparición de infecciones vaginales aumente respecto a otras épocas del año. Otros factores como el aumento de la actividad sexual, hacen que en verano se produzca un aumento "llamativo" de estas infecciones.
La razón por la que la humedad se convierte en un facilitador de infecciones es por la alteración del PH de la vagina, además la aparición de ciertos gérmenes que necesitan de la humedad para poder desarrollarse. A pesar de que la humedad es, por sí misma, un "factor de colaboración" para la aparición de las infecciones, el estado del agua también influye, ya que si están contaminadas se convierten en un "vehículo facilitador".
Candidiasis
La candidiasis es más conocida comúnmente como “hongos”, aparece muy a menudo, siendo la más frecuente dentro de las infecciones vaginales. Se caracteriza por un flujo vaginal amarillento, verdoso o espeso con mal olor y que además se acompaña de ardor, picazón o enrojecimiento de la zona genital. Los hongos, en general se contraen debido al cambio en el PH vaginal y a los problemas que provoca el verano: ropa húmeda, ya sea por el sudor o por el agua de mar o de la piscina. No es una infección de preocupar ya que su tratamiento es sencillo –óvulos o una pomada es lo más habitual-. El problema es que a veces se hacen resistentes, y más en verano cuando la condición de humedad es casi una constante.
Cistitis
La cistitis es una infección de la vejiga. En general, es muy fácil de detectar. Cursa con síntomas como muchas ganas de orinar en todo momento (aunque después apenas salga una gotita), picor extremo cuando se orina, enrojecimiento de la vulva, dolor en las relaciones sexuales, orina turbia y, en casos más extremos, con sangre. El tratamiento con antibiótico será suficiente. Llevar ropa muy ajustada, beber poca agua, mantener la ropa interior mojada mucho tiempo y orinar en sitios poco higiénicos, son algunas de sus causas.
Para prevenir la cistitis y otras infecciones vaginales como la clamidia, ya no sólo en verano sino también el resto del año, hay que tener en cuenta una serie de cuidados:
- Cambiar la ropa interior con frecuencia. Sobre todo, si se tiene mucho flujo, se suda mucho o si se ha estado en la playa o la piscina.
- Evitar los utilizar salvaslips a diario. Provocan irritaciones porque están hechos de celulosa y este tipo de material no deja transpirar bien y hace que haya un grado de humedad constante.
- Lavar la zona íntima adecuadamente. Evitar las duchas vaginales y utilizar un jabón neutro.
- Los probióticos ayudan a repoblar la flora vaginal y actúan como defensa.
- Evitar la depilación integral de la zona genital.
- Intentar ir a aseos limpios.
- Usar siempre ropa interior de algodón, que es tejido que mejor absorbe el sudor.
Dra. Isabel Giménez Blasco – Especialista en Ginecología y Obstetricia- Médico colaborador de Advance Medical