Sedentarismo en la infancia

Hace muchas décadas que nos preocupa el sedentarismo en todo el mundo. En los adultos, la inactividad física se relaciona con mayor riesgo de enfermedades metabólicas y crónicas. Los hijos adolescentes de padres sedentarios serán, si no hay nada que motive un cambio de hábitos, adultos sedentarios.
La actividad física en la adolescencia
La actividad física es recomendable a todas las edades ya que mejora la salud física y emocional, nos ayuda a controlar el peso y es protectora contra las enfermedades cardiovasculares. Entre los más jóvenes, la actividad física además fomenta un crecimiento y desarrollo óptimos tanto a nivel físico como cognitivo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre los 5 y 17 años se debería realizar alguna actividad física diaria de intensidad moderada a vigorosa de al menos una hora de duración.
En nuestro país, y según el estudio ANIBES, un 55% de los niños y adolescentes españoles entre 9 y 17 años no cumple las recomendaciones internacionales de la OMS de actividad física.
Las actividades sedentarias delante de las pantallas, las escuelas que no priman actividades físicas diarias entre su alumnado y en horario escolar obligatorio nos pasan factura.
En muchos países de nuestro entorno el 60% de los niños entre 11 y 15 años ve la televisión más de dos horas al día, según los datos del estudio HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence). A esto se deben añadir las horas delante de las pantallas durante el fin de semana.
En este contexto, la ausencia de televisión en las habitaciones de los adolescentes se ha identificado como un efecto protector y quizás lo deberíamos tener en cuenta.
Recomendaciones de la OMS
La OMS se ha mostrado preocupada con el tema. Para mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea de niños y adolescentes se recomienda que:
- Los niños y jóvenes de 5 a 17 años inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
- La actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud.
- La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.
La actividad física en la adolescencia tiene múltiples beneficios
El ejercicio nos mantiene sanos. En concreto, ayuda a mejorar el funcionamiento del sistema muscular y cardiorrespiratorio; la salud ósea y funcional. En los adultos, además, es protector de cardiopatías coronarias, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, diabetes, cáncer y depresión y en el adulto mayor tiene un beneficio en disminuir el riesgo de caídas y fracturas de cadera o columna. Cualquier movimiento corporal es considerado actividad física, no sólo los deportes o duros entrenamientos en gimnasios. Por ejemplo, jugar al aire libre, caminar o bailar.
Los adolescentes se ven beneficiados por la práctica de actividad física en los estos aspectos:
- Desarrollo adecuado del aparato locomotor: huesos, músculos y articulaciones.
- Fortalecer el sistema cardiovascular y respiratorio.
- Desarrollo psicomotor y mayor control del sistema neuromuscular (coordinación y control de los movimientos).
- Es una excelente ayuda para mantener un peso corporal saludable.
- Mejor manejo de emociones, ansiedad y estrés. Puede ser un factor protector contra la depresión.
- Favorece el desarrollo social, fomenta la autoconfianza, las relaciones sociales y la integración con otros compañeros.
Consecuencias del sedentarismo en la adolescencia
El sedentarismo en la infancia y la adolescencia repercute en los niños y, a su vez, estos efectos negativos se prolongan hasta la vida adulta.
En el caso de las chicas, es más probable que las niñas no realicen actividades deportivas en su tiempo libre, en comparación con los niños, según algunas de las encuestas publicadas en nuestro país.
La influencia de los padres
El mejor ejemplo para que un adolescente practique actividad física y la integre como parte de sus hábitos de vida son sus padres.
Los jóvenes perciben a sus progenitores como agentes educativos con gran influencia en su estilo de vida. Si los padres son sedentarios, es muy posible que sus hijos también lo sean.
Es esta línea la Universidad de la Rioja ha realizado un interesante estudio que demuestra que los hábitos y educación de los padres repercuten en la actividad física de sus hijos adolescentes. Los resultados muestran que las probabilidades de que los jóvenes no practiquen ejercicio se cuadruplican si los padres son sedentarios. Eso favorece que los niños y adolescentes no practiquen los niveles de actividad física recomendados. En cambio, cuando los adultos le dan mucha importancia al ejercicio físico, el sedentarismo de sus hijos se ve minimizado.
Artículo de Esther Martínez García
Pediatra
Pediatra, experto en acupuntura por la Harvard Medical School (EE. UU.) Y profesor de la M.S. en Acupuntura de la Universidad de Barcelona (España) - Consultora de Advanced Medical.
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