Sangrado nasal, ¿qué debemos hacer?
El sangrado nasal, también conocido como epistaxis, puede ser un fenómeno recurrente, molesto y muy alarmante, tanto para padres como para niños. Aunque su aparición genera preocupación, especialmente en edades tempranas, la mayoría de los episodios son benignos y no requieren intervenciones médicas graves. En general, el sangrado nasal es un proceso autolimitado que suele detenerse por sí solo tras unos minutos. La clave para actuar correctamente radica en conocer los primeros auxilios adecuados.
¿Es muy frecuente el sangrado nasal?
La epistaxis (del griego "que fluye gota a gota") es un problema de salud relativamente frecuente. Un alto porcentaje de niños experimentan al menos un episodio de sangrado nasal en algún momento de su vida.
Estas hemorragias suelen ser más comunes en épocas de clima seco, cuando el aire reduce la humedad nasal y reseca las mucosas, lo que debilita los vasos sanguíneos de la nariz. Asimismo, se presentan durante infecciones respiratorias como el resfriado o la gripe, en cuadros de rinitis alérgica, y en situaciones de cambios bruscos de temperatura, lo que incrementa el riesgo de irritación y lesiones en las cavidades nasales.
Por qué sangra la nariz
La nariz puede sangrar por dos tipos de causas: las locales y las sistémicas.
Las causas locales son más comunes en la infancia y suelen involucrar factores que afectan el tabique nasal o la zona septal, donde se encuentra el plexo de Kiesselbach, una red de vasos sanguíneos muy sensibles. Entre los factores que pueden desencadenar un sangrado nasal están los cambios bruscos de temperatura o humedad, la sequedad nasal, infecciones, la formación de costras en la nariz, la congestión nasal o rinitis causadas por resfriados o alergias. También es frecuente que el sonarse la nariz con fuerza, la presencia de cuerpos extraños o traumatismos, como el rascado nasal, provoquen hemorragias.
Por otro lado, las causas sistémicas están relacionadas con enfermedades que alteran los mecanismos de coagulación sanguínea, como la enfermedad de Von Willebrand o el déficit del factor VIII. Estas condiciones pueden provocar sangrado nasal recurrente. Además, problemas como la plaquetopenia, que es la deficiencia en el recuento de plaquetas, también aumentan el riesgo de hemorragias nasales.
Cómo se diagnóstica el sangrado nasal
Generalmente, el diagnóstico se realiza mediante una anamnesis o entrevista médica y una exploración física detallada. Durante la entrevista, el médico indaga sobre la frecuencia de los episodios, la presencia de resfriados o rinitis alérgica, sangrados en otras partes del cuerpo, el uso de medicamentos como anticoagulantes, y antecedentes familiares de enfermedades hematológicas como la anemia, la hemofilia o cualquier trastorno relacionado con la coagulación sanguínea. También se pregunta si el paciente ha experimentado episodios de sangrado nasal recurrente.
En la exploración física, se busca descartar la presencia de cuerpos extraños en la nariz o signos de rinitis seca. Si es necesario, el médico puede solicitar pruebas adicionales como análisis de sangre para verificar el recuento plaquetario, niveles de fibrinógeno, o el tiempo de protrombina (TP). También se puede realizar una radiografía de la cavidad nasal o, en algunos casos, una tomografía para evaluar mejor la estructura nasal y detectar posibles anomalías internas.
Tratamiento del sangrado nasal
En la mayoría de los casos, el sangrado nasal se resuelve de forma espontánea o con primeros auxilios simples. Estos incluyen la colocación de un taponamiento nasal con algodón, posiblemente impregnado en agua oxigenada, y la compresión nasal por 10 minutos (Método de Trotter). Es preferible que el niño permanezca sentado, con la cabeza en posición vertical y ligeramente inclinada hacia delante para evitar tragar sangre, ya que podría provocar mayor incomodidad.
Si el sangrado nasal persiste, en el hospital se puede proceder a la cauterización del vaso sanguíneo afectado usando nitrato de plata o aplicar un neumotaponamiento con materiales hemostáticos, que ayudan a controlar el sangrado. En algunos casos, se pueden usar soluciones impregnadas con vaselina o pomadas antibióticas.
Si el sangrado es difícil de controlar o compromete la salud general del paciente, se debe consultar a un otorrinolaringólogo para una atención más especializada, que puede incluir procedimientos quirúrgicos o el uso de técnicas más avanzadas para detener la hemorragia.
Prevención del sangrado nasal
Para prevenir el sangrado nasal, es importante mantener una adecuada humidificación de la mucosa nasal. Se pueden realizar lavados nasales con suero fisiológico o agua de mar varias veces al día y utilizar humidificadores en el hogar para evitar la sequedad nasal, especialmente en ambientes con calefacción o aire acondicionado, que tienden a resecar el aire. Si la mucosa está seca, se recomiendan pomadas intranasales con vaselina, vitamina A o ácido hialurónico, que ayudan a mantener la hidratación de las fosas nasales. También es útil evitar ambientes polvorientos o con alérgenos que puedan irritar la mucosa.
Si hay sobreinfección, se indicarán pomadas antibióticas. Además, es importante restringir el uso de corticoides tópicos en niños, ya que pueden contribuir a la aparición de epistaxis. En su lugar, es preferible prescribir antihistamínicos orales para controlar los síntomas alérgicos sin afectar la salud nasal.
Preguntas frecuentes sobre el sangrado nasal
¿Cuándo es preocupante el sangrado de la nariz?
El sangrado nasal se vuelve preocupante cuando es recurrente, difícil de controlar o dura más de 20 minutos, incluso tras aplicar primeros auxilios como la compresión nasal. También debe ser motivo de consulta médica si está acompañado de sangrado en otras partes del cuerpo, palidez extrema, o si el paciente presenta síntomas como mareo, debilidad o vómitos de sangre. En estos casos, es importante descartar condiciones más serias como problemas de coagulación sanguínea o trastornos sistémicos.
¿Qué enfermedades producen sangrado nasal?
Varias condiciones pueden producir sangrado nasal. Las causas más comunes son locales, como sequedad nasal, rinitis (alérgica o infecciosa), o traumas leves en la nariz. Sin embargo, existen enfermedades sistémicas que afectan los mecanismos de coagulación y pueden causar hemorragias nasales, como la hemofilia, la enfermedad de Von Willebrand, y la plaquetopenia. Además, la hipertensión arterial mal controlada también puede estar relacionada con episodios de epistaxis, especialmente en adultos mayores.
¿Que te salga sangre de la nariz es síntoma de anemia?
No necesariamente. Aunque la anemia puede estar relacionada con sangrados frecuentes, el hecho de que salga sangre de la nariz no es un síntoma directo de esta condición. El sangrado nasal suele estar más vinculado a problemas de sequedad nasal, infecciones, o traumas locales. Sin embargo, en personas con anemia severa o trastornos de coagulación, los episodios de sangrado pueden ser más prolongados o frecuentes, y requerir atención médica.
¿Qué provoca sangrado de nariz en adultos mayores?
En adultos mayores, el sangrado nasal puede estar asociado con la fragilidad de los vasos sanguíneos en la nariz, que se vuelve más común con la edad. Además, factores como el uso prolongado de medicamentos anticoagulantes o aspirina, junto con condiciones como la hipertensión arterial no controlada, aumentan el riesgo de hemorragias nasales. La sequedad del ambiente y el uso de corticoides tópicos también contribuyen a este problema en las personas mayores.
¿Qué vitamina te falta cuando te sale sangre por la nariz?
La falta de vitamina C puede estar relacionada con sangrados nasales frecuentes, ya que esta vitamina es esencial para mantener la salud de los vasos sanguíneos y prevenir su fragilidad. La vitamina K también es clave para una correcta coagulación sanguínea, y su deficiencia podría hacer que los episodios de sangrado nasal sean más frecuentes o difíciles de detener. Sin embargo, una deficiencia vitamínica grave debe ser diagnosticada por un médico.
¿Cuándo acudir al médico por un sangrado de nariz?
Debes acudir al médico si el sangrado nasal es muy frecuente, dura más de 20 minutos, o si aparece tras una lesión importante. También es recomendable buscar atención médica si el sangrado es muy abundante, ocurre en ambas fosas nasales simultáneamente, o si está acompañado de síntomas como mareo, debilidad, o dificultad para respirar. Estos pueden ser indicios de una condición más seria que requiere evaluación médica.
¿Qué especialista debo ver si me sangra la nariz?
Si los episodios de sangrado nasal son frecuentes o difíciles de controlar, lo ideal es consultar a un otorrinolaringólogo (especialista en oído, nariz y garganta). Este especialista podrá determinar si la causa es local, como una rinitis o sequedad nasal, o si existe una condición más compleja que afecta los vasos sanguíneos o la coagulación.
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