Vaginismo. Bloqueo ante la penetración.
La mujer que padece vaginismo sufre grandes momentos de ansiedad ante la sola idea de penetración de cualquier objeto en vagina. Esto hace que las relaciones sexuales se vivan de una forma casi traumática, la penetración siempre resulta dolorosa y puede llegar a convertirse en una situación fóbica. Tanta ansiedad se puede expresar de forma física en el momento del coito en formas de arqueo de espalda, contracción de los muslos, de la vagina...
¿Hay varios tipos de vaginismo?
El vaginismo se define, por tanto, como la dificultad para la penetración como consecuencia de la contracción espasmódica e involuntaria de los músculos de la vagina. Su prevalencia actual está en un 5%, y se suele ver en las mujeres jóvenes o bien menopáusicas de entre 45 a 55 años.
Podemos hablar de dos tipos de vaginismo:
- Vaginismo primario: sucede cuando la mujer nunca ha conseguido ningún tipo de penetración. Se suele descubrir en adolescentes y mujeres en torno a los 20 años, porque es en esta edad cuando empieza el uso de tampones y cuando suelten iniciarse las primeras relaciones sexuales. Es posible que una mujer tenga vaginismo y no lo sepa, y darse cuenta cuando se produce la primera penetración.
- Vaginismo secundario: sucede cuando una mujer que previamente ha podido tener penetraciones, de repente deja de poder. Puede ser consecuencia de infecciones vaginales, del trauma del parto, de una cirugía ginecológica o por causas psicológicas.
Otra clasificación sería según como se presente el vaginismo:
- En las formas leves puede haber relaciones sexuales satisfactorias, aunque sin penetración. En estas hay posibilidad de inserción de un dedo.
- En las formas moderadas las relaciones son satisfactorias, pero no hay posibilidad de introducción del pene ni de ningún otro objeto, ni siquiera de un dedo.
- En las formas graves hay un rechazo a las relaciones sexuales.
- En las formas muy graves hay un sentimiento de miedo a las relaciones sexuales e incluso se vive como una fobia.
Por qué se produce el vaginismo
Las causas del vaginismo se dividen en:
- Físicas: himen rígido o imperforado, malformaciones uretrales o vaginales, endometriosis, tumores pélvicos, infecciones pélvicas, hemorroides, distensión de ligamentos…
- Psicológicas: trastornos de ansiedad, angustia… favorecidos por múltiples factores sociales, culturales, religiosos, educativos... En este sentido, las mujeres que han sufrido un abuso o un traumatismo sexual están más expuestas a este tipo de patología y si, además, se encuentran en un entorno restrictivo en el que se inculca el sentimiento de culpa por el placer, aún será más habitual que aparezca este trastorno.
Cómo se trata el vaginismo
El tratamiento del vaginismo se basa en afrontar varios ámbitos, entre ellos el físico y el psicológico. A nivel físico hay que desensibilizar mediante la utilización de unos dilatadores o también llamados tallos de Hegar, o con el uso de tampones, que poco a poco se van introduciendo en vagina, haciendo que la mujer se vaya familiarizando con ellos y así pierda el “miedo” a la penetración. También es importante fortalecer el suelo pélvico mediante los ejercicios de Kegel. Por otra parte, el aspecto psicológico deberá ser tratado con la ayuda de un psicólogo especialista en sexología que oriente a la paciente (y a su pareja si es necesario) sobre cómo afrontar esta patología.