Fomento de autocuidado en niños
Enseñar a los niños a ser partícipes y conscientes de que deben cuidarse y fomentar el autocuidado y la autonomía es algo sumamente importante para su felicidad y calidad de vida futura.
Autocuidado ¿qué es?
El autocuidado hace referencia al cuidado y cultivo de uno mismo en el sentido amplio de la palabra, basado en el autoconocimiento y teniendo en cuenta aspectos físicos y emocionales. Son todas las actividades que realizan los individuos para el mantenimiento de su propia vida, salud y bienestar.
Etimológicamente, “auto” viene del griego αὐτο que significa “propio” o “por uno mismo”, y cuidado del latín cogitātus que significa “pensamiento”. El autocuidado es, por tanto, una forma de cuidado a uno mismo.
Todas las personas tenemos la capacidad para cuidarnos y lo aprendemos a lo largo de nuestra vida, principalmente, mediante las relaciones interpersonales. Las prácticas de autocuidado se aprenden en el seno de la familia, la escuela y las amistades.
Las personas desarrollan prácticas de autocuidado que se transforman en hábitos y que contribuyen a su salud y bienestar. Todas estas actividades son actos racionales y voluntarios que repetimos muchas veces y se transforman en rutinas.
Si bien los niños no pueden proporcionarse a sí mismos un autocuidado absoluto, sí que pueden aprender pautas, imitar ejemplos e ir haciendo propias rutinas de autocuidado que les acompañarán toda la vida.
Autocuidado en niños, ¿para qué les sirve?
El autocuidado en el niño supone aprender ciertas conductas que se ponen en práctica sin la supervisión del adulto. Para ello, el autoconocimiento, los espacios de reflexión y escucha, junto con un ambiente seguro son claves para su desarrollo.
Promover el autocuidado en el niño puede favorecer los siguientes aspectos en su desarrollo:
- Mejora del autoconocimiento y la autoestima.
- Fomento de hábitos saludables.
- Desarrollo emocional adecuado.
- Prevención del abuso sexual.
Autocuidado ¿Cómo se puede fomentar en los niños?
Los adultos deben fomentar con sus palabras y conductas que cada niño es único y valioso, que merece ser querido y que es capaz de cuidar de sí mismo. Podemos estimular su cuidado personal con las siguientes estrategias:
- Dar mayor autonomía al niño progresivamente en las tareas relacionadas con el cuidado personal:
- Lavarse las manos antes de comer, cepillarse los dientes o bañarse. En algunas etapas, el adulto debe supervisar al menor para que realice bien las pautas de higiene y vele su por integridad física.
- Enseñarles que su cuerpo es valioso y que sólo ellos pueden tocarlo y cuidarlo.
- Enseñar los nombres correctos de las partes del cuerpo y explicar al niño la mejor manera de cuidarlas.
- Evidenciar la sensación de bienestar que nos genera el autocuidado.
- Disfrutar de las cosas saludables, como dar un paseo o tener una dieta equilibrada.
- Destacar las cosas especiales y únicas que hay en cada niño.
- Educar en una visión de la vida positiva, con agradecimiento y vitalista.
- Ser ejemplo de relaciones afectivas, familiares, y amistosas sanas, con vínculos positivos.
- Ayudar a detectar al niño las señales que nos da el cuerpo y la mente cuando éstas no están bien.
- Tener un ambiente relajado en casa y de confianza que permita el diálogo entre padres e hijos.
- Gozar de los momentos de ocio y descanso como parte de una vida sana.
- Enseñar a elegir los alimentos más saludables a la hora de ir a comprar o en un menú de varias opciones.
- Animar a los niños a hacer cosas que los hagan felices: arte, deporte, música, baile…
- Saber decir “no” cuando es necesario y tener en cuenta que no siempre hemos de agradar a todo el mundo.
- Crecer en valores humanos o morales sólidos ayuda a que el niño se ubique y tenga un marco de referencia claro para tomar decisiones.
Un niño que aprende a cuidar de sí mismo sabrá pedir ayuda cuando lo necesita, ya que será capaz de hacer una correcta evaluación de la situación vital en la que se encuentra, utilizando sus propios recursos y, cuando no son suficientes, buscando ayuda de los demás. Esto es fruto de una buena autoestima, que es la clave para reconocer, no solo todo nuestro potencial, sino también nuestras limitaciones. En conclusión, serán niños que se frustrarán menos y canalizarán mejor los inevitables baches del camino.
Un niño al que se le ha educado en el autocuidado será capaz de evitar situaciones de riesgo para su integridad física o alejarse de personas que puedan hacerle daño.
Fomentar el autocuidado
El modelo de los hijos son los padres y, si queremos hijos que se cuiden, debemos practicar con el ejemplo. Si en nuestras rutinas no tenemos hábitos de autocuidado, estamos transmitiendo a nuestros hijos que es algo no importante para llevar una vida plena.
La anulación de las propias necesidades y ponerse en el último lugar es considerado un signo de una autoestima baja.
Cuidar nuestra salud, comer bien, hacer deporte, tener un espacio de cuidado personal o disfrutar de actividades de ocio es uno de los mensajes más poderosos que podemos dar a nuestros hijos. Disfrutar de la vida, verbalizar los momentos en los que lo pasamos genial, es transmitir emociones positivas que marcarán a fuego el autocuidado físico y emocional de nuestros hijos.
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