Enfermedades que vuelven, ¿qué podemos hacer?
Debido a los hábitos de higiene, conservación de los alimentos, potabilización del agua y las campañas de vacunación muchas enfermedades habían sido controladas. Ahora, a pesar de todos estos avances, parecen haber vuelto y oímos hablar de enfermedades que vuelven como la tosferina, el sarampión o la difteria.
¿Qué son las enfermedades reemergentes o enfermedades que vuelven?
Llamamos enfermedades reemergentes o enfermedades que vuelven a aquellas infecciones conocidas y que se consideraban controladas o casi desaparecidas pero que han vuelto a emerger.
A nivel mundial, la tuberculosis es la enfermedad emergente más preocupante; otras son el dengue, la fiebre amarilla, el cólera y el paludismo. La pobreza, los conflictos y el hacinamiento, así como la carencia de servicios básicos de salud, favorecen su descontrol.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró hace unos años la tuberculosis como una emergencia mundial, debido a su reaparición en países en los que ya estaba controlada, junto con su creciente resistencia a los fármacos.
A pesar de lo alarmante que pueden ser las noticias sobre nuevos brotes de enfermedades infecciosas, si el niño sigue el calendario vacunal, junto con una inmensa mayoría vacunada, se genera una inmunidad individual y de grupo con un alto nivel de protección. De esta manera, ya no se transmite la enfermedad y se protege al resto, aún cuando algunos no estén vacunados.
¿Por qué hay enfermedades que vuelven como la tosferina, sarampión o la tuberculosis?
Podríamos enumerar varios factores que pueden provocar esta situación de enfermedades que vuelven a pesar de que ya estaban controladas en nuestro medio:
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Emigrantes con un nivel socio económico bajo que no presentan una vacunación completa desde su país de origen.
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Los movimientos antivacunas que defienden la no inmunización voluntaria de sus hijos.
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Viajes a zonas donde todavía son prevalentes estas enfermedades como el tifus o la difteria.
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Adaptación al medio de los microorganismos y su resistencia antibiótica. Este factor hace que bacterias que eran fácilmente controladas hace unos años se pueden volver resistentes a los tratamientos de los que disponemos.
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Aparición de nuevos casos o contagios en niños que por su edad no tenían puesta la vacuna o bien en adultos que, a pesar de estar vacunados en el pasado, ya han perdido la inmunidad.
Causas de que todavía existan enfermedades como tuberculosis, tosferina o sarampión
Los movimientos antivacunas y sus consecuencias
Las vacunas han sido el segundo avance médico de la historia, después del lavado de manos, que más vidas humanas ha salvado. Hace unos años han crecido con fuerza grupos de personas en todo el mundo que se niegan a que sus hijos sean vacunados, a pesar del consenso entre especialistas sobre sus beneficios y los bajos riesgos de este procedimiento. Esta situación ha traído como consecuencia que enfermedades prácticamente erradicadas, estén cobrando fuerza de nuevo.
La OMS advirtió que “una de las diez principales amenazas a la salud mundial, nació a partir de una controversia en torno a la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola, conocida como triple vírica”. Fue a partir del año 1998 que un número de personas comenzaron a rechazar la vacunación y empezaron a realizar campañas en contra de la inmunización.
Basándose en principios no ciertos y alarmistas, cada vez tienen más adeptos y esto se traduce en cifras. Por ejemplo, en los Estados Unidos, los casos de sarampión (que había sido prácticamente erradicado) se han elevado a la cifra más alta desde 1992. De hecho, el sarampión experimentó en los últimos años un aumento del 30% a nivel mundial.
¿De qué enfermedades que vuelven hablamos?
Tosferina
Es una infección bacteriana, altamente contagiosa por vía aérea, causada por la Bordetella pertussis. Sus primeros síntomas pueden confundirse con un resfriado: estornudos, mocos, fiebre no muy alta y tos leve. El cuadro progresa y, en un par de semanas, empieza a aparecer una tos muy intensa, espasmódica, que provoca un silbido agudo al final y que puede llegar a provocar el vómito.
La tosferina es contagiada a los niños por adultos que presentan la infección. Si bien para los adultos no es peligrosa, si se infecta un recién nacido o un lactante puede ser muy grave, incluso provocar la muerte.
La existencia de una vacuna eficaz ha salvado muchas vidas. Se administra a los 2, 4 y 11 meses con un refuerzo a los 6 años. Como los menores de dos meses son muy vulnerables, se recomienda vacunar a las embarazadas en la semana 32 para que el bebé nazca protegido.
A medida que el niño crece pierde inmunidad y este es el motivo de que aparezcan caso de tos ferina en adolescentes y adultos.
Paperas
Es una infección vírica que causa la inflamación de las glándulas parótidas, encargadas de producir la saliva, situadas delante y debajo de cada oído.
Se contagia por vía aérea y saliva.
La inflamación de las parótidas es muy dolorosa y se acompaña de fiebre y malestar general. Sus complicaciones más graves son:
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Inflamación de los testículos (orquitis) en los varones que han llegado a la pubertad, pudiendo ser causa de infertilidad.
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Inflamación del cerebro o meninges: encefalitis o meningitis.
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Inflamación de los ovarios (ovaritis) o de las mamas (mastitis) en las mujeres que han llegado a la pubertad.
Tenemos una vacuna disponible y es la triple vírica, que protege de las paperas, sarampión y rubéola. La primera dosis es a los 12 meses y la segunda entre los 3 y los 4 años.
Sarampión
En España tenemos al 95% de los niños vacunados y se ha conseguido erradicar el sarampión. Se pone la primera dosis a los 12 meses y entre los 3-4 años, la segunda. El motivo por el cual debemos seguir vacunando es para mantener esta protección en la población y evitar epidemias. La complicación más grave y muy infrecuente del sarampión es la panencefalitis esclerosante subaguda, que causa daño cerebral y discapacidad irreversible pasados unos años tras la infección.
Difteria
Esta enfermedad es muy poco frecuente actualmente gracias a la vacunación. La difteria es una enfermedad muy grave, con afectación y formación de membranas en las vías respiratorias, y puede afectar gravemente a los riñones, al cerebro y al corazón. La vacuna se administra a los 2, 4 y 11 meses de vida, con un refuerzo a los 6 años y en adolescentes.
Tuberculosis
Es una infección bacteriana que afecta a los pulmones y que se contagia a través de las gotas de saliva de personas infectadas. Los niños se contagian porque hay un adulto cerca que padece la enfermedad.
El problema más importante es que en algunos países esta bacteria se ha vuelto resistente a los tratamientos de los que disponemos.
No hay vacuna que asegure la total inmunidad y en España no se administra. Las complicaciones de la tuberculosis pueden ser la meningitis o la afectación osteoarticular.
¿Qué podemos hacer para evitar estas enfermedades que vuelven?
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Mantener al día el calendario de vacunas en toda la población.
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Evitar la automedicación, sobre todo, la administración innecesaria de antibióticos. De esta manera evitaremos las resistencias bacterianas a nivel poblacional.
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Acudir a un centro de atención al viajero en todos los casos en que se planee un viaje a otra latitud o continente, para que puedan asesorarnos sobre las vacunas necesarias y las medidas higiénicas a tomar.
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Tener unas correctas normas de higiene, como el lavado de manos.
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Consumir alimentos preparados en adecuadas condiciones de higiene.
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Acudir al pediatra siempre que nuestro hijo presente síntomas que nos preocupen para que se pueda realizar un buen diagnóstico y se administre un correcto tratamiento.