Impétigo, el ataque de las bacterias
A raíz de la alarma social vivida hace unos meses en diversas guarderías de Cataluña debido a la aparición y diagnóstico de numerosos casos de impétigo, en este artículo te explicamos un poco más acerca de esta afección de la piel causada por bacterias.
Qué es el impétigo
Es una infección cutánea superficial común, que puede estar causada por dos tipos de bacterias: el Streptococcus Pyogenes y el Staphylococcus Aureus, solas o ambas a la vez. Son bacterias que habitan en la piel y en la nariz.
La infección puede surgir como:
- Impétigo primario: la infección se origina en roturas menores de continuidad de la piel, en forma de brotes menores. Es más frecuente en niños.
- Impetiginización secundaria: surge sobre enfermedades cutáneas preexistentes (dermatitis atópica, psoriasis vulgar, úlceras por presión…), y puede presentarse a cualquier edad del paciente.
¿Es muy frecuente?
Las infecciones cutáneas bacterianas suponen el diagnóstico más frecuente en la especialidad de Dermatología, y la forma más común de ellas es el impétigo. En nuestro medio, es más frecuente durante los meses de verano. El impétigo es altamente contagioso y se propaga fácilmente por contacto directo (persona-persona). La infección dura entre días y semanas.
Factores favorecedores o predisponentes
La presencia o colonización de S. Aureus o S. Pyogenes en la piel se ve favorecida por:
- Una temperatura ambiental tibia.
- Humedad alta.
- Edad corta del paciente (máxima incidencia de casos entre los 2 y 6 años).
- Toma de tratamiento antibiótico previo.
- Traumatismos cutáneos menores mal cuidados (picaduras de insecto, lesiones de varicela, heridas traumáticas…).
- También favorecen: la higiene deficiente o condiciones de hacinamiento.
- Enfermedades cutáneas previas como dermatitis atópica o escabiasis (sarna).
Tipos de impétigo
- Impétigo no ampolloso/no bulloso: se caracteriza por la presencia en la piel de pequeñas pápulas eritematosas (manchas rojas abultadas o “con relieve”) que rápidamente evolucionan a vesícula (con contenido líquido), las cuales se rompen fácilmente y forman un exudado (secreción) que se seca formando costras amarillentas, muy parecidas a la miel (de ahí que reciban en nombre de “costras melicéricas”).
- Impétigo ampolloso/bulloso (siempre causado por aureus): es el resultado de la acción de una toxina epidermolítica (que daña la piel) liberada por la bacteria. el “impétigo ampolloso” es la variante localizada del denominado ‘síndrome de la piel escaldada’, más extenso y de gravedad mayor. aparecen ampollas superficiales de paredes lisas, con contenido líquido inicialmente transparente y más tarde turbio. la ampolla también se rompe con facilidad dejando una superficie erosiva eritematosa (enrojecida) que se cubre de una costra fina. las lesiones aparecen agrupadas en número de tres a seis, limitadas a una zona (cualquier área corporal, aunque lo más frecuente es que aparezcan en zonas expuestas de la cara como alrededor de orificios de la boca o nariz y en las extremidades, como brazos y piernas).
Pocas veces se acompaña de fiebre y los ganglios de la zona a veces aumentan de tamaño. Cura sin dejar cicatrices. En ocasiones pueden ser responsables de la aparición de una glomerulonefritis estreptocócica (enfermedad inflamatoria renal), pero no provocan fiebre reumática.
Diagnóstico
Se basa en la observación del aspecto de las lesiones cutáneas. La confirmación de la infección se realizará mediante la recogida de muestra del contenido líquido de vesículas/ampollas o de la superficie de la lesión, con un escobillón, para su observación al microscopio (tinción de Gram) y su cultivo posterior.
Cabe destacar que, clínicamente, es decir, “a simple vista”, es imposible distinguir el impétigo estafilocócico (más frecuente) del impétigo estreptocócico.
Tratamiento
Se basará en:
- Buena higiene corporal general.
- Uñas siempre bien recortadas.
- Usar ropa limpia y de algodón.
- No se recomienda el uso de antisépticos tópicos cutáneos sobre el impétigo (povidona yodada o ‘Betadine ®’, clorhexidina, etc.)
- Tratamiento antimicrobiano tópico (por ejemplo, en forma de cremas o pomadas) como el ácido fusídico (Fucidine ®) o Mupirocina (Bactroban ®, Plasimine ®), debiéndose aplicar dos o tres veces al día, durante siete a 10 días.
- Tratamiento antibiótico sistémico (por vía oral o intravenoso), cuando:
- Formas con múltiples lesiones o de gran extensión.
- Localizaciones anatómicas difíciles (pliegues cutáneos…).
- Existan enfermedades de base subyacentes (diabetes, dermatitis atópica…).
- Afectan a varios miembros familiares/escolares.
- Cuando hay que tratar portadores nasales de estafilococo deben utilizarse preparados que no contengan propilenglicol (ya que irrita las mucosas).
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